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dissabte, 29 de desembre del 2018

La magia del desierto.

Erg Chebbi, 28 de Diciembre de 2018

Intento alejarme todo lo que puedo de los paquetes turísticos, de las aglomeraciones y de los espectáculos enlatados que poco, o nada, tienen que ver con la esencia del lugar y de su gente.

Y admito que en la experiencia bereber en el pequeño desierto de Erg Chebbi me he quedado a medio camino.

Desperté tranquilamente y, tras desayunar en la mini haima, cogí mi cámara y me adentré en el desierto justo hasta situarme junto a la gran duna. Desde donde estaba unos 35 minutos caminando, subiendo y bajando dunas, alguna de ellas a 4 patas y deslizándome... Hasta que llegué a un punto con unas vistas impresionantes: la gran duna a pocos metros, pequeñas dunas por todos lados y allá, a escasísimos kilómetros, la frontera con Argelia. 


El sol, perpendicular a esa hora, testimonio de mi soledad. Me senté allí arriba, admirándolo todo. La luz solar rebotaba en la finísima arena desértica, bronceando mi piel. Ráfagas de viento rompían los momentos de silencio sobrecogedor. Y me estiré... Simplemente, me estiré allí mismo. Dejé de hacer fotos y de mirar el reloj... Sólo disfrutar de esas sensaciones.

Una hora más tarde volvía a la kasbah, a la entrada del desierto, desde donde saldría nuestra pequeña caravana de dromedarios. Estaba previsto salir sobre las 16 h, pero se retrasó un poco, por lo que estuve hablando con una pareja de Valencia, él, de Mallorca, ella, que han venido en su furgoneta...



Sobre las 17 h subimos a los dromedarios y en algo más de 45 minutos rodeamos la gran duna. Es una sensación curiosa montar en un animal de estos y a menudo piensas que acabarás cayendo... Poco antes de llegar a nuestro campamento semipermanente, nos hacen bajar de los dromedarios para subir a una duna muy alta y ver desde allí la espectacular puesta de sol, mientras la arena tomaba un color rojizo, cobrizo...

La noche fue entretenida. Tras cenar un tajín de verduras buenísimo junto a japonesas, turcos, belgas, irlandeses y franceses, salimos junto a una hoguera donde nuestros tres guías bereberes comenzaron un pequeño recital de canciones tradicionales acompañados de tambores. El crepitar del fuego y el sonido mágico de las canciones bereberes eran un espectáculo... Pero había otro esperándome. 



Equipado con mi frontal, me alejé del campamento unos 70-80 metros, quedándome en medio de la más absoluta oscuridad. Alcé mi vista y ahí estaba. Ahí... Un manto de estrellas imponente, majestuoso, mágico. Casi, casi, casi comparable a aquella noche en Sian Ka'an, México, mientras buscábamos y encontrábamos tortugas gigantes desovar. 

Desde otro campamento cercano se oían más canciones. Yo, embelesado, intentaba retener esa magnífica estampa en mi retina. Preciosa. Y me repetía a mí mismo: "esto no tiene precio, Sergio". Acumulaciones de pequeñas estrellas aquí. Constelaciones allá. Estrellas enormes. Incluso una estrella fugaz... Delicioso.

Emocionado y maravillado, estuve unos 10 ó 15 minutos admirando ese espectáculo antes de volver al campamento y, poco después, meterme en mi haima, porque el frío azotaba ya con fuerza.

La noche era extremadamente fría y despierto sobre las 7:15 h. Poco después, nos reunimos todos junto a una pequeña hoguera al lado de los dromedarios, ya ensillados. Montamos uno a uno y la caravana vuelve... A medio camino, nos detenemos, miramos hacia atrás y observamos cómo aparecen los primeros rayos de sol tras unas montañas cercanas. El cielo se torna naranja, rojizo... Y aparece el sol, majestuoso, imperturbable, señorial, recordándome el amanecer de hace unos meses en la vertiente norte del Gran Cañón del Colorado.

Y así, poco a poco, nacía un nuevo día y el ciclo de regeneración continuaba...

dimecres, 26 de desembre del 2018

Meknés, Volubilis y el camino al desierto...

Merzouga, 26 de Diciembre de 2018

Meknés (o Mequínez en castellano) fue ciudad imperial unos siglos atrás y respira ese aire decadente de lo que un día fue pero ya no es. La ciudad, amurallada en gran parte, alberga una Medina mucho más pequeña pero también mucho más agradable que la locura de Fez.

En el tren Fez-Meknés conocí a Pascal, un francés de Perpignan, con el que charlé un rato. Cuando le dije que estuve en el Visa Pour l'Image de Septiembre en su ciudad, se enorgulleció (si os gusta la fotografía, os lo recomiendo 100%).

Esa misma tarde recorrí todos los puntos de interés de la ciudad (los puntos importantes están muy próximos), incluyendo callejear y perderme por la Medina, alejado de El Hedim y la puerta de Ab Mansour, que es donde se concentran los turistas). Y cuando te alejas, descubres... Y lo que descubrí fue una Medina agradable, de gente amable, rincones de postal, talleres de artesanía, niños corriendo y jugando, ancianos asomados a la calle viendo lo poco que les queda de vida pasar... Seguramente, a nivel arquitectónico o puntos de interés, Meknés está muy lejos de Fez pero, por contra, es más enriquecedora y amable, por lo que puede ser un buen complemento a esta. Además, y sin duda, es una buena base desde la cual visitar la impresionante Volubilis.


El segundo día en Meknés lo empleé en una excursión a la ciudad romana de Volubilis, que es una auténtica joya. Cogiendo el autobús n.15 hacia Mulay Idriss (7 MAD) llegas en poco más de 40 minutos a esta. Y desde ahí, puedes coger un taxi (a negociar) o hacer los casi 5 km que separan a esta de Volubilis. 

Como decía, esta ciudad romana es realmente preciosa, con casas que aún conservan mosaicos y algunos en muy buen estado. Como suele ser costumbre en mí, preferí hacerla por mi cuenta, sin guía, parando, haciendo fotos, observando, admirando, alejándome de los grupos ... Le dediqué unas 3 horas a la visita. El cielo azulado, moteado con algunas nubes, ofrecía un telón de fondo espectacular. La temperatura, agradable... Y sentado en el Capitolio, evoqué aquella escena frente a la Gran Pirámide de Egipto hace ahora un año: estar, sin más;  Respirar calma, admirar belleza antigua, imaginar la vida aquí hace tantos siglos... Y agradecer poder llenar mi vida de estos momentos mágicos, únicos e inigualables.




Al salir de Volubilis, tomé el camino secundario para volver a Mulay Idriss, poco más de 30 minutos caminando, observando cómo recogen aceitunas, casas desperdigadas, burros cargando pesados fardos... Al llegar a la rotonda que sube hacia Mulay Idriss, pues nada, allí a esperar a que bajara el bus para volver a Meknés. Y al subir, todo la gente mirándome: era el único occidental. Por la tarde aún me dio tiempo de visitar el Mellah judío de la ciudad.

Hoy he hecho el camino de Meknés a Merzouga. En el Riad Idrissi me dijeron desde dónde salía el bus a Midelt, que está a medio camino, pero los planos son de aquella manera y las explicaciones en francés no las acabo de entender del todo. Así que más o menos sabía la zona y a las 7:30, aún de noche, iba buscándola. Tras preguntar varias veces (y como casi nadie habla inglés y yo no hablo ni árabe ni francés, acabas saludando con un "salaa male kum" de rigor, el nombre de donde quieres ir y ahí ya el poder de la comunicación no verbal, de los gestos, lo puede todo) un hombre me dijo que estaba muy cerca y se pone a acompañarme... La última vez que me pasó esto fue en Hiroshima, que me había perdido mucho, y un hombre me acompañó más de 45 minutos... Pues este hombre me acompaña unos 200 metros y luego le dice a una mujer si me puede acompañar... Desconozco si se conocían o no, pero la mujer me ha acompañado los últimos 400 metros y me ha llevado, literalmente, hasta el autobús, que estaba arrancando ya... Y me ha dicho que en vez de ir a Midelt, vaya mejor hasta Errachidia... El autobús, típico en estos países, que para para recoger y dejar pasajeros en casi cualquier esquina. "No desesperes, déjate llevar"...

El viaje se ha hecho eterno: 8 horas, con múltiples paradas, gente discutiendo, cambios de pasajeros... El paisaje, por momentos, de postal: pequeños ríos que cruzan macizos montañosos en medio del desierto, cumbres nevadas más allá, palmerales que salpican el horizonte, pueblos bereberes en medio de la nada...

Una vez en Errachidia, pregunto por un bus a Merzouga y me dicen que dentro de dos horas hay uno. Me voy al bar a tomar un café y se sienta conmigo Hassan, un medio bereber que habla muy bien castellano. Cuando le pregunto qué ver en el desierto de Erg Chebbi, me da unos consejos que son siempre bienvenidos. Y tras comprar el billete de bus para llegar hoy mismo a Merzouga, salgo a la esquina donde debe parar. De pronto veo a un chico rubio, alto, que ya de lejos me mira y sé que va a venir a decirme algo ... Somos los únicos occidentales aquí, así que es normal. Es Mathias, un chico de Salzburgo que hace un recorrido similar al mío. Departimos un rato, aparece de nuevo Hassan y charlamos los tres un rato... Mathias no visitará el desierto, prefiere ir tirando hacia Agadir o Essaouira para hacer surfing. Y es que el surfing en Austria no se estila...

Aparece el bus. Me despido de ellos y abandono Errachidia...

Viajar por libre te regala momentos deliciosos y cruzarte con gente interesante que hacen de los días un punto anodinos, días especiales.

diumenge, 23 de desembre del 2018

El laberinto del Minotauro... En Fez!

Fez, domingo 23 de Diciembre de 2018.

Estas semanas he estado tan ocupado que apenas he podido preparar mi viaje a Marruecos. Van a ser 15 días entre ciudades imperiales, pueblos bereberes y desierto...

La llegada a Fez al atardecer fue tranquila. Quería llegar a las puertas de La Medina y buscar allí alojamiento. Y en este viaje he optado por el minimalismo: mochila mucho más pequeña y todo lo que necesito en menos de 7 kg de peso. Así que muy fácil para moverme.

En la puerta de Bul Yelud un chico me ofrece ir a ver un alojamiento de unos amigos. En estas cosas suelo guiarme mucho por intuiciones, sensaciones... Y este me pareció muy legal. Tras callejear un minuto, llegamos a una calle estrechísima, llama a un portón de madera. Miro y no hay ningún cartel, nada indica que sea un alojamiento. Cuando se abren las puertas, entramos en un modesto Riad, con un patio interior precioso, en dos plantas, con 5 habitaciones en el segundo piso. Las habitaciones son mucho más que correctas, limpias, baño con agua caliente dentro... Y tras regatear un poco el precio, me quedo: 16 € la noche. 
Este chico tiene un restaurante acogedor junto a la plaza donde me lo encontré y ahí he venido las dos noches a cenar: tranquilo, cómodo, cocina marroquí... 



Salgo a pasear y me adentro en la Medina con mi cámara y mi guía. Ya es de noche y muchos comercios van cerrando. Bajo por una de las calles principales de la Medina, Talaa Seghira plagada de tiendas de todo tipo a un lado y a otro, pero la curiosidad me puede y me adentro en callejones laterales, apartados... En ese momento comienzo a entender que esto es un laberinto. Me suelo orientar bastante bien, pero aquí hay momentos en los que debo volver sobre mis pasos...


Hoy sábado, he cruzado la Medina de punta a punta... Y la he rodeado. 
He bajado por Talaa Kebira y me he adentrado en una viaje en el tiempo, un viaje al pasado...
Lo que se puede intuir cuando empiezas a bajar, acaba multiplicándose exponencialmente. Caminas pensando que tú diriges tu camino, pero en la mayoría de las ocasiones, te ves arrastrado, te engulle la gente, arriba y abajo...
Tiendas de dulces de todo tipo; de especias coloridas y de olor profundo; panaderías; tiendas de venta del famoso cuero de Chauwara; de latón forjado y manufacturado, etc. Es toda una explosión de colores, sabores, ruidos, contrastes... Es un laberinto que te atrapa, te abraza y te susurra al oído... 

Llego, un poco de milagro, a las curtidurías de Chauwara y desde la terraza de una tienda veo un espectáculo medieval: cómo lavan, tintan y secan diferentes tipos de pieles en multitud de pozas con diferentes tintes naturales para convertirlas en un cuero de excelente calidad, siguiendo el método tradicional de hace siglos. Además, la terraza te da la oportunidad de tener unas excelentes vistas sobre este laberinto de callejones...

Vuelvo a callejear y paseo por zonas sin nadie, callejones completamente oscuros a plena luz del día; recovecos insospechados; callejones donde solo cabe una persona; casas apuntaladas con tablones de madera; zonas cubiertas; puertas lacadas; puertas de metal; puertas entreabiertas con escalones empinados tras ellas; sombras; silencio; música; personas que camina solas; niños corriendo... 

Llego al barrio de los latones, donde trabajan forjando a fuerza de golpes las piezas de metal... Continuo y paso por delante de unos puestos de dulces, donde amasan a mano, en unas planchas anchas de metal... 



Un poco más allá, salgo de La Medina por el extremo sureste.
Ahora la rodeo, por una carretera exterior donde apenas me cruzo con 4 personas en una hora. Un coche de policía se detiene a mi lado. Llevo la cámara en mi mano. Me dicen que mejor que me la guarde cuando entre en La Medina... Y le respondo que ya la he visitado hoy y ayer... Por la noche!! Sonríen y me dicen que vale, pero que vaya con cuidado. De momento, inexistente sensación de inseguridad. Quizás ser hombre, de cierta estatura y demás, disuade posibles situaciones de peligro. Lo que es cierto es que una mujer sola por aquí, supongo que sería más delicado.

Acabo llegando a la Ville Nouvelle, más moderna pero menos interesante. Paso por el Palacio Real, el cementerio judío y llego a la Rue Des Menines, con balcones de madera y hierro forjado que son una maravilla. Justo al lado, el Mellah, lo que queda del otrora glorioso barrio judío. 
Y me adentro en sus callejuelas, me pierdo entre ellas... Las personas que hay por allí, me miran entre sorprendidas y extrañadas. No deben perderse muchos extranjeros por estas calles...

Llego a una diminuta plaza delante de la Sinagoga Ibn Danan donde un grupo de niños de unos 3-4-5 años juega con una pelota de plástico. Se ríen, caen al suelo, corren, se empujan, se gritan... Me quedo ahí mirándolos, maravillado, sonriente... De pronto, de la sinagoga sale una chica de unos 30 años gritándoles... Y todos se dispersan. Los dos más pequeños se quedan en una puerta con tres escalones justo a mi lado. Se esconden. Miran de reojo... Entonces se dan cuenta de mi presencia. Me miran y sonríen... Uno sale corriendo y viene hasta mí. Me tira del brazo pidiéndome que me agache... Para darme un beso!!!... Luego el otro le imita y me da otro beso. Suben corriendo los escalones y vuelven a esconderse tras la puerta.

Un anciano, al otro lado de esta miniplacita, sonríe ante la escena. Le sonrío, asiento con la cabeza y levanta levemente la mano sin dejar de sonreír despidiéndose de este viajero que sigue su camino, una vez más...

Mañana, hacia la siguiente ciudad imperial: Meknés.

diumenge, 26 d’agost del 2018

Enlace a las fotos de USA

Barcelona, 26 de Agosto de 2018

Aquí dejo el enlace a algunas de las fotos más bonitas de este viaje por USA, por si tienes curiosidad...

https://www.facebook.com/media/set/?set=a.10155703608933201&type=1&l=14129d3cca 


La última semana en USA.

San Francisco, 14 de Agosto de 2018

La última semana en USA fue muy intensa (tanto que escribo esto ya en BCN, esbozado en SFO). Tanto, que apenas hemos tenido tiempo de respirar y menos aún de escribir y actualizar el blog.

Tras la excursión a Blanding, llegaron los dos platos fuertes de este viaje: Monument Valley y el Cañón del Colorado, esta vez desde la vertiente sur al atardecer.

La visita a Monument Valley te transporta a las viejas películas del Far West: formaciones rocosas singulares, arbustos, arena rojiza, sensación de terreno inexplorado... No nos atrevimos a meter nuestro Chevrolet Camaro por aquellos caminos de tierra, a riesgo de cargárnoslo, aunque debemos decir que muchos turistas meten sus coches por caminos que dan miedo para el coche. Así que barajamos la posibilidad de hacerlo en caballo o en un 4X4 con guía navajo.
Finalmente, optamos por el 4X4, con un tour de 2'5 horas, nosotros dos solos con un joven navajo que nos hablaba de las tradiciones de sus ancestros, de la relación con los anasazi (sus predecesores) y de cómo se van perdiendo algunas costumbres ancestrales de este pueblo. Tenía un punto de tristeza escuchar su relato...

                                                             Llegada a Monument Valley

El recorrido, espectacular, sin duda alguna. Ah, pagamos 85 $ cada uno por ese recorrido, pero me parece que bastante bien invertidos porque estar en paisajes de postal totalmente solos, sentir bajo tus pies la grandeza de la nación navaja, con cielos envolventes, montañas mágicas, un cielo azul espectacular... fue impresionante!!

De ahí ya tiramos para Flagstaff, desde donde visitaríamos el South Rhim del Grand Canyon. En esa agradable ciudad, salimos a cenar con un ambiente bastante agradable (no en vano, es ciudad universitaria), aunque siendo verano supongo que había menos gente de lo habitual. La anécdota fue cuando al querer entrar en una sala de conciertos nos pidieron el pasaporte aduciendo que lo pedían a todos los menos de 30 años... "vale, gracias por el cumplido, chaval". Y yo esa noche tenía el pie muy mal, así que el rato de caminar fue un suplicio.

La visita a la parte sur del Gran Cañón, otra vez, impresionante. Seguramente, menos impactante que en el North Rhim, porque además hay mucha saturación de gente (80-20 en el sur, respecto al norte), pero merece ser disfrutada con calma, buscar puntos alejados de la masa de gente, sentarse en algún risco y disfrutar del cambio de las tonalidades en la roca. Este era uno de los grandes motivos del viaje y no decepciona en absoluto.

                                                               Grand Canyon, south rhim
          
Medio en broma, medio en serio, aquella noche nos planteamos variar completamente la ruta. Dado que no habíamos podido visitar Yosemite NP por los incendios y habíamos ganado un día en Zion NP, teníamos ahí un pequeño colchón de tiempo y nos plantemos llegar a Yellowstone... era volver a San Francisco pero en vez de desde la parte sur (San Diego, Los Angeles, Big Sur, etc.), desde el norte, pasando por Salt Lake City... y lo que fue un comentario medio en broma, a puntito estuvo de convertirse en realidad. Pero lo descartamos porque la paliza hubiera sido de traca.

Así que al día siguiente partimos hacia San Diego, desde Flagstaff y pasando por Joshua Tree NP. Es un parque nacional curioso de ver, pero tampoco esperéis gran cosa... Llegamos a San Diego tarde, muy tarde y nos pasamos el día en la carretera.

San Diego ha sido la ciudad más agradable de las 4 grandes (San Francisco, Las Vegas, San Diego y Los Angeles) que hemos visitado. Tiene un centro agradable para el paseo, un bonito paseo marítimo, un ambiente relajado, gente amable, bonitos restaurantes...La anécdota fue que a la vuelta de nuestra visita a la ciudad, de noche, Valdi se desorientó un poco y desconfiaba de mi sentido de la orientación, así que me hizo sacar el móvil para mirar el google maps. Se acercó tanto, de noche, mirando mi móvil, que se chocó contra una señal de stop que se había interpuesto en su camino...

Los Angeles es decepcionante a más no poder. La meca de Hollywood, del glamour y demás, con campamentos de homeless junto a Venice Beach... Es bonito el atardecer desde el Pier de Santa Mónica, pero poco más. El centro histórico se recorre en 15 minutos sin grandes atractivos. Y Hollywood boulevard es un producto del marketing puro y duro. Como nos sobraba media tarde, decidimos ir a recorrer Berverly Hills y sus mansiones con nuestro Chevy Camaro. Eso sí que son mansiones y no las que hay en Pedralbes... mare meua!!. Flipante. Le dije a Valdi que como pusiéramos un pie en el suelo saltarían las alarmas...

                                                                           Venice Beach

De camino a Santa Bárbara, pasamos a visitar a Jordi Ortega, a quien yo no veía desde hace como 22 años... Nos pusimos un poco al día, nos preparó deliciosa comida de estilo iraní, algo de picar, nos puso al día de la situación en USA... siempre son agradables estas sorpresas!

Santa Bárbara sí es un sitio que merece la pena. Aunque carísimo (en la línea de todo USA), es una ciudad que, salvando las distancias, me recuerda mucho a Antigua Guatemala: casas bajas, algún edificio colonia, buena convivencia de turismo y vida local... ya digo, salvando muuuuucho las distancias. Cuando cenábamos en el muelle, resulta que Eric y Helena (él es compañero de trabajo y venían dos días por detrás de nosotros, con una ruta casi calcada) estaban también por allí, así que nos encontramos y compartimos ya varios momentos del viaje.

Al día siguiente, tras desayunar, nos dirigimos a la Big Sur. Nuestra idea inicial era hacerla en dos días, con una parada en San Luis Obispo, pero Eric y Helena nos comentaron algo que no nos habíamos planteado: el avistamiento de ballenas en Monterey. Y como somos mucho de adaptarnos y flexibilizar, pues eso hicimos: un día para la Big Sur y avistamiento de ballenas en Monterey!

La Big Sur es la carretera que va por la costa, entre San Luis Obispo y Carmel by the Sea. Conduces junto a acantilados de belleza extraordinaria, con el sol poniéndose en el horizonte, ves una reserva de elefantes marinos, alguna playa preciosa (ni de lejos como las de la Costa Brava, también os lo digo), etc... nos faltó algo de tiempo para visitar alguno de los pequeños parques estatales que tienen por allí... pero es que se nos hizo muy tarde. Llegamos a Carmel by the Sea muy tarde, lo justo para cenar unos ramen calentitos (habíamos pasado incluso algo de frío) y luego a buscar alojamiento. Tras preguntar en varios sitios, sin resultado positivo alguno, eran las 23 h. y nos encontrábamos ya en situación semidesesperada... así que aparecimos en un lugar cercano ya a Monterey por el que pagamos la friolera de 400 $ la noche para los 4. Una sangrada importante.

                                                                       Big Sur

Y al día siguiente uno de los momentos TOP del viaje, de manera improvisada: el avistamiento de ballenas. Aunque sólo vimos las ballenas jorobadas y no vimos ni azules ni orcas, ni tampoco delfines, ver esas ballenas, muchas rodeadas de decenas y decenas de leones marinos, pelícanos, etc... y de tan cerca, como salían a respirar, las aletas, etc... brutal!!. Y no había ni una ni dos, sino decenas!!. De lo mejorcito del viaje, vamos.

                                                            Ballenas en Monterey

De ahí ya a Standford, donde dormimos en casa de Tamar y Natxo, aunque él no estaba. Hacía años que no la veíamos y ahora con los 3 peques, entrañables... Otra sorpresa improvisada!!

Finalmente, el último día, vuelta a San Francisco, visita al barrio de Castro (que te reconcilia un poco con la idea previa que tienes de la ciudad) y la visita a Alcatraz... que está bien, pero piensas que es mucho más. La isla y la prisión han salido en tantas películas, que a veces tienes la sensación de que ya has estado ahí antes.
Viendo las celdas, recordé a nuestros políticos encarcelados injustamente y sin juicio por el gobierno fascista español. Gente inocente en celdas que serían parecidas a estas por la maquinaria de la dictadura española. Asco máximo... Cierro paréntesis político. Y si no te gusta lo que digo, deja de leer, que me importa bien poco que lo hagas si así piensas.

De hecho, ya he acabado... jajaja...

Un viaje que teníamos pendiente y que salió (casi todo) a pedir de boca.


dimecres, 8 d’agost del 2018

Experiencias, encuentros e improvisaciones.


Flagstaff, 6 de Agosto se 2018

En la anterior entrada, finalizaba hablando de la visita a la Nación Navaja.

Luego me di cuenta de que no había comentado nada de Sequoia National Park ni Death Valley... A ver, están bien, pero claro, viendo luego Grand Canyon y Monument Valley, pues los anteriores se quedan empequeñecidos. Están bien, especialmente Death Valley (donde llegamos a los 51 grados), pero tampoco matan. Y Rhyolite ghost town, totalmente evitable.

La carretera de Jacob Lake a Page, como dos horas de camino, es, sencillamente, brutal. La sucesión de curvas, descensos, llanuras que se abren infinitas ante ti, rocas que cambian de color si les toca el sol, carreteras recortando el horizonte... Creo que, junto a la Mount Carmel Highway entre Zion NP y Jacob Lake, de lo mejorcito en cuanto a paisajes.

Antes de llegar a Jacob Lake, parada en Horseshoe Bend, en Marble Canyon, tocando ya Page. Los caprichos de la naturaleza otorgan esas formaciones espectaculares en forma de herradura, por donde el Río Colorado ha ido moldeando a su antojo un cañón increíblemente fotogénico. Eso sí, desde el parking hasta la zona de visita, hay como 700-800 metros que con un calor infinito se hacen algo durillos: subidas, bajadas, arena de desierto... De hecho, en la entrada dicen "calor extremo. Obligatorio una botella de agua por persona". Valdi y yo llevábamos 1/4 de litro para los dos...

                                                                   Horseshoe bend


En Page hicimos nuestra primera lavandería. También pudimos descansar un poco y nos comimos unos filetes de carne espectaculares.
Al día siguiente teníamos la mañana libre, así que Valdi insistió en ir al Lake Powell, que le habían recomendado dos chicas de BCN que conocimos desayunando en este motel. Y sinceramente, estuvo bien ver un lago en medio del desierto con un resort, yates, etc.

Por la tarde, visita a Antelope Canyon. Una vez más, la suerte se alió con nosotros. Teníamos la visita a las 17:30 y como llegamos con tiempo, preguntamos si habría luz suficiente en el cañón para hacer fotos. Nos dijeron que muy poca, pero que si queríamos, nos metían en el grupo de las 16:30. Y ahí que nos fuímos corriendo. Y menos mal, porque en algunas zonas del cañón ya a esa hora entraba poca luz. Ni que decir tiene que es una maravilla geológica que habréis visto en fondos de pantalla de vuestros teléfonos u ordenadores. Y ciertamente bien explotado por los navajos... 


                                                                 Antelope Canyon

Como acabamos relativamente pronto, nuestro siguiente destino era Kayenta, para visitar al día siguiente Monument Valley, lo que la mayoría conocemos de las películas del Far West: aquellos paisajes de arena roja, arbustos bajos, montañas rocosas, llanuras infinitas...

Pero esta vez hubo un pequeño inconveniente: en Kayenta sólo había dos lugares para alojarse (que tenían pinta de caros, además) y cuando llegamos ya no tenían habitaciones. Tras entrar en el segundo, salir y decirle a Valdi que volviéramos a entrar a ver si nos podían recomendar algún sitio, resulta que Valdi se encuentra con Jordi, un compañero de trabajo en la Universidad. Unos días antes le dije: "tengo la intuición de que me voy a encontrar a alguien conocido". Al final no fuí yo, sino él... Como aquella vez que visitando el Taj Mahal en India, me encontré con una compañera de universidad. El mundo, siendo tan grande, es tan pequeño...

Pero teníamos pendiente el tema de dónde dormir... La opción "dormir en el coche" volvía a estar sobre la mesa. Empezamos a mirar... Mexican Hat, Bluff... A tope... Blanding... Mira, aquí sí hay sitio. El tema es que está a 150 km de distancia. Quién dijo miedo!!! Ahí estábamos cruzando Monument Valley en noche cerrada hacia Blanding. A medio camino: el aire acondicionado parece que no funciona... Uffffff... Pero oye, mira qué cielo tan espectacular!!!
"Valdi, voy a parar que quiero ver este cielo estrellado". Él, que vive en La Orotava, lo ve normal pero a mí me fascina... Y cuando paramos en un saliente de la carretera, ambos recordamos aquella noche en la reserva de Si'an Kaan en México, cuando salimos a ver el desove de las tortugas gigantes bajo un manto de estrellas que es de los cielos más impresionantes que he visto nunca... Bueno, el del desierto del Thar en India, el estrellado del Serengeti o el de Wadi Rum en Jordania tampoco estuvieron mal... 

Ni qué decir tiene que llegamos a Blanding algo más que exhaustos... Pero al día siguiente nos esperaba uno de los platos fuertes del viaje: Monument Valley.

diumenge, 5 d’agost del 2018

Las Vegas, Zion NP y amanecer en el Grand Canyon

Flagstaff, 5 de Agosto de 2018

Estos últimos días han sido frenéticos, con muchas visitas a parques nacionales, kilómetros y kilómetros de carreteras, moteles, casualidades, imprevistos...

Voy a intentar explicar algunas cosas en dos entradas separadas, que si no se haría esta larguísima.

Desde que salimos de Las Vegas dirección a Zion NP, todo ha sucedido muy rápido. El mismo día hicimos el camino a Zion NP (3 horas de coche), la visita al parque y llegada a Jacob Lake.

En Zion NP yo quería hacer el Angels Landing Trail, que es de cierta dureza, con vistas maravillosas, salvaje... Pero dos condicionantes lo impidieron. Como la noche anterior estuvimos paseando por Las Vegas y yo me entretuve haciendo fotos (espectaculares) nocturnas de la ciudad, llegamos tarde al Excalibur (donde nos alojábamos). Así que despertamos a una hora prudente, más el camino a Zion, total que ya era muy justo para que hiciera el Angels Landing. Pero la puntilla viene por el hecho de que he comenzado a tener molestias en mi pie izquierdo. Empiezo a cojear. Y no tengo ni idea de qué ha pasado: no recuerdo ningún golpe, torcedura, mala postura del pie... Así que es algo que me limita un poco ahora mismo.

Por cierto, Las Vegas es la Sodoma y Gomorra de nuestros tiempos. Todo vale, aquí. La ciudad de los excesos. Los pecados capitales en cada esquina: gula, avaricia, lujuria, pereza, ira, envidia y soberbia. Hay lugar para todos ellos en esta ciudad de excesos. 
No dejas de ver estampas realmente increíbles y contrastes chocantes. Igual ves una limusina que un homeless (sí, también los hay en Las Vegas). Igual unas chicas despampanantes vestidas de policía y escotadas para hacerse fotos contigo (y que les pagues, que ya me dirás qué mérito tienen esas niñas a parte de llevar poca ropa) como un tipo embutido en un traje de La Guerra de las Galaxias (debes estar a punto de entrar en combustión, chaval). Alcohol en la calle, granizados enormes de todos los sabores posibles, personas con el taka-taka, abuelos y abuelas jugando a las máquinas tragaperras, mujeres buscando clientes ("esa no nos sonríe porque seamos guapos, Valdi"), casinos donde pierdes la noción del tiempo, calor sofocante, escaleras mecánicas y pasarelas para cruzar las calles, espectáculos de todo tipo (de magia, de circo, conciertos...)... En definitiva, ya sé qué es Las Vegas. Sin más.


                                                                    Las Vegas, sin más.

Vuelvo a los parques nacionales, que son mucho más interesantes.
Tras Zion NP, el siguiente destino era el Grand Canyon en su vertiente norte. Tras conducir algo menos de un par de horas, sólo nos quedaba Jacob Lake para encontrar alojamiento. De lo contrario, yo ya sugería dormir una noche en el coche (no es broma). Y resultó que en Jacob Lake hay un alojamiento para hacer acampada o con cabañas en un bosque precioso. Pudimos descansar lo justo para pegarnos el, hasta ahora, madrugón del viaje: despertar a las 3:45 para ir a ver el amanecer en Grand Canyon, que sería sobre las 5:35. Desde Jacob Lake hasta el North Rim de G.Canyon hay casi una hora de coche, que siendo en medio de bosques, de noche, sin luces en la carretera y con ciervos cruzando a cada instante, pues es entretenido. Y Valdi se me duerme en el coche (no ha dormido mucho esta noche pero esa es harina de otro costal)...


                                                                 Zion National Park

Llegamos al North Rim del Grand Canyon y tras coger el sendero detrás del lounge, empezamos a admirar lo que nos espera: una auténtica maravilla de la naturaleza. El sol se intuye tras una loma, comienzan a tomar color y forma las aristas del cañón, sus caídas verticales, los cortes en la tierra. El cielo torna en naranja, en rojizo... El azul se apodera más allá. Hay poca gente, cuento unas 15-20 personas... Hacemos fotos, nos encaramamos a riscos, salientes. Silencio. Luces. Sombras. Preparo el trípode y disparo una y otra vez tratando de captar la esencia, la inmensidad, la dimensión de esto que es muy cercano a la magia. Realmente, un momento especial en el viaje.

He amanecido en muchos sitios en mis viajes: frente a la cordillera de los Himalayas, en Petra, en una faluca en el Nilo, en la sala hipóstila del templo de Karnak, frente al Taj Mahal, en una playa paradisíaca de Koh Phangan,... Pero sin duda alguna, amanecer en el Grand Canyon formará parte, desde ya, de las experiencias más bonitas que he vivido en mis viajes en cuanto a amaneceres se refiere.

                                                             Grand Canyon, north rhim
                     

Y de aquí, camino a la Nación Navaja: Horseshoe Bend, Page, Antelope Canyon y Monument Valley...

Next chapter.

divendres, 3 d’agost del 2018

Ensoñaciones y, nuevamente, el mundo tras una ventana.


Page, Arizona, 2 de Agosto de 2018

Los que me seguís desde mi aventura asiática recordaréis una entrada donde hablaba de cómo me gustaba viajar en autobús/tren y ver el paisaje cambiante de los lugares que recorres.

(Aquí puedes releerla...
           
http://dondeestasergio.blogspot.com/2011/06/traves-de-una-ventana.html?m=0    )

Esta quizás suene similar. En realidad, probablemente sea la misma. O quizás sólo sean mis sensaciones. Simplemente quería compartir ideas, pensamientos, sentimientos, sensaciones, impresiones, reflexiones...

Desde que recogimos nuestro Camaro en San Francisco, Valdi y yo alternamos la conducción. Es curioso, porque el tío me decía que tampoco quería conducir mucho y que como a mí me encanta conducir, si yo quería lo llevaría la mayor parte del tiempo. Ay, amigo!!! Pero cuando pruebas el caviar ya no quieres volver a las lentejas... fue conducir en el trayecto entre Sequoia NP y Bakersfield y ahora se nos ha enamorado del coche y de conducir en automático por estos lares. Hasta el punto que está siendo objeto de intensas negociaciones cada vez que hay que viajar en coche...

La parte positiva es que me permite contemplar el paisaje: un ojo en el mapa de carreteras y otro en la ventana y el paisaje que se va extendiendo al otro lado. 

El trayecto Bakersfield a Death Valley tuvo su momento mágico... los dos callamos (en mi caso es relativamente fácil, a él le cuesta más) y en ese silencio, empecé a tener esas snsaciones indescriptibles cuando recorres un país, ahora USA. Las llanuras inabarcables se extendían a un lado y otro de las carreteras kilométricas, cambiaba el paisaje, los tonos ocres se apoderaban del mismo, un gran parque eólico salpicaba estas lomas, las torres de alta tensión que se integran en el horizonte, el punto de fuga... Las montañas nos envuelven, las acariciamos, las sentimos. Enormes trailers se desplazan junto a nosotros, ante el mismo escenario de fondo, pero seguro que otras sensaciones completamente diferentes. El asfalto, negro. Las líneas de la calzada, amarillas. La tierra, rojiza. Una amalgama cromática agradable.

Suena "I got you" de Jack Johnson y se hace el silencio en el coche... 

https://youtu.be/dBWFUVq85gs 

Miro por la ventana, Valdi conduce y me transporto a un estado de ensoñación.... Pienso, inspiro.... Disfruto la sensación de ver el paisaje pasar delante nuestro. O somos nosotros los que pasamos delante del paisaje. Qué más da... Arbustos. Casas que salpican el paisaje... Caminos que se fugan en el horizonte y nos engullen.

La temperatura sigue subiendo. 
Suena "Let her go" de Passenger....

https://youtu.be/RBumgq5yVrA 

... y me transporto a aquel momento donde estaba presente en tu vida, pero ya no estaba en tu Destino. Una metáfora del viaje, de la vida... Por mucho que haya lugares donde te quedarías más tiempo, donde dejarías que cayeran las horas, una tras otra, sabes que debes seguir adelante para conocer otros rincones, otras miradas, otras sensaciones....

Jake Shimabukuro con una versión acústica de Mrs.Robinson...

https://youtu.be/4tHuFnHq3_E 

.... pura poesía para los oídos, magia en nuestros sentidos...  y sí, son esos momentos en los que uno disfruta tanto que consigue conectar puntos en su vida que aparecían inconexos, como decía Steve Jobs...

Rumbo a Arizona...

dimecres, 1 d’agost del 2018

San Francisco: sombras y luces

                    Las Vegas, 31 de Julio de 2018

Desde hace años que teníamos este viaje pendiente. Lo planteamos estando en la India, pero acabamos en Tanzania y Zanzíbar. Se volvió a plantear estando en Tanzania, pero como yo me fuí a Asia, lo postpusimos para visitar Vietnam. En Vietnam, se volvió a plantear la costa oeste de USA, pero como me fuí a trabajar a Sudán del Sur, mis amigos acabaron en Sudáfrica y Mozambique. Así que este viaje llevaba años cociéndose a fuego lento. Y cambian los compañeros de viaje, pero ahí sigue Valdi.
Yo tengo algunas dudas en volver a viajar acompañado, después de haber hecho mis últimos viajes en solitario (viajo genial así), pero con él ha habido un buen entendimiento en general, así que repetimos...

USA here we go!!

Estos primeros días aparecen salpicados de anécdotas, sorpresas, toques de fortuna y alguna que otra decepción. 

Estando en la cola de facturación del Prat, nos preguntan si hemos tramitado la ETA, que es como la ESTA pero para Canadá. Y nos dicen que si no la tenemos, no nos facturan. Nadie nos había avisado, así que la tenemos que tramitar online in extremis. Justo cuando nos toca facturar, finalizamos los trámites y nos llega el mail de confirmación... Uyssss... Empezamos bien!!

El viaje, con escala en Montreal, se hace larguísimo: 8 horas BCN-Montreal y 6 horas Montreal-San Francisco. La sorpresa negativa viene en el segundo vuelo de Canadian Airlines que no nos dan ni un tetempie. Lamentable. Así que entre que el vuelo se retrasó, los trámites en la aduana canadiense, el cambio de hora y demás, acabamos por no comer en casi 24 horas...

La llegada a San Francisco fue extraña. Al haber pasado la aduana en Canadá, no pasamos ningún control de entrada a USA, así que siguiendo las indicaciones para recoger el equipaje, nos encontramos que casi estábamos en la calle ya... Y no encontrábamos la cinta de equipaje de nuestro vuelo!! Muy mal señalizado el aeropuerto y nosotros que no dábamos crédito a no pasar ningún control de entrada en USA. 

Pudimos coger el último Bart (metro) entre el aeropuerto y la City con la llegada al Civic Center a altas horas. Ya en el metro empezamos a ver la otra cara de SFO: los homeless. Y en el barrio donde habíamos reservado el hotel, calle Leavenworth, ya el summum. Sin exagerar, en cada manzana podía haber del orden de 8-10 personas que viven en la calle. Y en muchos casos ya ves que son seres marginales en la sociedad: medio drogados, fumados, sin dientes, ropa rota, durmiendo entre cartones, medio borrachos... Es una mezcla de tristeza, respeto, alerta, frustración... Sé de mucha gente que no pasaría por estas calles de noche. La realidad es que están en su mundo y tú eres para ellos casi tan invisible como ellos suelen ser para la sociedad. Pero pensándolo fríamente, es muy triste ver hasta dónde llega la degradación del ser humano a nivel individual y el fracaso de la sociedad cuando permite estas cosas. Aunque no sé de qué me extraño, si en Europa dejamos morir a seres humanos en el Mediterráneo simplemente porque no son "de los nuestros". A veces la especie humana me provoca náuseas, os lo prometo.

El hotel era regulín... Pero vamos, en peores plazas hemos toreado. Baño compartido, cucarachas, olor a marihuana y homeless a punta pala. Quién dijo miedo!!!

A la mañana siguiente tras un sueño reparador, nos fuimos en búsqueda de un coche de alquiler para salir al día siguiente. Y tras visitar varias agencias, empezamos a inquietarnos: o no tenían coches para alquilarnos o nos pedían a partir de 1200$ por unos 15 días. Y Eric (compañero de trabajo que viene por aquí también estas semanas) ya lo había alquilado por unos 500$. Finalmente, tras varios intentos, llegamos a una agencia y mientras esperábamos empecé a realizar la reserva online en esa oficina. Nos dejó llegar hasta el final y conseguimos un coche por 643$. Visto lo visto, si nos dan una cafetera con ruedas, la cogemos también...

                                                         Golden Gate, nubladísimo

Solucionado el tema transporte, nos vamos de visita por la ciudad. A ver, la primera impresión de SFO fue nefasta, sinceramente. Muchas veces las cosas hay que tomarlas con perspectiva y creo que de aquí a unos años , cuando alguien me pregunte por esta ciudad, recordaré tres cosas: los homeless, el olor a marihuana en muchos sitios y el frío que pasé visitando el Golden Gate Bridge. 
Lo principal lo puedes ver en un día: Chinatown, Little Italy, Lombard Street, Fisherman's wharf con sus leones marinos... y de ahí varios kilómetros caminando hasta el Golden Gate, con frío intenso y este semioculto tras un manto de niebla que lo deslucía bastante... Es cierto que hay algunas zonas que te reconcilian con tus expectativas iniciales, pero en general, decepción es lo que sentimos Valdi y yo. Quizás, y esto lo hemos hablado los dos muchas veces, el hecho de haber viajado tanto, hace que el umbral de asombro sea muy elevado y eso es un hándicap. Para el último día, antes del vuelo de vuelta, dejamos Alcatraz y espero que podamos visitar también el barrio de Castro.

                                                               Lombard Street

                                            San Francisco (la ciudad), yo no soy santo.

Como anécdota, estando en Chinatown, me pongo en un banco a cambiar de objetivo de la cámara y se acerca un homeless en actitud agresiva. Creo que tenía demencia, por su forma de comportarse. Un hombre de 1'80, aproximadamente, barba, sin piezas dentales, gritando y acercándose por la espalda... Valdi me avisa gritando y me giro. Al ponerme delante de él sin tirarme atrás, se frena... retrocede y coge un cono (no me preguntéis qué hacía un cono en una plaza peatonal de Chinatown), lanzándomelo desde unos 4-5 metros, y cayendo este a mis pies... Me lo miro y pienso "pobre hombre"... 

El domingo 29, a las 9, vamos a recoger nuestra cafetera con ruedas, que era a lo que aspirábamos. Tras pagar y firmar, nos dicen que ahora nos sacan el coche y... Tachánnnnnn!!! Un Chevrolet Camaro negro!! Un deportivo chulísimo que para dos es ideal. Así que ahí que nos vamos: nos esperan parques nacionales, ciudades, cañones, kilómetros de carreteras por delante, experiencias, anécdotas.... Vida!!!.

Salimos de SFO rumbo a Sequoia National Park ayudados por el GPS y luego vamos al mapa de carreteras tradicional, el de papel... USA se abre ante nosotros...

diumenge, 7 de gener del 2018

Amanecer en Petra... Y sus trekkings...

Petra, 2 de Enero de 2018

Finalmente, viajé en avión de El Cairo a Amman. Se hizo largo porque fue tren nocturno de Luxor a El Cairo, taxi al aeropuerto, 10 horas de espera allí, avión a Amman y llegar a Madaba, donde dormí la primera noche en Jordania, el 31 de Diciembre.

Al día siguiente tenía la intención de irme hacia Petra... Y resulta que en el hotel rondaba un conductor (as usual) que me insistió hasta la extenuación para llevarme a Petra. Se hizo tan pesado que se lo dije, vaya: "oye, déjame ir a cenar tranquilo, que llevo 24 horas de viaje y luego hablamos". Resulta que también había dos chicas italianas que iban en la misma dirección, aunque ellas se quedaban en el PN de Dana y podríamos compartir gastos.

Así que el 1 de Enero me despertaba a las 8 para el viaje hacia Petra. Las italianas, chicas de unos 28-29 años, habían salido de fiesta a celebrar el fin de año así que la cosa se retrasó un poco, con alguna situación de tintes surrealistas a primera hora.

El viaje Madaba-Petra, que normalmente se hace en unas 3 horas, nos llevó más de 5. Las razones: lluvia y una niebla intensa con una visibilidad en la carretera de apenas 40 metros. Y un frío intenso que se clavaba en la piel... Gélido. Cuando bajamos a hacer fotos del Wadi Mujib (íbamos por la King's Highway) nos helábamos...

Cuando encontré alojamiento ya en Wadi Musa (el pueblo justo al lado del recinto arqueológico de Petra), necesitaba entrar en calor porque tenía el frío dentro de mí. Un exorcismo de frío necesitaba...

Así que a las 5:50 del día siguiente, despertaba para entrar temprano en Petra. De hecho, cuando entraba, los guardias que te revisan estaban en el coche aún y vinieron detrás mío diciéndome con una medio sonrisa: "es que has venido muy temprano". "Pero tío, si son las 6:15 y se supone que está abierto desde las 6!!!", pienso... Compro la entrada de dos días, porque quiero un día visitar bien y el otro hacer los caminos de trekking por los alrededores. 

Así entro por el Siq, el desfiladero que lleva hasta el Tesoro (Al-Khazneh), sobre las 6:25, con el sol elevándose en algún punto que no veo, pero se percibe la iluminación creciente. Y el silencio de estar prácticamente sólo, apenas una pareja antes, dos amigos por aquí y... Nadie más.

Los colores de las paredes del desfiladero, rojos, marrones, negros son impresionantes. Las formas recortadas y suavizadas de curvas mágicas... Caminas, observas, haces fotos, respiras... Y llegas a El Tesoro. Es precioso, muy bonito cómo está encajado en la montaña y la impresión de cuando sales del desfiladero a esa explanada y ves el edificio tallado en la misma roca. 
Ahora bien, y me podéis matar si queréis, tampoco me pareció algo alucinante. No diría decepción, pero un punto de desencanto, quizás. Supongo que el hecho de haberlo visto decenas de veces por la tele, revistas, etc. es como que ya sabes lo que vas a ver. Anyway, muy bonito. 

Y así seguí la visita parando mucho para leer la guía, hacer fotos, etc, pasando por la calle de las fachadas, el teatro romano, la calle de las columnas, el Gran Templo y la iglesia bizantina... Y al final, otro desfiladero se enfila hacia el Monasterio (Ad Deir). Según las indicaciones que puedes coger en la entrada, con mapa de la zona y rutas posibles, con su duración y el grado de dificultad, el recorrido desde la entrada hasta Qasr el Bint, que es el último punto antes de la subida al monasterio, son unas 3'5/4 horas, pero es de bajada, camino amplio y de unos 2 km, aproximadamente. Pues bien, yo a las 8:30 ya estaba allí (o sea, unas dos horas) y eso habiéndome parado mucho, tomado un capuccino delante de Al-Khazneh (El Tesoro), entrado al teatro y subido hasta su parte más alta por las gradas, ido a la iglesia bizantina... Y desde Qasr El Bint al Monasterio (Ad Deir) dice que es un recorrido duro de unas 2'5/3 horas. La realidad es que ese recorrido lo hice subiendo (es durillo, eso sí) escaleras durante una hora. De tal modo, a las 9:30 ya estaba en Ad Deir (El Monasterio) que viene a ser lo mismo que El Tesoro pero más grande, en la cima de la montaña, a espacio casi abierto.

Reposé un ratito, bebiendo agua, haciendo fotos, leyendo... Y entonces, pensé: "y ahora qué hago yo todo el día, si ya he visto lo más importante y son sólo las 10 de la mañana?". Así que me envalentoné, bajé en 20 minutos y decidí hacer los dos trekkings que tenía previstos.

El primero desde Qasr El Bint, tomas un camino desde detrás del Gran Templo, se llama High Place of Sacrificy Trail. Pasas por detrás de las montañas que haces la visita principal, con poca gente y paisajes espectaculares. Eso sí, me pareció la subida muy dura haciéndola desde este lado, comparado con la bajada desde el High Place of Sacrifice luego. En total, unas 2'5 horas bastante durillas y parando bastante a hacer fotos, entrar en tumbas secundarias, admirar los paisajes, hablar con gente con quien te cruzas. Las vistas, eso sí, espectaculares desde la cima.del High Place of Sacrifice.

Tras bajar por unas escaleras empinadas, sales junto al Teatro y si bajas un poco, llegas  al Al Khubtha Trail, desde donde visitas las Tumbas Reales y si rodeas la montaña, otras escaleras empinadas te llevan a la montaña del otro lado del desfiladero principal. Tras otros 45 minutos de subida (ya estaba bastante cansado), llegas a la cima y un poco más adelante tienes una perspectiva preciosa de El Tesoro (Al-Khazneh). Allí conocí a Gemma, una valenciana que no se lo monta nada mal para viajar... Bajamos juntos desde la cima de la montaña hablando de viajes en general. Ya en el camino principal, nos despedimos, pues ella aún tenía que visitar cosas y yo ya estaba en respiración asistida.

Os juro que los dos kilómetros desde ese punto hasta la salida se me hicieron eternos. Había estado 10 horas caminando, subiendo miles de escalones (no exagero, miles!!) y me adelantaba todo el mundo. En serio, como aquellas pesadillas que luchas con todas tus fuerzas por avanzar pero el viento te frena. O como si arrastrara dos toneladas de peso... Estaba exhausto!!

Tras llegar al hostel y ducharme, me fuí a cenar un delicioso mensaf, el plato típico jordano. Porque viajar también es conocer la gastronomía del país, verdad?. Que una pizza de vez en cuando está bien, pero si vas un país en un grupo, que no te relacionas con la gente local (buses, cruceros), sólo haces fotos en los sitios turísticos y te vas a comer pasta y pizza... Enhorabuena, te estás perdiendo la mitad del viaje que es tan o más interesante que los lugares turísticos y emblemáticos. Pero vamos, que lo disfrutes...

Próximas paradas: desierto de Wadi Rum y Amman.

dimarts, 2 de gener del 2018

Dos días en Luxor, la joya egipcia.

Luxor, 30 de Diciembre de 2017

Finalizo la experiencia en la falúa sobre las 8 de la mañana, que viene a recogerme el conductor que me llevará a Kom Ombo, Edfú y con llegada a Luxor mediodía.

La visita a Kom Ombo no la disfruto mucho, aunque el templo es precioso, porque coincido con un montón de cruceros que han soltado la carga justo cuando yo llegaba. La de Edfú con muy poquitas personas ya es más íntima, tranquila, sosegada...

Durante el camino en coche ves el día a día de esta parte de Egipto: recoger agua, mercadillos a pie de carretera, intentar labrar algo en los áridos campos, asnos, caballos, niños jugando en las calles... Y a pocos centenares de metros, el desierto.

Tras conseguir hotel en Luxor (en el primero me pedían 30USD la noche, el segundo 2'5 €, pero este era Mordor, todo apagado, habitación infecta, yo el único huésped... Vamos, que tampoco hace falta sufrir... Al final conseguí uno por 10€ que no estaba mal. Y eso tras caminar como 40 minutos cargado con mis mochilas y buscando por callejones y demás) me fuí a visitar el templo  de Luxor por la tarde-noche. Lo ideal es a partir 19:30 que se van los de los cruceros (está abierto hasta las 21 h). Sea como sea, preciosa esta visita nocturna.

Cuando volvía caminando, en uno de esos 1.700  egipcios que te asaltan para venderte algo, hablé con Balaal, que llevaba un taxi y quedé con él para el día siguiente, visitar 4 puntos de la orilla occidental: King's valley, Deir el Bahari (Hatshepshut), Deir Al Madina (aldea de los obreros) y Ramesseum.

Al día siguiente nos encontramos a las 9:30 y cruzamos el Nilo. Hace calor hoy y voy todo manga corta, por primer día. Pero un calor agradable, no pegajoso. Y es que vengo de algunos días de pasar frío...

En el King's Valley hay hasta 62 tumbas, pero sólo permiten la entrada a unas 10, de las que eliges 3 tumbas por 160EGP. Pensaba q no se podía hacer fotos como dice la LP y luego vi gente haciendo... Y resulta que pagando 300EGP (15€) te lo permitem. Al menos, hacedlas sin flash, que no estropeemos más esa delicia, ese tesoro que tienen aquí. La tumba de Tutankamon y Seti van a parte. No visito ninguna de las dos: la primera es más misticismo que lo que queda en la tumba según dicen, vamos. Y la tumba de Seti I vale 1.000EGP (50€!!!!). Visito KV2 Ramsés IV, KV8 Meremptah y KV11 Ramsés III. Las dos últimas me encantan y la de Ramsés III se conserva estupendamente. La sensación de bajar el pasillo todo repleto de pinturas, representaciones, relieves, con una finura, una delicadeza, un colorido... Una auténtica maravilla, vamos. Y así hasta llegar a la cámara funeraria. Muy emocionante...

Luego me dirijo hacia Deir el-Bahari, el famoso templo de Hatsehpshut y entro en la cámara abierta hace apenas tres semanas. Es impresionante su belleza, su equilibrio, la majestuosidad, cómo  encaja en la montaña... Y las huellas de cómo Tutmosis III intentó borrar toda huella de su madre Hatshepshut... 

Visito también Deir al Medina, la villa de los obreros. Tiene tres tumbas no de nobles y modestas comparando a los reyes, pero ya muy elaboradas. Hay un pequeño templo tolemaico que está muy bien conservado y se visita casi en soledad.

Y esa tarde empiezo a mirar alternativas para ir a Jordania. Mi idea inicial era llegar a Hurghada, ferry a Sharm el Sheik, autobús a Nuweiba y ferry a Aqaba. Mirando horarios de buses y ferrys, precios etc, veo que estoy obligado a pasar al menos dos noches de camino y gastarme más de 150€ entre ferrys y buses. Y es casi lo mismo que en avión así que empiezo a pensar en volver a El Cairo y volar a Amman.

El segundo día en Luxor miro vuelos, y veo que son asequibles, así que me voy a la estación de trenes y me piden otra vez 80USD en cabina doble... Me voy a la ventanilla de al lado y encuentro que hay trenes de primera clase que cuestan 10€ y son limpios, ordenados, cómodos...  No entiendo por qué en El Cairo no quisieron venderme billetes para estos trenes y para el recorrido Cairo-Aswan. Así que finalmente me decido por tren a El Cairo y vuelo a Amman (salida a las 19:25 desde Luxor y llegada a El Cairo sobre las 6 de la mañana, en un asiento algo duro, pero soportable, vamos).

Y el último día en Luxor... madrugo mucho y a las 6:10 empiezo la visita al templo de Karnak, casi en solitario... alucinante!! Especialmente maravillosa la gran sala hipóstila con la luz del alba, el sol ascendiendo en el horizonte, cambiando el tono de las piedras, apareciendo nuevas inscripciones, con un juego de luces y sombras espectacular. Realmente, una delicia e imprescindible entrar a primera hora para evitar las hordas de los cruceros, que llegan a partir de las 9:30, que era casi cuando yo salía. 

Tras conseguir taxista, vuelvo a cruzar a la orilla occidental para ver el Queen's Valley, los Colossos de Memnón, el Habu Temple y volver al King's Valley para ver esta vez KV6 Ramsés IX, KV14 Tausés y Sethnait y repetir en KV11 Ramsés III, esta vez con cámara (sin flash) y es de lo mejor que podía hacer pues hago algunas de las mejores fotos del viaje.

En el Queen's Valley me escandalizo por los 1.000 EGP (50€) que piden para entrar en la tumba de Nefertari, lo que me indigna y la descarto, obviamente. Para visitar 3 de las otras tumbas, son 80EGP (4€). Veo muy pocos turistas aquí y, sinceramente, está justificada la diferencia de afluencia entre el Queen's y el King's Valley ya que el primero cuenta con pinturas más toscas, menos elaboradas, cámaras más pequeñas... Salvo que visitéis la de Nefertari porque no os importa dejaros 50 eurazos.

Una cosa que incomoda mucho es que todo el mundo intenta conseguir propinas. Los vigilantes te abren puertas para entrar en zonas prohibidas, esperando propinas a cambio. Te señalan dioses egipcios o reyes en las paredes, acompañándote sin pedirlo unos minutos y luego te piden dinero. O te animan a que les dejes la cámara de fotos para hacer donde no está permitido... Es muy triste que esta gente no se conciencie de la importancia de proteger estos tesoros: es pan para hoy y hambre para mañana.

Y ya el colmo, un chaval de unos 11-12 años que me cruzó el Nilo. Con su padre había acordado 10EGP (a los egipcios les cuesta 1EGP) y el chaval ahí como riéndose de mí en el trayecto (que dura 3 minutos). Le digo que si tiene cambio porque tengo un billete de 50EGP y me da de cambio 30EGP. Y ahí ya pienso:"chaval, con esta jeta vas mal". Le digo que faltan 10, me dice que no tiene cambio, que es propina...así, con toda su cara. Sí, eran 0'5€ pero no era cuestión del coste, sino de que no te tomen el pelo. Le digo que busque cambio y se hace el remolón, riéndose y diciendo que son propinas los otros 10EGP. Y le digo que ni hablar, que espere. Me bajo y voy a buscar cambio. Cuando vuelvo le doy lo que habíamos acordado y se queda a cuadros. Y me sale la vena moral, que seguramente le resbalará, pero bueno: que cuide a la gente y no engañe, que no es el camino para ganarse la vida. En fin, si eso lo hace un niño es que así se lo enseñan y es algo cultural.

Otra cosa es la necesidad que están pasando por la falta de turismo. En algunos casos, me han llegado a ofrecer 3 figuras talladas del tamaño de una mano por 0'5€... Increíble. Y esto provoca mucha pena, en serio.

Tras volver a la ciudad, pico algo y pruebo algunos platos tradicionales egipcios antes de volver al hotel. Es hora de ducharse, descansar un rato y preparar la mochila, que el tren sale dentro de tres horas.

Mis visitas a Egipto han finalizado y emprendo el viaje hacia el próximo destino: Jordania.