Malaca, 22 de Mayo de 2.011
Pues ya hace 10 días que estoy en Malasia, un país vecino de Indonesia pero tan y tan diferente. Como me dijo Cris: “aquí se maneja dinero”. Y no hace falta mucho tiempo para darse cuenta de algunas diferencias sustanciales. La primera y más gratificante para mí, fueron los autobuses. Venía de auténticas pesadillas en los autobuses indonesios (ya sabéis: diminuto espacio, sucios, gente fumando, sin aire acondicionado, tráfico horrible y carreteras en precario estado) y cualquier cosa podía ser mejor. Pero en cuanto me subí al primer autobús, entre Tawau (ciudad Malasia a la que llegué desde Tarakan, en Indonesia, en ferry) hacia Semporna, mi humor cambió. Un autobús grande, espacioso, limpio, barato, prohibido fumar, aire acondicionado,… vamos, que pensé: “bua, aquí puedo viajar tres días seguidos si hace falta”. Los autobuses que he ido cogiendo posteriormente, han confirmado que esto es otra cosa.
Y las ciudades, igualmente, más limpias, ordenadas, ajardinadas, con semáforos que se respetan… O sea, Malasia me está encantando.
Me dirigí, como os decía, hacia Semporna, para intentar bucear en Pulau Sipadan, “un paraíso marino” según el propio Jacques Cousteau. Problema: sólo permiten 120 buceadores diarios. Ingenuo de mí, pensé que siendo temporada baja, no habría problemas. Ja… En los tres centros de buceo que pregunté, me dijeron que no había plazas para bucear hasta dentro de tres semanas. Putadón, putadón… De todos modos, tampoco podía reservar, porque no hubiera sabido en qué fechas llegaría y/o me hubiera condicionado el recorrido anterior. Semporna es una ciudad costera, sin especial atractivo (nótese el eufemismo). Una vez visitado su mercado y la lonja de pescado, todo el pescado está vendido (figura retórica al canto). Pasé una noche más allí y me fui: autobús de 8 horas hasta Kota Kinabalu. En él estuve hablando con Rob, un chico de Oregón (USA), que trabaja como profesor de inglés en Bangkok (he perdido ya la cuenta de americanos que he conocido que son profesores de inglés en Thailandia) y ya se ha recorrido casi todo el sudeste asiático durante sus periodos vacacionales.
Al llegar a Kota Kinabalu, cenamos esa noche con Úrsula, una fanática del buceo y un japonés que apenas hablaba inglés. Fue divertido e interesante escuchar a Rob y Úrsula explicando sus aventuras. Él nos explicaba cómo buceó con tiburones ballena y ella cómo nadó una vez junto a ballenas jorobadas. Una colgada, vamos. Y lo de bucear junto a tiburones ballena (el mayor pez del mundo que puede llegar a medir más de 5 metros… 5 metros!!!. Diosssssssssss)… parece muy interesante, pero creo que yo necesito algunas inmersiones más para sentirme algo más seguro ante semejante criatura.
Crownfish en nuestra inmersión. |
En Kota Kinabalu estuve más días de los previstos. Es una ciudad con una puesta de sol preciosa, con un parque nacional marítimo accesible a apenas 15 minutos en lancha, donde se puede bucear y con unas playas espectaculares. Además, tiene un agradable ambiente multicultural que te va atrapando poco a poco.
Buceé en Pulau Sapi y Pulau Gaya, dos de las islas del parque nacional. Mi compañero de buceo fue un chico Malayo, Keng Gee Tan, que llevaba una gran cámara subacuática. Se infló a hacer fotos de lionfish, tortugas gigantes, nudibranquios, crownfish… Por cortesía suya, he podido tener acceso a sus fotos. Son una auténtica maravilla. Y si os gusta verlas, os podéis imaginar lo que es deleitarse con esas formaciones coralinas, esos bancos de peces a tu alrededor, tortugas gigantes que se mueven lentamente a escasos dos metros, peces extraños… precioso!!.
En Pulau Gaya. |
La anécdota del día que fui a las playas fue ver a una pareja de japoneses sordomudos viajando. Increíble… Ah, otra anécdota, esta vez culinaria. Entré en un restaurante tipo buffet (casi lo prefiero así porque escoges directamente lo que mejor te entra por la vista, sin caer en riesgos gastronómicos totalmente innecesarios) y me serví un plato de noodles así finos, fritos y con un huevo frito. Además unos pinchos de pescado y carne, riquísimos. Total, que pago y me pongo a buscar cubiertos… ahhhhhhh… no hay cubiertos!!. Genial!!. Sólo palillos de esos estilo japonés. Si me veis los malabarismos que tuve que hacer para comerme el huevo frito con los palillos... Al final lo conseguí!!. Menos mal que la yema estaba un poco más hecha y no se desparramaba, porque chupar el plato hubiera sido una imagen lamentable, jajaja.
KL desde la torre de telecomunicaciones. |
Finalmente, dejé Borneo, rumbo a Kuala Lumpur, en avión, claro. Kuala Lumpur… hummmm… Si me preguntas qué es lo primero que se me viene a la cabeza, sería: gris. Sí, gris. Es una ciudad sin encanto, desordenada, mal concebida para los peatones, edificios sin alma, tardes lluviosa (efectos del monzón). Si me preguntas: “entonces, ¿no te gustó?”, te respondería “tampoco me disgustó”. ¿Y cómo se entiende esa paradoja de que no te disguste una ciudad que catalogas como gris?”. Bueno, varios motivos. Tiene algún punto interesante, como las grandes mezquitas, la plaza Merdaka con sus edificios coloniales, el barrio de Chinatown sí que es delicioso y algo más de Little India (aunque tampoco mata, pero el ambiente callejero es chulo y casi todos son indios aquí). ¿Y eso es suficiente?. Bueno, no… es que tiene la torre de telecomunicaciones, con una vista 360º de la ciudad impresionantes. “Ya, pero es un mirador, sin más”. Está bien, está bien… es que las Torres Petronas, con 452 metros de altura son realmente alucinantes. Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh… haber empezado por ahí, hombre!!. Pues sí, subir a la torre de telecomunicaciones es impactante por la perspectiva que te proporciona, pero lo que es realmente una maravilla son las torres gemelas de Petronas, las que un día fueron el edificio más alto del mundo. Para vuestra información, el Empire State tiene 381 metros… pero es que acabo de consultar internet y hay 3 edificios más altos que estas torres: Shanghai World F.Center con 492 metros, el Taipei 510 de Taiwan con 501 metros y… el Burj Dubai de Dubai (Emiratos Árabes) con la escalofriante altura de 818 metros!!!. Madre mía, tiene que ser un espectáculo ese edificio.
A las Petronas Towers no pude subir porque se venden los billetes, limitados también, hasta que se acaban, muy temprano por la mañana, sobre las 10.30 ó las 11 h. ya no quedan billetes para el día. Y yo llegué por la tarde. Bueno, tampoco era un objetivo prioritario, porque creo que sólo puedes subir hasta el puente que las une, en el piso 41. Y en la torre de telecomunicaciones subes mucho más alto. Dentro tiene todo un complejo de galerías, centros comerciales, restauración, oficinas, bancos, etc., como si fuera una pequeña ciudad en sí misma. No sé si me gustó más fuera o por dentro. Difícil elección…
En Kuala Lumpur he estado dos días y medio. Es grande, pero lo que había que ver, visto está. Y hoy he llegado a Malaca, a medio camino entre KL y Singapur. Ya os contaré de Malaca, porque tiene una pinta estupenda. De aquí, me dirigiré a la costa este de Malasia, para ver las islas de Pulau Tioman e ir hacia el norte, pasando por Pulau Kapas y Pulau Perhentian Kecil, idílicas, de postal… que eso sí que son paraísos!!. No sé si colgar fotos de esas islas, porque muchos de vosotros me retiraríais la palabra directamente por considerarme mal amigo.
Finalmente, espero que mis amigos hayan sobrevivido a la despedida de soltero de Dani. Me he estado acordando de vosotros todo el finde, sabedor de la que le estábais montando a través de vuestros mails. Ya sé que alguno ha acabado algo perjudicado, que otro igual tiene que enterrar su Iphone por ducharlo en la piscina, etc… Aixxxx… me sabe mal no haber estado ahí. Bueno, a Dani y Eli creo que los veré en poquitas semanas, cuando inicien su luna de miel en Thailandia… Feliz bodorrio, chicos!!!
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