Dubrovnik, Dalmacia, Croacia, 10 de Septiembre de 2021.
Vuelvo a la mañana siguiente ya con la intención de recorrerla concienzudamente, con puntos y objetivos de visita claros. Lo primero que hago es ir hacia el otro lado de la ciudad respecto a donde me alojo, para inspeccionar Banje Beach: si voy bien de tiempo, quiero pasar un rato por la tarde y bañarme en sus aguas cristalinas.
El primer error, grosso, es ponerme justo hoy tejanos. El sol es de justicia y rompo a sudar recorriendo lo alto de sus murallas; y ya que las visito, a lo grande: todo el perímetro bajo un sol de cuidado (los 26€ que pagas hay que amortizarlos, vaya).
Dubrovnik y sus murallasSigo visitando monasterios, palacios, calles emblemáticas, rincones de postal. Es una vorágine de gente arriba y abajo, multitud de turistas. "Y eso aue estamos en Septiembre", pienso. Esto en Julio y Agosto debe ser infernal.
Justo antes de irme, voy al War Limited Photo, una exposición fotográfica sobre la Guerra de los Balcanes, con fotos desgarradoras, sufrimiento humano, sin sentido alguno más allá del nacionalismo exacerbado y el fanatismo religioso. Croatas, bosnios, serbios, macedonios, cristianos, musulmanes... Fotos de Dubrovnik en llamas. Y fotos en color. No hace tanto, inicios años 90. Para reflexionar.
Banje beach, con Dubrovnik al fondoMantener un territorio por la fuerza. O intentarlo, al menos. Sería más fácil, democrático y avanzado un Referendum. Como el que la Dictadura española impide que hagamos en Catalunya, con el uso de la fuerza, la represión, retorcer el Derecho nacional e internacional, vulnerar Derechos Humanos... Así estamos. Y lo que pasó aquí debería hacer reflexionar a muchos, en primer lugar a la UE, que se inhibe de actuar contra un estado miembro que vulnera flagrantemente el Convenio Int. de las Naciones Unidas. La Dictadura. Y si no te gusta leer esto, ya puedes salir del blog. Eres muy libre.
A primera hora de la tarde doy por concluida la visita. Vuelvo al Hostel a ducharme y ponerme la ropa de baño: Banje Beach me espera. Aunque es un paseo bueno, merece la pena sin lugar a dudas: el mar, cristalino, de azules turquesa, es una delicia, con los bastiones de la ciudad como telón de fondo, va cayendo el sol, me abandono al descanso, el sol me acaricia y certifico que estoy de vacaciones...
Mañana, hacia Montenegro.
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