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dimarts, 13 de setembre del 2022

Cusco: el corazón incaico.

Cuzco, 12 de Septiembre de 2022

El viaje se hizo largo y pesado, pero empezó a cambiar cuando el avión Lima-Cusco atravesaba un manto de nubes de algodón que cubría las montañas andinas y se adentraba en el valle de Cusco.

Me atrevo a decir que el aterrizaje en esta ciudad andina ha sido de los más bonitos que he vivido, con montañas a ambos lados, el avión descendiendo entre ellas, aldeas desperdigadas, luces que amanecían (aterrizaba sobre las 6:30 h.). Una delicia...

El primer día fue un poco de aclimatación y solucionar algunos detalles previos: pagar el resto del Camino Real Inca que haré al final del viaje (el 20/09 empiezo, con llegada a Macchu Picchu el 23/09 como colofón del viaje), encontrar alojamiento, mirar un tour para visitar el Valle Sagrado Inca, cambiar euros a soles peruanos... Y tratar de aclimatar el cuerpo lo antes posible al cambio de hora (7 horas menos que en Catalunya) y a la altura (Cusco está a 3.300 metros de altitud).

Así que apenas visito el Corycancha, el Museo de Arte Precolombino y empiezo a deleitarme con esta ciudad, cuyo corazón es la Plaza de Armas, testigo mudo de acontecimientos históricos que marcaron esta tierra y el destino de sus habitantes indígenas.

(El segundo día hago el Valle Sagrado Inca, pero lo haré en otra entrada).

El centro histórico de Cuzco está tomado por turistas, policía, vendedores de todo tipo, restaurantes y cafés, agencias de turismo, centros de masaje... En cuanto sales 5-6 calles en cualquier dirección, el panorama cambia, escuchas quechua, indígenas aquí y allá ataviados con sus ropajes tradicionales... Totalmente recomendable salir un poco más allá y ver el Cuzco más auténtico.

Así, en mi tercer día en Perú recorro las venas de esta ciudad, con un centro histórico realmente apabullante, repleto de iglesias y casas coloniales construidas por los españoles sobre edificaciones incas. Lo llevan en el ADN, o te sometes y renuncias a tu identidad o arrasan con tu cultura, tu gente, tu idioma, tus edificios, tus símbolos... 500 años después siguen funcionando igual.

Como dijo el guía del Tour del Valle Sagrado: "Macchu Pichu es especial porque los españoles no la descubrieron. De lo contrario, en medio de la ciudadela habría una iglesia cristiana y media ciudad destruida". Amén.

                            Catedral de Cuzco

Pero a lo que iba... En todos los museos que he visitado, en las iglesias, en los edificios históricos, se respira un aire de resignación por aquellos hechos históricos desde la llegada de Francisco Pizarro en el siglo XVI que marcaron el declive del Imperio Inca. Resignación mezclada con un punto de orgullo, de reivindicar que, pese a todo, ellos siguen aquí. Ciertamente la cosmovisión Inca, sus deidades y su funcionamiento social desaparecieron, pero permaneció su idioma, muchas de sus tradiciones, sus mitos...

Qué hubiera pasado si esos hechos hubieran discurrido de otra manera? Las ucronías siempre son interesantes desde un plano especulativo y dejan paso a imaginar escenarios diversos, pero la Historia está ahí, con el genocidio en nombre de Dios y los Reyes de Paññña... Aunque se empeñen en edulcorar su papel, as usual.

Hoy me he desesperado un poco, porque tenía un recorrido por la ciudad para visitar todos esos puntos de interés, pero resulta que los horarios son igual de precisos como los trenes de RENFE en Catalunya, gestionados por los susodichos... Así que llegaba a un museo, iglesia, convento y... Cerrados con cambios de horarios. He ido y vuelto por las mismas calles varias veces para intentar ver la mayoría pendiente de sus horas de apertura, cierre, limitación horaria... aunque en una semana estaré de vuelta y aún podré visitar los que me falten.

Plaza de Armas

Me ha impresionado la Catedral de Cusco hasta límites insospechados; el Convento de la Merced me ha dejado sin aliento con su claustro y sus pinturas de la Escuela Cusqueña; por supuesto, respirar la Plaza de Armas rodeada de edificios históricos y llena de vida a cualquier hora; y, finalmente, el Museo de Arte Regional, donde no tenía pensado ir, pero al final le he encontrado un hueco y... Ufffff...

                         Convento de la Merced

Después de un repaso histórico de acontecimientos, la escuela de Pintura Cusqueña, etc... Hay un espacio dedicado al Inca Garcilaso de la Vega, que vivió en esta casa de estilo colonial a inicios del siglo XVII. Yo tenía conocimientos superficiales sobre su figura, lo admito. Pues bien, era hijo de una inca que le transmitió el amor por su cultura materna y su padre era un español, así que fue uno de los primeros mestizos y, sin duda, el más instruido de todos ellos, viviendo entre dos mundos, el del amor a sus ancestros incas junto a su vida bajo el virreinato colonial. Poco después de sus 20 años, se trasladó a vivir a la Corona de Castilla (España no existía como tal, que no os cuenten películas de ciencia ficción) y acabó viviendo en......... Montilla, Córdoba, durante 30 años. Ese dato, totalmente desconocido para mí, ha sido como un punzón directo al corazón.... Allí nació mi madre, que nos dejó unos meses atrás. Leyendo la biografía del Inca Garcilaso de la Vega mis ojos se han empañado... Montilla. Mi madre. Su adiós...

Con el corazón encogido, he visitado 3 ó 4 puntos de interés en Cuzco y he pasado a recoger mi mochila, ya que esta noche me voy en bus hacia Puno y el Lago Titicaca.

Como era pronto (el bus sale a las 22 h.), me he sentado en un banco contemplando la vida en la Plaza de Armas, su catedral... Y he recordado al Inca Garcilaso. Y Montilla. Mi madre. Ay.... Recuerdo que una de las últimas frases que me dijo fue: "Cuídate mucho, hijo". Y eso hago, mamá. Viajo. Viajo porque ahí soy feliz. Aunque este viaje no es feliz. Es extraño. Ya no estás. Ya no me esperarás a mi vuelta. No me preguntarás "cómo estás, hijo?". No, no es feliz. Y no lo es porque tú ya no estás... Pero es lo más cercano que sé hacer para cuidarme, mamá. Viajar. Ser yo mismo. Y pensar en ti. Llevarte conmigo, siempre, allá donde esté.

Y así, llorando, sentado en un banco de la Plaza de Armas de Cusco, en Perú, a miles de kilómetros, intento seguir adelante y sobreponerme a tu ausencia y al vacío que nos dejaste.

Te echo tanto de menos, mamá...






1 comentari:

  1. La emoción del viaje que intensifica los recuerdos. Cuídate mucho Sergio y disfruta del Perú. Oswaldo

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