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dimarts, 28 de setembre del 2021

Mapa del viaje por los Balcanes Occidentales

 Barcelona, 28 de Septiembre de 2021


Han pasado ya varios días desde mi vuelta y ya está el álbum de fotos del viaje por Croacia, Montenegro y Bosnia-Herzegovina.

Faltaban los mapas del viaje, que aquí van.

El recorrido por Croacia: Rovinj, Porec, Pula, Lagos de Plitvice, Zadar, Sibenik, Trogir, Split, Dubrovnik



El recorrido por Montenegro y Bosnia-Herzegovina: Herceg Novi, Kotor, Budva, Mostar, Sarajevo.


El recorrido total: Croacia, Montenegro y Bosnia-Herzegovina:



Hasta el próximo viaje!!


dilluns, 20 de setembre del 2021

El pasado (siniestro) de Sarajevo.

 Barcelona, 19 de Septiembre de 2021.


El camino de Mostar a Sarajevo no es muy largo, pero acaba siendo, digamos, "interesante": la carretera de asfalto irregular, puertos de montaña, túneles en obras y con poca o ninguna iluminación, líneas continuas decorativas, lluvia... Más tarde descubriría que, salvo algunas autopistas que están a medio construir, esta es la tónica general de las carreteras en Bosnia-Herzegovina.

Resumiendo, en los últimos 107 años, en esta ciudad han pasado 3 cosas destacables que han tenido efectos más allá de sus límites: 

· En Junio de 1914, en uno de los puentes cercanos al Ayuntamiento, fue asesinado el archiduque Francisco Fernando de Austria junto a su esposa. Esto desencadenó la primera Guerra Mundial.

· En 1984, tuvieron lugar aquí unos JJOO de invierno en la extinta Yugoslavia.

· De Abril del 92 a Febrero del 96, la ciudad estuvo sitiada, mientras la Comunidad Internacional no intervenía. De resultas, murieron unos 12.000 civiles. 

https://es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Sarajevo 

A nivel de país, Bosnia-Herzegovina, no se puede olvidar el genocidio de Srebenica, en Julio del '95. Serbios y serbo-bosnios, asesinaron a más de 8.000 bosnio-musulmanes, ante la inacción de OTAN, ONU y su puta madre.

Y de estos últimos acontecimientos, como podéis comprobar, hace no tanto. Un guiño, apenas. 

Llego al mediodía a la ciudad y tras ducharme y descansar un poco, me dirijo al centro de la ciudad. Comienza a chispear. Es un día gris. Y decido que voy a visitar las dos exposiciones más crudas, duras, las del genocidio de Srebenica a la Galerija 11/07/95 y luego a la de los "Crímenes contra la Humanidad", donde se relatan ambos acontecimientos. Ambas ponen los pelos de punta y es imposible no empatizar ante el dolor, el sufrimiento, el desespero, la pérdida. Es imposible no notar correr una lágrima por tu mejilla cuando estás escuchando el testimonio de una madre, y otra, y otra, y otra, que describen la última imagen que tienen de su hijo, de su marido, de su hermano... aquel último contacto, aquellas últimas palabras susurradas, aquella mirada que acabó siendo de despedida. Ufff, muy duro.
Acabas tocado tras ambas visitas, pero venir aquí y no sentir eso sería como ir a un Restaurante con estrellas Michelín y pedirse brócoli: absurdo.

Imagen de la Galerija, sobre Srebenica.

El segundo día, amanece igual, con lluvia intermitente. Desayuno y me dirijo al Ayuntamiento, a realizar una visita a un edificio cargado de historia. Recorro el margen del río y llego al punto donde fue asesinado Francisco Fernando de Austria, junto al Puente Latino. Recorro iglesias, mezquitas, edificios austricistas, bazares, la época otomana. Te cruzas con personas de toda índole, raza, religión. De hecho, en el centro de Sarajevo hay una inscripción en el suelo que dice "Sarajevo, encuentro de culturas".

El Ayuntamiento de Sarajevo

En un centro de estudio con una mezquita preciosa de piedra, me pongo a hacer fotos. Un hombre, con su mujer, me dice que parezco profesional y que si le puedo hacer una foto con su teléfono junto a su mujer. "Sí, claro!". Se la hago, sigo haciendo fotos y rodeo la mezquita con otros ángulos, otras iluminaciones, otros enfoques. Y mientras lo hago, no dejo de pensar: "a esta pareja la he visto en otro sitio". Al rodear del todo la mezquita, veo que el hombre me hace señas de manera ostensible para que me acerque y me dice que me siente con ellos, que me invitan a un té. Y me dicen que si nos hemos visto en otro sitio... efectivamente!! Haciendo memoria, creemos que fue en Split, junto al Templo de Diocleciano, que también les hice una foto con su móvil. Estamos media hora hablando de nuestros viajes (ellos son de Alemania, musulmanes, y visitarán Croacia, Bosnia, Montenegro, Albania, algo de Grecia y Turquía), de la sociedad actual, de la economía, del COVID, etc. 

Son esos regalos que uno agradece al dejarse sorprender por esta manera de viajar. 

Continuo la visita, me meto por callejones, bares de narguiles, la calle de los orfebres del cobre, siluetas que se recortan en el cielo nublado, disfruto de Sarajevo, la siento, la descubro y la hago un poquito mía... Antes de que vuelva a llover de manera intensa, vuelvo hacia la Guesthouse, en lo alto de una colina, desde donde vuelvo mi mirada y observo a esta maravillosa ciudad a mis pies.

La calle de los orfebres del cobre.

Al día siguiente, toca la vuelta: casi 2.000 Km. desde aquí a mi añorada Barcelona. 

Resumiendo, en datos, el viaje: 
· 6 países cruzados: Francia, Italia, Eslovenia, Croacia, Montenegro y Bosnia-Herzegovina.

· Los 3 últimos, visitados en parte.

· 812 fotos.

· 4845 kilómetros recorridos en coche.

· 118 kilómetros recorridos a pie.

· 18 días de viaje.

Sin duda, volveré a los Balcanes.
Hasta la próxima aventura...

dimecres, 15 de setembre del 2021

Las cicatrices de Mostar

 Mostar, Herzegovina, Bosnia-Herzegovina, 15 de Septiembre de 2021.


"Las cicatrices de Mostar" es el título de un recorrido a pie que recomiendan en la LP para ver y visitar aquellas cicatrices que pueden pasar desapercibidas en una visita superficial de esta ciudad.

No en vano, su famoso Stari Most fue reconstruido tras bombardearlo los croatas. Y es que la historia, tanto la pasada, como la más reciente, es muy compleja en esta zona de Europa. Así, Yugoslavia como país duró menos de 70 años y  necesitaríamos profundizar mucho para entender la Guerra de los Balcanes de principios de los 90, porque acaban siendo bosnios, croatas, eslovenos, serbios, montenegrinos, cristianos, musulmanes, en un constante baile de alianzas, guerras, ocupaciones, matanzas, invasiones, misiones de paz... Una auténtica tragedia, vamos.

Y en Mostar se palpan esas cicatrices. Aún. Todavía. Quién sabe hasta cuándo. Por toda la ciudad y a pocos metros de la zona más céntrica y turística (prácticamente toda reconstruida) se ven edificios medio en ruinas, donce crece la vegetación, con avisos de peligro de derrumbe. Ventanales sin cristales y con cielo azul al otro lado. Fantasmagóricos. Vigilantes. Amenazantes. Testimonios mudos de la barbarie. Esqueletos de aquello que fue y que dejó de ser.

Edificio en ruinas, Mostar

Todos tenemos cicatrices. La vida nos va dejando huellas, inevitablemente. A veces esas cicatrices son invisibles al ojo humano, pero se manifiestan indirectamente en actitudes, miedos, recelos, complejos.

Pues en la piel de Mostar hay cicatrices visibles a los ojos de cualquiera, pero las emocionales yacen ocultas en el día a día de estas personas que tratan de asumir lo que sucedió hace menos de 30 años aquí, las pérdidas irreparables que sufrieron, al mismo tiempo que recuperan el pulso y la esperanza en un nuevo futuro.

Paseo por la ciudad y veo muchos jóvenes que no vivieron la guerra y que representan la regeneración, la esperanza, nuevas ilusiones y sueños. Ellos conviven con una generación, la de sus padres, marcada por el sonido de la metralla, las bombas, la destrucción, el pánico, la muerte y la desesperación. Seguramente algo similar a la generación de nuestros padres, nacidos en los 40-50 y que se criaron en un entorno post guerra civil. 

Sin darse cuenta, las generaciones que sufrieron tamaña tragedia, seguramente trasladarán sus miedos, sus pesadillas y sus recuerdos a las nuevas generaciones. Es ley de vida, supongo.

Mostar se debate entre la regeneración y la muerte, que poco a poco va alejándose en el tiempo y ayudando a cicatrizar todas aquellas heridas.

              
Stari Most

La ciudad, si bien gran parte reconstruida, es una delicia para ser visitada, con el epicentro en su famoso Stari Most. Seguramente, una vez que pises esta ciudad, dejarás una parte de tu alma aquí.

Mañana, hacia Sarajevo.


PS: también he visitado Blagaj y Pocitelj, en los alrededores de Mostar. Merece la pena pasar una mañana entre ambas, si tienes tiempo.

dimarts, 14 de setembre del 2021

Tres días (y una sorpresa) en Montenegro.

Perast, Montenegro, 14 de Septiembre de 2021.

El viaje entre Dubrovnik y la entrada en Montenegro, recorre algunas carreteras panorámicas preciosas y es totalmente recomendable. Tras pasar los trámites fronterizos (ID card, pasaporte Covid y documentación del coche), me adentro en este país bastante desconocido para mí.

El objetivo es llegar a Kotor, parando en Herceg Novi y Perast por el camino. Si he dicho Herceg Novi es que te has confundido. No he dicho que haya visitado esa ciudad. Lo voy a negar siempre. Ad eternum. Es decir, si pasas por aquí, puedes saltártela. Te harás un favor. Y hasta aquí esta ciudad.

Otra cosa bien diferente es Perast. Esta diminuta población a orillas de la bahía de Kotor, con palacetes centenarios, iglesias de siglos de antigüedad, la bahía bañándola de una manera deliciosa, la subida al campanario de 55 metros que te ofrece unas vistas sorprendentes y refrescantes... todo ello es pura delicia. Paso varias horas arriba y abajo, como junto al lago, el sol cae con fuerza y la bahía atrapa. 


                                      Perast

Después de comer, sigo el camino hacia Kotor. Las 3 poblaciones están a pocos kilómetros las unas de las otras y se hace por una carretera panorámica que va bordeando las orillas de la inmensa bahía, con las bocas envolviéndote, las montañas observándote, el sol reflejándose en las aguas cristalinas. 

Tras algunas vueltas para encontrar y aparcar bien el coche, descanso un rato y salgo a pasear por la ciudad con la cámara y mi trípode. Una ciudad amurallada, con calles empedradas (es la tónica en esta parte de los Balcanes), iglesias y más palacios, con la montaña asomándose guardiana sobre la ciudad a un lado, la bahía susurrante al otro. Y al día siguiente vuelvo a visitarla, ya con la intención de entrar en los edificios históricos que merecen la pena y se hace muy rápido, porque es una ciudad pequeña, la Kotor amurallada. Por la tarde me dirijo a un parque, al otro lado de la carretera, desde donde hay una visión sobrecogedora, que te deja sin aliento del atardecer en aguas de la bahía de Kotor. Magia, pura magia.



Kotor y su bahía

Vuelvo a mirar la previsión meterológica para la costa de Makarska, en Croacia. Mi intención inicial era volver allí viernes y sábado para pasarlos de playa idílica en playa idílica. Mi gozo en un pozo: justo esos dos días, lluvias. Hay que joderse, puto Murphy. Eso me otorga dos días "extras" que miro cómo redistribuir. De momento, al día siguiente decido ir hacia Budva, más al sur. Según la LP: "una Dubrovnik en miniatura". Mira que normalmente suelo hacer mucho caso a estos que escriben en la LP, pero el que escribió esto debería ir a desintoxicación en drogas. Mare de Deu senyor!!! La Stari Grad (ciudad antigua) es diminuta y aunque tiene una iglesia con frescos realmente interesantes, el resto son 4 calles empedradas y poco más, todo amurallado. Pero vaya... del resto de Budva, os diría que es Benidorm pero lleno de rusos/as. Haceos un favor y ni se os ocurra pasar tampoco por esta ciudad. Y con los días que me quedan de viaje y que quiero pasar por Bosnia-Herzegovina, no me da para ir al Cañón del Tara o al PN de Durmitor, alguna aldea que también tiene buena pinta.... me quedo con ganas de ver más en profundidad Montenegro, pero el tiempo da lo que da. Resumiendo, empate a 2: imprescindibles Perast y Kotor. Prohibidísimo visitarlas: Herceg Novi y Budva.

Y de Budva, camino a Mostar. Pero con sorpresa final. Tenía pensado pasar por el Monasterio de Ostrog, en un enclave realmente sorprendente, pero esta mañana no me desperté muy fino y no estaba para conducir por montaña y cientos de curvas. Así que opté por el otro camino, bordeando nuevamente la bahía de Kotor. De paso, la sorpresa... Ayer en Instagram, vi que mi amiga Doris decía que llegaba a Perast, por trabajo. Aluciné, obvio, porque yo estaba al lado. Tras contactar vía whatsapp, me confirma que está en Perast y quedamos que pasaría a verla un momento, en mi camino a Mostar. Dicho y hecho. Apenas nos podemos ver 15 minutos, pero un regalo volver a verla. Viajamos por la India juntos allá por el año 2009, aunque hubo ciertas diferencias en aquel viaje, no hay que negarlo... pero como persona, siempre ha sido una mujer espectacular. Haciendo memoria, la última vez que nos vimos fue en Londres, en Enero 2013, cuando yo estaba por allí buscando trabajo. Ella, tras trabajar en una farmacéutica, ahora está en una importante cadena hotelera y hoy nos hemos vuelto a encontrar aquí, donde ella ha venido por trabajo. Qué coincidencias tan sorprendentes tiene la vida, a veces.

El camino a Mostar, de más de tres horas y media, se hace entrando en la República Sprska, que forma parte de Bosnia-Herzegovina, y luego por Herzegovina, subiendo puertos de montaña, descendiendo por otras carreteras, pueblecitos, praderas... un paisaje realmente bonito.

Bosnia-Herzegovina me espera. Os seguiré contando.

dissabte, 11 de setembre del 2021

La perla del Adriático: Dubrovnik.

Dubrovnik, Dalmacia, Croacia, 10 de Septiembre de 2021.

Vuelvo a la mañana siguiente ya con la intención de recorrerla concienzudamente, con puntos y objetivos de visita claros. Lo primero que hago es ir hacia el otro lado de la ciudad respecto a donde me alojo, para inspeccionar Banje Beach: si voy bien de tiempo, quiero pasar un rato por la tarde y bañarme en sus aguas cristalinas.

El primer error, grosso, es ponerme justo hoy tejanos. El sol es de justicia y rompo a sudar recorriendo lo alto de sus murallas; y ya que las visito, a lo grande: todo el perímetro bajo un sol de cuidado (los 26€ que pagas hay que amortizarlos, vaya).

                Dubrovnik y sus murallas

Sigo visitando monasterios, palacios, calles emblemáticas, rincones de postal. Es una vorágine de gente arriba y abajo, multitud de turistas. "Y eso aue estamos en Septiembre", pienso. Esto en Julio y Agosto debe ser infernal.

Justo antes de irme, voy al War Limited Photo, una exposición fotográfica sobre la Guerra de los Balcanes, con fotos desgarradoras, sufrimiento humano, sin sentido alguno más allá del nacionalismo exacerbado y el fanatismo religioso. Croatas, bosnios, serbios, macedonios, cristianos, musulmanes... Fotos de Dubrovnik en llamas. Y fotos en color. No hace tanto, inicios años 90. Para reflexionar.

            Banje beach, con Dubrovnik al fondo

Mantener un territorio por la fuerza. O intentarlo, al menos. Sería más fácil, democrático y avanzado un Referendum. Como el que la Dictadura española impide que hagamos en Catalunya, con el uso de la fuerza, la represión, retorcer el Derecho nacional e internacional, vulnerar Derechos Humanos... Así estamos. Y lo que pasó aquí debería hacer reflexionar a muchos, en primer lugar a la UE, que se inhibe de actuar contra un estado miembro que vulnera flagrantemente el Convenio Int. de las Naciones Unidas. La Dictadura. Y si no te gusta leer esto, ya puedes salir del blog. Eres muy libre. 

A primera hora de la tarde doy por concluida la visita. Vuelvo al Hostel a ducharme y ponerme la ropa de baño: Banje Beach me espera. Aunque es un paseo bueno, merece la pena sin lugar a dudas: el mar, cristalino, de azules turquesa, es una delicia, con los bastiones de la ciudad como telón de fondo, va cayendo el sol, me abandono al descanso, el sol me acaricia y certifico que estoy de vacaciones...

Mañana, hacia Montenegro.

dijous, 9 de setembre del 2021

Recorriendo la costa dálmata.

 Split, Dalmacia, Croacia, 8 de Septiembre de 2021.


Tras salir huyendo del Sea Organ de Zadar (es broma!!), recorrí la costa hasta Split, con dos paradas por el camino: Sibenik y Trogir. Esta última no estaba incluida en los planes originales, pero Míriam me la recomendó y me detuve en el camino Zadar-Split. Menudo error hubiera sido saltármela!!

Si haceis el camino entre ambas ciudades y no tenéis excesivas prisas, me parecen dos pequeñas ciudades muy interesantes para visitar en 2-3 horas.

Sibenik oculta completamente su magnífico centro histórico de ciudad medieval. Rodeado de edificios grises, sin interés alguno, puede pasar completamente desapercibida. Pero si te detienes y bajas al corazón histórico de la ciudad, descubres edificios medievales de gran valor histórico, pequeñas callejuelas de piedra intactas, una fortaleza con una panorámica preciosa de la ciudad a orillas del Mar Adriático, edificios con tejas rojizas, casas bajas... una auténtica preciosidad, sin duda. Además, aparcar a las afueras (y evitando así pagar por los parkings del centro) es muy fácil y en menos de 15 minutos llegas al centro histórico. Fue todo un acierto incluirla en el recorrido inicial. Como curiosidad, esta pequeña ciudad es donde nació el mítico Drazen Petrovic.

                                                                         Sibenik

Y de aquí a Trogir, añadida a última hora...

Trogir es la siguiente delicia de este trayecto. La ciudad histórica de Trogir está más definida y separada de la nueva porque se encuentra en una islita unida al continente por un pequeño brazo de tierra y un pequeño puente. Y si Sibenik tiene un casco histórico delicioso, Trogir la supera, sin duda. Además, se nota en la cantidad de turistas que hay, cruceros que llegan a la ciudad, etc. Pasear sin mucho rumbo, perderse por las callejuelas, subir a la torre de la Catedral de San Lorenzo y ver la pequeña ciudad a tus pies, con el reflejo del sol en el Adriático es... un regalo del cielo.

Si pasáis por aquí, no deberíais perderos ninguna de estas dos pequeñas joyas.

 
Trogir

Y, finalmente, llegada a Split. Me alojé en una especie de residencia universitaria, a unos 15 minutos caminando del centro de la ciudad. Otro acierto, además de baratito y habitación doble para mí sólo. 
Split se mueve entre un ritmo controlado y el frenesí de lo que empieza a ser una gran ciudad, con una historia digna de ser revisada. Eso sí, un día es muchísimo más que de sobra como para visitarla. De hecho, visité la ciudad por la mañana, me fuí a la playa un ratito a primera hora de la tarde y volví por la noche a hacer fotos nocturnas con el trípode. Básicamente todo se concentra alrededor del Palacio de Diocleciano y sus calles adyacentes. Resulta curioso pasear entre muros romanos con bares, restaurantes, puestos de recuerdos y heladerías en casi cada rincón. El summum es el mismo Palacio que se convierte en una especie de teatro al aire libre con actuaciones musicales mientras la gente se sienta en los escalones del templo a tomar un mojito. Ay, si Diocleciano levantara la vista!!! Para lo que ha quedado su Palacio!!. Bueno, fuera bromas, estos rincones de Split no os dejarán indiferentes, os lo aseguro.

                                                            Split, Palacio de Diocleciano

De aquí ya tiro hacia Dubrovnik, la auténtica guinda del pastel croata, la perla del Adriático.

Y luego pasaría a Montenegro y Bosnia-Herzegovina.

Step by step.

dilluns, 6 de setembre del 2021

Descanso en Zadar.

 Descanso en Zadar.


Zadar, Dalmacia, Croacia, 6 de Septiembre de 2021.


Después de 4 días frenéticos, por fin tengo un día de dormir dos noches seguidas en el mismo sitio, no tener que conducir, despertarme cuando el cuerpo me lo pida, pausarme... Y esto es en Zadar.

Mucha gente se la salta, en busca de ciudades y entornos más llamativos, pero bien vale la pena pasar ni que sea una tarde entera en su casco antiguo, repleto de restos romanos, iglesias de diferentes periodos, plazas acogedoras, callejuelas empedradas, su atardecer mágico escuchando el Sea Organ y el Greetings to the Sun, del artista croara Nikola Basić. Eso sí, el Sea Organ 10 minutos. A partir del décimoprimero, empiezas a entrar en estado epiléptico.

                                                         Puesta de sol junto al Sea Organ

Paseo tranquilamente, pausado. El sol de justicia, implacable, obliga a ir buscando sombras a cada instante. Me detengo en Narodni trg a tomarme un  Capuccino mientras planeo un poco la visita, qué ver, horarios, etc. Ya os digo que el caso histórico, yendo a toda prisa, en 3 horas estaría visto. Pero yo hoy me paso el día entero. Y con la vista en la puesta de sol en el extremo noroeste, junto al Sea Organ y el Greeting to the Sun.

                                                                       Zadar de noche

Además, la atención en casa, en BCN. Las noticias son desconcertantes. Veremos cómo evolucionan las próximas semanas. Yo sigo en mi viaje, aunque la mirada un poco más empañada. Pero hay que seguir. Siempre. Pese a todo. Contra todo. Con optimismo y vitalidad. Con resiliencia y esperanza. Con equilibrio mental. Seguir y seguir. Quizás varíe ligeramente el recorrido para darme algo más de descanso y playa. Veremos.

Ayer visité Plitvicka Jezera, los Lagos de Plitvice. Si lees esto y tienes intención de visitar estos lagos, que son una maravilla, te diría que en primavera y otoño, deben ser una auténtica pasada. En invierno y finales de verano, aunque hay panorámicas realmente preciosas, puesssss las cascadas van justitas de agua. Incluso la Big Waterfall da lastimita. Supongo que a inicios de Mayo debe ser realmente impresionante.

Hice el recorrido H, de entre 4 y 6 horas de tiempo, unos 9 Km. Combinas recorridos en bus, una gran parte caminando por senderos dentro del bosque o plataformas de madera sobre las cascadas y también cruzas el mayor lago en un pequeño ferry. 

A ver, que si vienes a Croacia, tienes que visitar esto, pero que en según qué épocas pues es como para pensárselo. 

Y ya mañana pasaré por Sibenik y llegaré a Split. De ahí, ya veremos si a Hvar o directamente a Dubrovnik, antes de pasar a Montenegro. Llegan los platos fuertes de Croacia: Split, Dubrovnik, Brela... historia en cada palmo cuadrado y en cada piedra, playas de ensueño, relax, desconexión.

Ánimo con el Septiembre!!

dissabte, 4 de setembre del 2021

Volvemos a la carretera. Primera parada: Istria.

Pula, Istria, Croacia, 4 de Septiembre de 2021.


Cuando yo era niño veía películas futuristas del siglo XXI donde había coches voladores. Menuda estafa!! En el siglo XXI hemos aprendido a lavarnos las manos, aislarnos socialmente y a llevar mascarilla. Por un virus. Un virus!

Si la Humanidad tuviera una única conciencia, este último año y medio hubiera supuesto una auténtica cura de humildad. Pero como somos omnipotentes y omnigilipollas, pues nada, unos cientos de miles de muertos en el mundo y mañana será otro día, que somos 8.000 millones.

Y esto, obviamente, trunca planes. Pero líbreme Dios (ese que no existe y por el que matan algunos talibanes occidentales) de quejarme yo de mis planes truncados. Lo que importa no son esos planes postpuestos, sino todo aquello que fue pero ya no es; todas aquellas personas que estuvieron, pero ya no están; todos aquellos sueños que un día fueron pero se rompieron. Personas que nos dejaron, seres queridos... Y personas que pasan por nuestra vida y te marcan, de un modo u otro. 

Para mí, como para la mayoría, tampoco ha sido fácil y se ha complicado estos últimos meses. Así que, sí, pocas veces digo que "necesito" algo. Pero esta vez, en mi interior sí necesitaba salir, escapar, pensar, bucear en mi yo, estar conmigo mismo de una manera consciente, integrar situaciones, pérdidas y sentimientos, dialogar con mi voz interior, sonreír, observar, llorar y seguir. Seguir. Seguir. Siempre, seguir. Pese a todo y contra todo, seguir. 

Y todo esto en un blog de viajes. Pero viene a colación porque este año y medio ha marcado de manera definitiva mi destino viajero post-pandemia heavy. No quería coger un avión a riesgo de comerme el billete. Tampoco quería cruzar el país vecino para ir a Portugal. Así que, poco a poco, los Balcanes se fueron dibujando en mi horizonte. Y las opciones eran muchas y variadas en estos países. Finalmente, haré algo similar a Croacia, Montenegro y Bosnia-Herzegovina, si me da tiempo.

Además, nuevamente, se combinan 3 pasiones: viajar, conducir y la fotografía. Es mi cuarto Roadtrip: por Europa en 2005; West Coast USA en 2018; Normandía y Bretaña en Francia en 2019.

De momento, estoy en el sur de Istria, península al noroeste de Croacia y colindante con Eslovenia. 

El viaje, de 1.400 Km desde Olot, fue en dos partes: una hasta Niza-Mónaco en 6 horas y al día siguiente desde Mónaco hasta Poreč. Viaje, en general, tranquilo, con algunas paradas, buen tiempo y sin sobresaltos. Como curiosidad: en ninguna frontera terrestre me detuvieron para comprobar el pasaporte COVID, excepto en la esloveno-croata. Me preguntaron por él, le dije que sí y cuando lo estaba sacando, el poli se había dado la vuelta y me dijo que circulara. Vamos, que podía ser la receta de un Omeprazol...

                                                       Atardecer en el puerto de Poreč.

He visitado ya Poreč, Rovinj y Pula, tres pueblecitos de Istria, cada uno con su encanto. El delicioso del todo es Rovinj, con unas calles empedradas y fotogénicas que son una maravilla, aunque cuando llueva puede ser un festival de caídas por resbalones y brazos rotos, vaya... Pula tiene la joya de su anfiteatro romano que está espectacularmente bien conservado. Y de Poreč lo destacable es su preciosa puesta de sol, tornando el cielo rojizo.


                                                                               Rovinj

Anfiteatro de Pula

En los próximos días tengo intención de ir a los Lagos de Plitvice, Zadar, Sibenik, Split, la isla de Hvar y Dubrovnik. Y luego ya pasaría a Montenegro, después a Bosnia-Herzegovina y vuelta a Croacia antes de volver a casa. 

Y, no os lo niego, quiero algo de playa de esas de postal, de Mar Adriático engalanado de aguas azul turquesa, cristalinas, rodeadas de vegetación. Algo parecido a la Costa Brava, sí...

Tengo entre ceja y ceja Punta Rata Beach en Brela. Sería un colofón del viaje a la altura.

Ya os contaré. De momento, esto es todo, estimado/a lector/a.

Un abrazo.