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dimecres, 27 de juliol del 2011

Viaje e historia se funden en Laos.

Vieng Xhay (Laos), 26 de Julio de 2.011.
Tenía esta entrada pendiente desde hace días, para explicar los días en Luang Prabang, con varios reencuentros, lo que fue la capital de Laos, Vientiane, y el nordeste del país, con Phonsavan y Vieng Xhay. Y lo he ido demorando por diversos motivos. Así que tras tanta demora, mi idea evolucionó hacia un post algo más histórico-socio-cultural, que creo que es necesario ante el desconocimiento más absoluto de este país por parte de los europeos.
Pero situémonos…
 
Tat Kuang Si Waterfalls.
Llegué a Luang Prabang con Jorge y Tatiana. Ellos tenían prisa porque querían entrar a Vietnam en pocos días y estuvieron en la ciudad apenas dos días, por lo que cenamos juntos pero durante el día ellos salían a ver lugares o coger la bicicleta y yo descansaba, tomaba un café en una terracita, revisaba mis fotos… La primera noche, tras ver el atardecer desde un templo en una colina en el centro de L.Prabang, paseamos por el mercado nocturno Hmong (una de las decenas y decenas de etnias que habitan el país). Allí, Tatiana comenzó a hablar con Tiffany y John, una encantadora joven pareja estadounidense, con los que estuvimos cenando. Al día siguiente, tras marcharse Jorge y Tatiana, me los encontré y quedamos para cenar, además de que llegaba también Li, el chino que había conocido en Ayyuthaya (Thailandia). Así que esa noche cenamos Li, John y Tiffany. Al día siguiente, llegaba Robin por la tarde, así que aproveché el día para ir a ver las Pak Ou Caves y las cataratas del pueblo de Tat Kuang Si, realmente preciosas (las cuevas os las podéis ahorrar: no valen mucho y las dos horas remontando el Mekong tampoco son una delicia que digamos) y por la noche cenamos juntos Robin y yo. Un agradable reencuentro tras nuestros días juntos en el norte de Thailandia. Yo también había esperado a que llegara él para ver la ciudad en bicicleta, como hicimos con Ayyuthaya, Sukhothai, Lampang y Chiang Mai (ciudades de Thailandia). Mi último día en Luang Prabang fue de visita al palacio real, una pequeña siesta, un masaje con aceite… En el masaje coincidí con una chica francesa que Robin me había comentado que le había cortado el pelo, bajando el Mekong en slow boat desde Huay Xai (frontera con Thailandia) hasta Luang Prabang. Mi masaje fue espectacular, pero ella no disfrutó tanto. Al salir me la encontré, estuvimos hablando y le dije que iba a cenar con Robin (que había estado visitando otras partes de la ciudad) y que si quería unirse… Así que esa noche cenamos Robin, Fanny y yo.
Calle de Luang Prabang, junto al Mekong.
Finalmente, me marché de Luang Prabang hacia Vientiane. En la guía dice que LP es la ciudad más fotogénica del sudeste asiático. Bueno, bajo mi punto de vista, es una aseveración un tanto presuntuosa. Si bien es cierto que es una ciudad relajada, la ciudad turística por excelencia de Laos (junto a Vang Vieng, luego hablaré de ella), con templos preciosos, fácil de recorrer, con el Mekong y el Nam Khan que la circundan, con un clima agradable, multitud de guest houses y cafés para turistas, etc… aseverar que es la más fotogénica me parece un pelín desproporcionado. Eso sí, yo he pasado ahí seis días realmente tranquilos, bien acompañado, buenas cenas en el mercado nocturno… me ha recordado en muchos aspectos a Chiang Mai (Thailandia).
Lo típico es que quienes están en LP se dirijan hacia Vang Vieng, ciudad meca del turismo y famosa por el tubbing, una práctica que mezcla el rafting, con el paseo en flotador por rápidos, con un poco de alcohol, un mucho de inconsciencia y una dosis de riesgo bajo mi punto de vista del todo innecesaria. Consiste en montarse en un megaflotador, así redondo, del tamaño de una rueda de camión y dejarse llevar río abajo, por entre los rápidos. La cuestión es que no llevas chaleco salvavidas, en muchas partes no hay nadie a ambas riberas del río y, lo que es peor, mucha gente lo hace tras haberse bebido varias cervezas. Consecuencia: varios turistas mueren cada año ahogados. Una manera estúpida de perder la vida, vamos. De hecho, Li me explicó que la semana pasada murió un turista ahogado. Absurdo.
Yo pasé de largo Vang Vieng. No me interesan esas experiencias. Así, me dirigí hacia Vientiane, la capital. Tras buscar más de media hora alojamiento, di con mis huesos en una especie de guest house un tanto destartalada regentada por chinos, con un dormitorio colectivo, donde pasar la noche costaba 35.000 kips, aunque me lo rebajaron a 30.000 kips (unos 3 €), con wi-fi disponible 24 h. No estaba mal, teniendo en cuenta que los precios que había visto en las anteriores guest houses no bajaban de los 9-10 € por noche. Y estaba en relativas buenas condiciones (he dormido en cuchitriles realmente mucho peores).
Li, mi amigo chino, había llegado a Vientiane unas horas antes, pero no pudimos volver a vernos hasta el día siguiente, cuando quedamos para desayunar y ver la ciudad. En su guest house conoció a dos chicas chinas que estaban haciendo un viaje loco, de ir a toda pastilla, dormir un día en una ciudad, verla, coger tren nocturno, volar, otra ciudad en unas horas, coger otro nocturno… una locura, vamos. Total, que fuimos a ver los 3 puntos turísticos de la ciudad, las dos chinas, Li y yo, lo que hicimos en apenas 2 horas y media. Sinceramente, si buscas información sobre Vientiane te diré que si no viajas hacia Thailandia (que está justo al otro lado del Mekong), puedes ahorrártela por completo.
Por cierto, que en Vientiane me encontré nuevamente con Fanny, la chica francesa, con Françoise, la mujer francesa que estuvo con nosotros en Muang Ngoi, con dos chicos españoles con los que hablamos en el mercado nocturno de Luang Prabang… y hasta me crucé con el holandés con el que tuve el incidente desagradable en Nong Khiaw (no hace falta decir que se me quedó mirando para que lo saludase y lo ignoré por completo, pasando de largo).
En el autobús de Vientiane hacia Phonsavan conocí a Lecointre, un francés que comenzó su viaje justo un día antes que yo. Va a viajar un año entero, dando la vuelta al mundo, comenzando por Asia, pasando a Oceanía y luego unos meses por Suramérica y que también está escribiendo un blog (podéis verlo en el enlace a su blog que he dejado a la derecha de la página). Casualidades de la vida, también tiene su entrada para Vietnam el 27 de Julio, así que hemos pasado 4 días juntos.
En Phonsavan conocimos a una pareja húngara, con quienes visitamos la Plain of Jars. Bueno, pues igual que Vientiane, no es nada espectacular para el turista… si no conoces la historia de la región, claro. Y Phonsavan es una ciudad sin muchos alicientes (por no decir ninguno). Pero en la Plain of Jars (llanura de las jarras) se pueden contemplar muchos cráteres de bombas… y es que fue una de las zonas más bombardeadas por USA entre 1.964 y 1.973… (comienza la lección de historia del día).
Cuevas de Vieng Xhay.
Tras la 2ª guerra mundial, USA comenzó a preocuparse por el alzamiento y la creación de nuevos países del bloque comunista (guerra fría) y de ahí vino en parte la guerra de Vietnam y lo que sucedió en Laos. ¿Y qué sucedió en Laos?. Laos era una antigua colonia francesa perteneciente a Indochina, que consiguió su independencia en 1.953. Los años posteriores fueron de luchas internas entre los partidarios del bloque comunista y los contrarios, a cuya cabeza se encontraba, cómo no, metiendo las narices en todos sitios, USA. Las consecuencias del temor americano a un nuevo país comunista en el sudeste asiático comportaron 9 años de intensos bombardeos. Entre 1.964 y 1.973, Laos fue bombardeado con más bombas que todas las que cayeron en toda Europa en la 2ª guerra mundial. Sí, sí… Léelo otra vez: en 9 años cayeron en Laos más bombas que en toda Europa en 6 años. Mientras la población huía, se formó un movimiento de resistencia de ideología comunista, con diversos líderes al mando, desde intelectuales, miembros del ejército y hasta la realeza, que se refugiaron en las cuevas de las montañas del nordeste de Laos, cercanas a la frontera vietnamita y de cuyo país obtenían ayuda, en la ciudad de Vieng Xhay. Durante 9 años estuvieron viviendo en cuevas en las montañas, asediados día sí y día también, por intensos bombardeos de USA. Los relatos son realmente estremecedores: no poder salir durante el día de las cuevas, las dificultades para conseguir comida, vivir en la oscuridad absoluta, muerte de familiares, civiles inocentes… una masacre.
Alrededores de Vieng Xhay.
A Vieng Xhay llegan pocos turistas, apenas unos pocos que normalmente se dirigen hacia Vietnam por la frontera cercana, ignorando la historia de este lugar. Si te tomas un par de días para visitar las cuevas y los alrededores de la ciudad, quedarás impresionado. Las cuevas, sin ser espectaculares, son emocionantes, con el relato de la audioguía de supervivientes, de cómo se organizaban para pasar un día tras otro, de cómo vivían los bombardeos… Vieng Xhay, ciudad de la victoria en idioma Lao, con preciosas montañas de formación calcárea que la rodean, lagos, ritmo pausado, ausencia de turistas y gente amable.
Pero con el fin de los bombardeos y la retirada de USA en 1.973, no se acabó la pesadilla para este país, uno de los más subdesarrollados del mundo. Comenzó, entonces, lo que se denominó “guerra secreta”. ¿Qué es la guerra secreta?. Básicamente, las miles y miles de bombas que no estallaron y que estallan ahora, al ser pisadas o manipuladas por civiles indefensos. Las consecuencias: unas 300 personas mueren cada año al pisar o manipular esas bombas, mientras caminan por la jungla o, peor aún, cultivan sus campos. Y la sociedad laosiana depende del cultivo, pero vive atemorizada ante la posibilidad de cultivar nuevas tierras con bombas sin explotar (UXO, en inglés). Además, quienes no mueren sufren amputaciones, lesiones severas en el sistema nervioso central, etc… Un drama, vamos. Y muchos son niños, que sabiendo el riesgo que corren, intentan recoger chatarra, metales y demás, para venderlo por algunos céntimos de euro y ayudar a sus familias. No son pocos los niños que mueren cada año por estas bombas.
En Phonsavan hay dos centros con exposiciones fotográficas y detalladas de las UXO y los esfuerzos que se realizan para localizar bombas, desactivarlas y hacerlas explotar por el MAG. Se calcula que tardarán más de 20 años en limpiar la mayor parte del país. ¿Os imagináis vivir en un lugar donde puede haber una  bomba en cualquier sitio donde pises?. Tremendo.
Cuando llegué a Laos tuve la sensación de que la gente no era tan amable o abierta como en Thailandia, donde te saludan en cualquier parte. Lo atribuí a un carácter algo más introvertido, como más tímidos, desde mi desconocimiento e ignorancia más absoluta… Tras casi tres semanas y, especialmente, tras haber pasado por Phonsavan y Vieng Xhay, me doy cuenta de que no se debe a un carácter diferente, sino más bien a una historia turbulenta, invasiones, bombardeos incesantes, bombas que siguen explotando, país pobre… Aún así, si te tomas unas molestias de ir a según qué lugares, descubrirás el fondo realmente delicado de esta gente. Si te quedas en el tubbing de Vang Vieng o los lujos de Luang Prabang, podrás decir que has estado en Laos, pero si quieres conocer el país, debes visitar otras zonas, como Phonsavan o, sobre todo, Vieng Xhay. La primera no es nada especial, pero sus exposiciones sobre las UXO son estremecedoras; la segunda es una delicia que te hará comprender de golpe, el pasado trágico de este precioso país, con paisajes espectaculares, ríos caudalosos, jungla, villas desperdigadas, gente desconfiada de inicio pero encantadora… y el carácter se nota especialmente en las personas más mayores, que son más reacias a mostrarse abiertas con el extranjero, pero los jóvenes y niños, quizás aún desconocedores de la trágica historia de sus antepasados, no dudan en regalarte una sonrisa en la que ponen todo su corazón. Y eso, amigos, no tiene precio.
Laos, un país encantador por descubrir. De ti depende.

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