Barcelona, 19 de Septiembre de 2021.
El camino de Mostar a Sarajevo no es muy largo, pero acaba siendo, digamos, "interesante": la carretera de asfalto irregular, puertos de montaña, túneles en obras y con poca o ninguna iluminación, líneas continuas decorativas, lluvia... Más tarde descubriría que, salvo algunas autopistas que están a medio construir, esta es la tónica general de las carreteras en Bosnia-Herzegovina.
Resumiendo, en los últimos 107 años, en esta ciudad han pasado 3 cosas destacables que han tenido efectos más allá de sus límites:
· En Junio de 1914, en uno de los puentes cercanos al Ayuntamiento, fue asesinado el archiduque Francisco Fernando de Austria junto a su esposa. Esto desencadenó la primera Guerra Mundial.
· En 1984, tuvieron lugar aquí unos JJOO de invierno en la extinta Yugoslavia.
· De Abril del 92 a Febrero del 96, la ciudad estuvo sitiada, mientras la Comunidad Internacional no intervenía. De resultas, murieron unos 12.000 civiles.
https://es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Sarajevo
A nivel de país, Bosnia-Herzegovina, no se puede olvidar el genocidio de Srebenica, en Julio del '95. Serbios y serbo-bosnios, asesinaron a más de 8.000 bosnio-musulmanes, ante la inacción de OTAN, ONU y su puta madre.
Y de estos últimos acontecimientos, como podéis comprobar, hace no tanto. Un guiño, apenas.
Llego al mediodía a la ciudad y tras ducharme y descansar un poco, me dirijo al centro de la ciudad. Comienza a chispear. Es un día gris. Y decido que voy a visitar las dos exposiciones más crudas, duras, las del genocidio de Srebenica a la Galerija 11/07/95 y luego a la de los "Crímenes contra la Humanidad", donde se relatan ambos acontecimientos. Ambas ponen los pelos de punta y es imposible no empatizar ante el dolor, el sufrimiento, el desespero, la pérdida. Es imposible no notar correr una lágrima por tu mejilla cuando estás escuchando el testimonio de una madre, y otra, y otra, y otra, que describen la última imagen que tienen de su hijo, de su marido, de su hermano... aquel último contacto, aquellas últimas palabras susurradas, aquella mirada que acabó siendo de despedida. Ufff, muy duro.
Acabas tocado tras ambas visitas, pero venir aquí y no sentir eso sería como ir a un Restaurante con estrellas Michelín y pedirse brócoli: absurdo.
El segundo día, amanece igual, con lluvia intermitente. Desayuno y me dirijo al Ayuntamiento, a realizar una visita a un edificio cargado de historia. Recorro el margen del río y llego al punto donde fue asesinado Francisco Fernando de Austria, junto al Puente Latino. Recorro iglesias, mezquitas, edificios austricistas, bazares, la época otomana. Te cruzas con personas de toda índole, raza, religión. De hecho, en el centro de Sarajevo hay una inscripción en el suelo que dice "Sarajevo, encuentro de culturas".
En un centro de estudio con una mezquita preciosa de piedra, me pongo a hacer fotos. Un hombre, con su mujer, me dice que parezco profesional y que si le puedo hacer una foto con su teléfono junto a su mujer. "Sí, claro!". Se la hago, sigo haciendo fotos y rodeo la mezquita con otros ángulos, otras iluminaciones, otros enfoques. Y mientras lo hago, no dejo de pensar: "a esta pareja la he visto en otro sitio". Al rodear del todo la mezquita, veo que el hombre me hace señas de manera ostensible para que me acerque y me dice que me siente con ellos, que me invitan a un té. Y me dicen que si nos hemos visto en otro sitio... efectivamente!! Haciendo memoria, creemos que fue en Split, junto al Templo de Diocleciano, que también les hice una foto con su móvil. Estamos media hora hablando de nuestros viajes (ellos son de Alemania, musulmanes, y visitarán Croacia, Bosnia, Montenegro, Albania, algo de Grecia y Turquía), de la sociedad actual, de la economía, del COVID, etc.
Son esos regalos que uno agradece al dejarse sorprender por esta manera de viajar.
Continuo la visita, me meto por callejones, bares de narguiles, la calle de los orfebres del cobre, siluetas que se recortan en el cielo nublado, disfruto de Sarajevo, la siento, la descubro y la hago un poquito mía... Antes de que vuelva a llover de manera intensa, vuelvo hacia la Guesthouse, en lo alto de una colina, desde donde vuelvo mi mirada y observo a esta maravillosa ciudad a mis pies.
Al día siguiente, toca la vuelta: casi 2.000 Km. desde aquí a mi añorada Barcelona.
Resumiendo, en datos, el viaje:
· 6 países cruzados: Francia, Italia, Eslovenia, Croacia, Montenegro y Bosnia-Herzegovina.
· Los 3 últimos, visitados en parte.
· 812 fotos.
· 4845 kilómetros recorridos en coche.
· 118 kilómetros recorridos a pie.
· 18 días de viaje.
Sin duda, volveré a los Balcanes.
Hasta la próxima aventura...
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