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dimecres, 6 d’abril del 2011

Últimos días en Nepal.

Tras la aventura del autobús, decidí instalarme en Katmandú, en un hotel que estuviera bien, ya que lo necesitaba para compensar un poco los lúgubres lugares donde había dormido (excepto en Chitwan, que estuvo bien). Encontré uno con wi-fi en la habitación, agua caliente 24 h. y TV vía satélite. El precio inicial, 16 $. Luego me lo bajó la chica a 12 y como le dije que mi intención era pasar una semana, lo podíamos dejar en 10 $... Así que por unos 7 € estoy en un lugar muy a gusto, cerca del centro y muy cómodo, que era lo que quería. Y he pagado 4 € por auténticas bazofias de habitaciones.
En estos días estoy muy tranquilo. Me dedico a pasear por Thamel y el centro de Katmandú, a visitar restaurantes internacionales (nepalíes, tibetanos, coreanos, italianos…), tomar deliciosos tés o cafés en una terraza con wi-fi, leer o hacer alguna visita que aún me faltaba. Ayer, por ejemplo, visité Patán: su centro histórico es precioso, el más bello conjunto de edificios de arte newarí combinado con algunos aspectos de sikkharas hindúes. ¡¡Precioso!!. Os adjunto una foto.

Para entrar en estos recintos te hacen pagar entrada. Es como si en el barrio gótico de BCN pusieran taquillas en las ramblas, portal de l’àngel o via laietana para que los turistas paguen… Pero, claro, siempre hay algún callejón o algún turista que se escapan, pues la circulación de personas es constante. Y yo, ayer, vi un callejón que daba al conjunto histórico y por el que no tenía que pagar. Más listo que nadie, ahí entré… Total, me dispuse a hacer fotos, admirado, contemplando las ventanas talladas en madera negra, los dinteles, las figuras simbólicas de los templos, el rojizo del ladrillo… ahí estaba yo, inocente, al lado de 4 policías y una ayudante. La ayudante me miró y ya supe lo que pasaría. Se me acercó y me preguntó por el ticket. “¿Qué ticket?”, pregunté yo, haciéndome el tonto. Total, que me explicó que era necesario y que tenía que comprarlo. Pues me acompañaron ella y una policía al puesto de compra de tickets. Una sensación extraña, como si hubiera delinquido, jejeje. Después nos cruzamos varias veces por la plaza y la chica no hacía más que sonreírme… (fin de este tema, ¿ok?, jejjejeje).
Por la noche me encontré, de nuevo, con Phadra, la chica californiana. Estaba con su amigo inglés, con el que iba a hacer un trekking. Estuve un rato hablando con ellos y el tío es de… Londres… y seguidor del… Tottenham… Me dijo que vería el partido en algún bar o pub de por aquí. Ja… ¡¡a las 23.30 está todo cerrado!!, le dije. Y como yo tengo buen corazón, o para darle un poco de envidia, no sé, le comenté que yo había visto por satélite el partido del Barça de liga y que podría ver los de la Champions. ¿Desenlace?. Esta noche viene el inglés a mi habitación a ver el Madrid-Tottenham de Champions… Una vez más, no me hagáis comentarios porque el inglés es un trozo de armario y como se me ponga a gritar en la habitación a ver cómo lo saco de allí!!!.
Ah, anoche volví a coincidir con ellos. Resulta que el tío lleva 6 meses viajando: 5 en India, uno en Thailandia y ahora Nepal. Es diving master de submarinismo y me dijo que, ni de coña, bucee en Thailandia, que hay mejores sitios. Genial… apuntados sus consejos.
Total: 3 noches seguidas con una americana y un inglés. Más clases gratuitas de conversación. En una academia valen una pasta, así que esto debería contarse en el “haber” del viaje y no en el “debe”, ¿no?.
Pasé por la agencia que organiza el Tour por el Tíbet. En teoría salía el próximo sábado hacia Tíbet, pero el de la agencia me dijo que estaba en el aire, que no estaba claro, que el gobierno chino postpone una semana más conceder permisos de entrada a turistas extranjeros. Valorando la situación, que una semana en Tíbet se va a los 500 €, que “perder” una semana más aquí me restaría días de otros sitios que me apetecen mucho, poder deshacerme de ropa de invierno que he traído, saco de dormir, etc. (que enviaré por alguna empresa de mensajería internacional a casa), pues he decidido irme hacia Singapur. Estaré dos días y medio allí, para luego coger otro vuelo hacia Bali y realizar el viaje exactamente como lo había planeado al principio, con el cambio, obligado, de Nepal por Japón. Así, el 12/04 llego a Singapur y el 15 a Bali. ¡¡¡Genial!!!
Ya han pasado 3 semanas. ¡¡Tres semanas!! ¡¡21 días!!. Uffff… ¡¡el tiempo vuela!!. ¿Quién lo diría?. Crees que lo puedes retener, asir, mecer a tu lado, pero de ninguna manera. Se te escapa por entre los dedos, cual arena de playa, imposible de atrapar. Y así, pasan los días, uno tras otro y lo que ayer era mañana, mañana ya es pasado. Así, uno tras otro, han ido cayendo estos primeros 21 días de viaje.
No os negaré que llegar a Katmandú, el primer día, una ciudad de 13 millones de habitantes, desordenada, caótica, contaminada, ruidosa y pegajosa, fue un poco chocante, especialmente por llegar sólo. Nadie te espera. Nadie te acompaña. Bueno, llegué al aeropuerto con María y tomé un taxi con aquel brasileño. Pero nada más.
Los primeros días fueron duros. Muy duros. Nadie a quien decir “buenos días”, “buenas noches”, “¿qué te apetece cenar?”. Nadie con quien compartir un mantel, una cerveza, una coca-cola o un vaso de agua. Tú. Sólo tú. La sensación de ir a cenar sólo fue extraña las dos primeras noches (el desayuno suele ser en el hostel/hotel/guest house y la comida, algo rápido, un tentempié, vaya). Todos hemos comido alguna vez solos por ahí, pero hacerlo cuando viajas sólo, tan lejos de tu casa y de tu gente, confiere un punto de profundidad a ese hecho. Conforme pasan los días, la sensación se atenúa y hasta te acostumbras. De todos modos, algunas noches he cenado acompañado y eso se agradece. Y mucho. Esta noche igual ceno con tres chicas argentinas que están en el mismo hotel que yo.
Como el viaje parece que será largo, no suelo madrugar, excepto si hay algún motivo muy justificado, pero si es para ver la ciudad, no madrugo. El desayuno suele ser bueno: tostadas, té, una tortilla o huevos fritos y unas patatas asadas. Sales con la guía y la mochila de las visitas (la pequeña) y a visitar lo que has previsto para ese día, que te lo miraste el día anterior, vamos. Visitas, fotos, hablas con algún turista, la gente local te saluda… y a media tarde, vuelves al hotel. Una ducha, quizás descansas un rato y a eso de las 19 h. sales a cenar (los horarios son un poco más temprano que en BCN). Y cuando has cenado, si estás sólo, pues sobre las 20.30 ó las 21 h. estás de vuelta en el hotel.
En esas horas aprovecho para hacer el “trabajo más administrativo”: pongo al día la libreta de gastos, detallando todos los del día y que luego transcribo a una hoja Excel que me creé donde apunto esos gastos según conceptos y me hace la conversión a euros, totales por conceptos, media diaria, etc. (soy muy ordenado, ya sabéis); leo un poco de las visitas del día siguiente;  descargo las fotos del día al netbook y las reviso, las depuro o las elimino; si tengo algo en la cabeza para el blog, me pongo a escribir en un documento Word que luego con un “copiar-pegar” lo subo (si tengo conexión wi-fi) o lo meto en un pendrive y lo subo desde un cyber-café; Y si aún sobra tiempo, quizás leo un rato de “Los miserables” de Víctor Hugo o me pongo alguna película de las casi 140 que llevo en el netbook (Jordi, qué gran idea esto del portátil pequeño… de gran compañía y ayuda!!. Gracias, nen!!)… o me pongo algún programa de los especialistas secundarios, música…
Cuando puedo, conecto a internet, lo que varía mucho de unas ciudades a otras. En muchísimos sitios hay wi-fi, así que te tomas el desayuno, la cena o un té a media tarde, pides la clave wi-fi y mientras consumes, consultas: el correo, tu cuenta bancaria, noticias generales, noticias deportivas, el facebook…  En otras ciudades, el wi-fi no lo conocen, hay pocos cybers y la conexión va a pedales… uffffffffff, puede ser desesperante, ¡¡os lo juro!!.
Y así van transcurriendo los días. Uno detrás de otro. En un suceder continuo, sin descanso, sin tregua, sin vuelta atrás. Hoy estoy aquí, mañana estaré en otro sitio. Intento, eso sí, estar al menos dos noches en cada hotel, porque acarrear la mochila, buscar alojamiento, deshacer mochila, dormir, hacer mochila e irse es un desgaste considerable de energía. Cuando son 20-25 días de viaje, hay que hacerlo porque quieres ver muchas cosas en ese espacio concreto de tiempo, pero yo voy a estar varios meses, así que la prudencia obliga a tomárselo con calma.
Pues sí, ya han pasado 21 días… guau… He hablado con mi familia un par de veces por skype. Mi madre no hace más que decirme: “¡¡lo que tienes que hacer es volver ya!!”. Supongo que a medida que pasen los días se incrementará su tranquilidad y aumentará la añoranza… De la dureza y la incertidumbre de los primeros días, se pasa a un estado de confianza y seguridad. Si bien al principio no sabes cómo resolverás según qué temas, cómo te desenvolverás en según qué situaciones, etc…  ahora ya puedo afirmar que eso quedó atrás. Estoy tranquilo y seguro. Todo está saliendo bien. Me muevo con soltura, sin prisas pero con firmeza y decisión. Sé que cualquier imprevisto se podrá resolver, seré capaz de resolverlo. Ya no me preocupa cenar sólo o acompañado. No me preocupa si me pierdo o no en una ciudad (que no suele pasar). No me preocupa tener la sensación de que te están intentando timar, pues es su forma de ganarse la vida. No me preocupa si llevo la ropa limpia o sucia (intento llevarla limpia, peeeeeeeeeeeroooo… no siempre se puede, amig@s). No me preocupo de la hora. Me dejo llevar, me fundo con el paisaje, disfruto paseando, recibiendo sonrisas cordiales, desembarazándome de los taxistas y guías pesados… me dejo llevar y paladeo la sensación de libertad: todo depende de ti, todo lo que tú decidas será responsabilidad tuya. Y ahí seguimos, decidiendo cada día, sin horarios, miradas desaprobadoras o desafiantes, malas caras, rutinas, agobios, estrés… esto es otra cosa. Es incertidumbre, cambio, movimiento, adaptación, decisión, novedad, sorpresa, decepción, lluvia, sol, nubes, niños, sonrisas, colores, sabores, olores, suciedad, incomodidad, planes, pensamiento, acción… Es… libertad. Es… vivir. Es… cumplir un sueño. Es… sentirse vivo. Es… descubrir lo amplio que es el mundo y lo limitada que tenemos la visión cegados en nuestros horarios diarios, nuestras obligaciones y nuestros compromisos. Es… respirar. Es… echar de menos a quienes quieres. Es… poner a prueba sentimientos. Es… una dicotomía en querer seguir el viaje y deseo de que llegue el día de tu vuelta para reencontrarte con tu familia, con tus amigos... Es… Es… Es… Bueno, para cada persona sería una cosa diferente, seguro. Como reza una frase, no recuerdo el autor, “la distancia es la piedra de toque de los verdaderos afectos”. Pues eso, que la distancia entre personas no son los kilómetros físicos entre ellas, sino el afecto, el vínculo, el cariño, el amor…
Para mí este viaje es todo eso. Y mucho más. Es, ante todo y sobre todo, un sueño disfrazado de un reto al que decidí enfrentarme y al que estoy venciendo, como no podía ser de otra manera.
Queda menos para la vuelta… pero queda mucho camino por delante.
Un abrazo.
Os quiere… Sergio.

4 comentaris:

  1. Gran Sergio!

    La sensació d'estar sol ben lluny de casa mai l'he experimentat i crec que l'has explicat molt bé.

    És un plaer llegir-te. Segueix gaudint.

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  2. Hola Sergio!

    Podrías dedicarte a viajar por el mundo y contárnoslo, je, je, con lo bien que lo haces te deberíamos pagar por ello!!!

    Si, vuelve a Barcelona, pero no tengas prisa, por favor, y sigue deleitándonos con tus escritos...!!

    Soy Susana (la de Crit ;-)

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  3. Sergio!!!
    Vaya aventuras, qué gusto leer tu diario... sigue practicando y aprovechando el English pitinglish!!
    disfruta de esta maravilla de viaje!
    un abrazo! :) take care!
    Carol

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  4. MARC: gràcies, noi!. A veure si ens posem d'acord a la tornada (de debó) i ens veiem la people d'english, no?. Perquè Lia i jo sempre hi anem!!.
    SUSANA: No des ideas que me pongo a cobrar la "entrada" al blog y me forro, eh?. Jeje.
    CAROL: My english is being improved a lot!! Believe me!. Sí, estoy disfrutando mucho, pero esto es sólo el comienzo. Besos!

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