En el avión, leo un poco la guía, sobre Borneo. Vaya, las distancias y los tiempos a invertir son muy largos… Mi idea era pasar un par de días en Balikpapan, aunque creo que tampoco hay mucho que ver o hacer. Pero a medida que leo, empiezo a dibujar una idea en mi mente… El vuelo es apenas de una hora y llego a Balikpapan casi a las 21 h. Cuando voy a salir, pregunto a una chica de atención al cliente para los taxis, por el punto de información turística. Está cerrado. Vaya… y como habla inglés, le pregunto si sabe si hay autobuses nocturnos a Banjarmassin. Ella no lo sabe, así que empieza a preguntar por allí. Llega un punto en el que hay hasta seis personas discutiendo entre ellas si hay o no autobuses nocturnos a esa ciudad. Aunque no entiendo indonesio, se nota que están discutiendo. Al final uno dice que sí, como me imaginaba, pues son 12 horas de trayecto. Lo que no saben es la hora. “Genial si lo puedo coger”, pienso, “así me ahorro una noche de hotel aquí y gano uno o dos días para ver todo lo que quiero ver realmente de Borneo”. Total, que pago el taxi (muy organizado el tema, pues pagas dentro de la terminal, te dan el ticket y te diriges a la parada de taxi). Un hombre me acompaña y le dice al taxista el destino. Hummmm… Es un hombre mayor el taxista que me ha tocado y no me hace mucha gracia, pues le escucho refunfuñar y poner mala cara, diciendo algo así como que no hay autobuses a estas horas. Me subo al taxi sin hacerle mucho caso… Tras 25 minutos, llegamos a la estación de autobuses. Nada más entrar, me hace un gesto con los brazos y exclama algo parecido a “¿Ves?. No hay autobuses!!”. Veo a uno de seguridad con otros dos hombres. Le digo al taxista que espere un momento, con señales, porque no tiene ni puñetera idea de inglés. Bajo y pregunto. Me dicen, en indonesio, que ahí no, pero que hay otra terminal que sí salen hacia Banjarmassin. Me giro al taxista y lo escucho jurar en arameo. Ya me toca los cojones de mala manera, así que lo envío a tomar por culo cuando saco mis mochilas del taxi. Y lo hago en castellano, porque de indonesio no tengo ni idea y en inglés tampoco me va a entender. Además, ¡¡me quedo a gusto!!. Eso sí, a gusto pero sin taxi.
Saco mi libreta nuevamente y les digo que me lo escriban. El de seguridad se encoge de hombros, ante la actitud del taxista. Cargo mis mochilas y salgo a la carretera. La tarea es encontrar ahora un taxi aquí, que no es sitio de paso… Comienza a llover. Intento preguntar a tres o cuatro personas, pero ni idea de inglés. Genial… Son las 21.30 h., noche cerrada, está lloviendo, no tengo ni idea de dónde estoy,… Al poco, pasa una bemo vacía y la paro. Le enseño la dirección y me dice que OK, con señas, que tampoco habla inglés. Aún tendré suerte… A los 5 minutos detiene la bemo y me dice que no, que es muy lejos (o eso me parece entender) y me pide más dinero. Saca billetes de un bote redondo y me enseña 3 billetes de 20.000. Total, que empezamos a jugar con billetes a ver cuánto cuesta el viaje: él pone y yo quito. Reímos… Acordamos el precio y arranca nuevamente. A los 10 minutos, para delante de un supermercado de comida. Le pregunto y me hace gestos como de comer. Alucino un poco. Baja, abre el depósito de gasolina… Coge una garrafa de unos dos litros con un líquido amarillo, un embudo y se pone a llenar el depósito de gasolina. Alucino un poco. Nunca dejaré de aprender algo nuevo en países como este.
Continuamos el viaje y salimos de la ciudad. La carretera apenas se vislumbra, no hay casas, ni luces… de vez en cuando, algún agujero importante en el asfalto, algún frenazo de golpe. Le pregunto: “Bus?. Banjarmasin?”. Y me responde algo en indonesio. Ni idea de qué me dice. Sigue circulando y le vuelvo a preguntar, porque una estación de autobuses no puede estar taaaaaaaaaan lejos de la ciudad. Finalmente, me dice él: “Bus. Banjarmasin”. Bien, parece que sí me ha entendido, pero me sigue extrañando este trayecto. A las 22 h. llegamos a una especie de muelle. Ni rastro de autobuses. Pienso, obviamente, que no nos hemos entendido por el tema del idioma. Allí se nos acerca un chico y le pregunto. No habla inglés. Le digo “Bus. Banjarmasin?”. Y me afirma con la cabeza, haciéndome gestos de que le siga. Me cargo las mochilas y nos vamos hacia… ¡¡Un barco!! Le digo que quiero un autobús, no un barco. Ríe… entramos en el barco, y… ¡¡voilà!!. Al fondo hay un autobús aparcado… Va a Banjarmasin. Lo he pillado por 10 minutos. Pacto el precio. Pregunto cuánto tarda y nadie ni idea de inglés. Uno, al final, me dice que llega allí a las “one, one”. Bien… las 12 horas de bus que tenía previstas. El autobús es lamentable: destartalado, sucio, viejo… Y ahí voy a pasar unas cuantas más de 12 horas. Cruzamos en el barco (yo sentado dentro del autobús) una especie de bahía y, al otro lado, extienden una rampa y el autobús arranca. A los 5 minutos, 5 minutos, 5 minutossssssssssssssssss… para y se meten la mayoría en un restaurante a cenar. A la vuelta, abren el techo y se ponen a revisar el aire acondicionado. Llegan a juntarse hasta 5 personas, cortando cables, empalmando, cinta aislante por aquí, un mechero para quemar otro cable por allá, una linterna en la boca para iluminar el agujero… Mi padre se echaría las manos a la cabeza por ver cómo trabaja esta gente. Tras una hora larga, lo arreglan. Ahora sí, ahora ya funciona el aire acondicionado. Creo que ha mejorado como 0,5º C… ufffffffffff… Los asientos son incómodos, cuesta coger una posición medio decente para dormir unas horas. El camino lleno de baches, con algunos pueblecitos a los lados, bosque/selva o lo que queda de ella de vez en cuando… De frío por el aire acondicionado, ni rastro. A las 9 de la mañana, me despierto definitivamente. Habré dormido unas 4 horas. ¡Estoy reventado!. A las 11 paramos a comer algo. Soy el único occidental, una vez más. Cuando volvemos al autobús, con señas le pregunto a uno cuánto falta y me dice que más de 3 horas………………. De verdad, esto va a acabar conmigo. Finalmente, pasadas las 15 h. llegamos a Banjarmasin.
El hotel donde me hospedo cuesta 8 € y tiene tele en la habitación. Perfecto. Espero poder ver el fútbol mañana. Y pasado mañana, me espera otro tute de autobús (unas 20 h.), pues quiero ir al Parque Nacional de Tanjung Puting, el mejor lugar del mundo para ver orangutanes en semi-libertad.
Hablo con una pareja neozelandesa con su hijo, que también quieren ir allí. Finalmente, harán algo diferente, así que llegaré cerca del P.Nacional y luego ya veremos cómo entro, porque creo que hay que contratar una barca o algo así después del trayecto en bus. Pero ver al hombre de los bosques en semi-libertad puede ser una experiencia inolvidable y otro de los momentos culminantes del viaje.
Tres días de viaje después, sigo vivo, aunque necesito descansar…
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