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diumenge, 11 de setembre del 2011

De Sihanoukville (Camboya) a Koh Phangan (Thailandia).

Chalom Luk (Koh Phangan, Thailandia), 11 de Septiembre de 2.011.

 
Y así, como quien no quiere la cosa, he llegado a mi último destino, que era un destino inconcreto, abstracto, sin nombre, difuso en mi mente… Pero sabía qué quería y aquí lo he encontrado. Acierto total…
De Sihanoukville ya quería volver a Thailandia para pasar los últimos 10 días de mi viaje. Finalmente descarté subir a Kratie a ver los delfines rosados del Mekong, ir hacia el noreste de Camboya, una zona más salvaje, agreste y exigente de aventura, esfuerzos y dinero y continuar un poco más al norte para ver las 4.000 islas en el sur de Laos. Podía haber ido para acabar de peinar todos estos países pero antes que esa voluntad de ver todo lo bonito de esta zona, había otra voluntad que se imponía: la mía. Y a mi voluntad no le apetecía tragar más polvo en carreteras secundarias, palizas de autobuses, pueblos perdidos y ruinas olvidadas. Por ese motivo decidí que de Sihanoukville a Thailandia y tiro porque me toca.
Comencé el viaje en esta ciudad al sur de Camboya, destino Bangkok. Autobús nocturno. Eran las 20 h. cuando me subí a él. Primera ingrata sorpresa: iba vía P. Penh con cambio de autobús. “Bueno, pues luego dormiré”, pensé… El trayecto Sihanoukville-P.Penh de 4 horas y media en cama, no estuvo mal y me dio tiempo a ver la segunda parte del Padrino (las dos partes, Valdi: la 1ª parte de la 2ª parte y la 2ª parte de la 2ª parte). A las 0.30, ya en P. Penh, cambio de autobús. Vaya, subo al autobús que debía llevarnos a Bangkok y… no es de camas, sino de butacas, grandes y cómodas, sí, pero butacas… Y hay unas 10 horas por delante. “Menudo fastidio”, pienso. Al instante, la realidad, tozuda, dura y desagradable en algunos momentos, golpea mi conciencia de una manera brutal. No hacía ni dos minutos que yo mismo había cruzado la calle para cambiar de autobús, cuando veo que los que ya estaban en él comienzan a asomarse a la ventana. Me asomo y… un chico yace tendido en el suelo. Ha tenido un accidente con la moto. Está inconsciente. Parece que ha chocado contra un gran cubo de basura que hay a un lado. Tiene muy mala pinta… Lo levantan y un charco de sangre donde estaba su cabeza mancha el suelo. Parece un guiñapo y creo que tiene algunos huesos rotos. Muy mala pinta… Mi conciencia me golpea y me trae recuerdos del 21 de Marzo de 2.010, cuando yo mismo volví a nacer. Vuelvo a tomar conciencia de qué frágiles somos, qué débiles y qué estúpidamente vivimos nuestras vidas, quejándonos de todo, por todo sin dar gracias por lo más preciado que tenemos: nuestra vida. Todo puede acabar en un suspiro. Ahora estás aquí, dentro de 10 segundos quizás no. La vida es un soplo y puede apagarse en cualquier instante. Un chico joven, con toda una vida por delante y… ojalá pueda salir de esta, pero lo veo realmente peliagudo. Su imagen me acompaña durante horas y apenas puedo conciliar el sueño. La vida… qué afortunados somos de estar aquí y cuántas personas desaprovechan la suya con lamentos ridículos o encerrados en los muros de sus indecisiones, miedos, fobias, inseguridades… ¡¡Vive, joder, vive!!. Hay mucha gente que ya no está que seguro que hubiera aprovechado mucho más su vida, no desperdicies tú la tuya…
Pasadas las 8.30 de la mañana cruzamos la frontera entre Camboya y Thailandia. Voy con una pareja escocesa, de Glasgow (creo que son los primeros escoceses que he visto viajando en todos estos años) y una chica holandesa que… parece hawaiana, la verdad. Con el escocés, mientras esperamos ya al otro lado de la frontera, hablo un rato (me cuesta entenderle algunas cosas, sinceramente) sobre la situación en Escocia, en Catalunya, el accidente del chico la noche anterior…
Nos dicen que esperemos media hora, que vienen 5 personas más detrás nuestro y nos llevarán a todos a Bangkok. No es media hora. Ni una hora. Son dos horas de espera, tras haber dormido muy poco en el autobús… Se nos hace eterno. A las 11 nos meten en una minivan y… ni rastro de las 5 personas que venían detrás nuestro. Igual les denegaron la entrada a Thailandia por haberse retrasado, vete a saber (broma, claro).
Y de la frontera hasta Bangkok, nos dijeron que unas dos horas y media. Ja… ríete tú. El conductor creo que fue el peor que he conocido en estos meses y no porque fuera antipático, al contrario, no paraba de sonreír, pero era lamentable. Conducía 50 minutos y parábamos 15. Un trayecto que debía ser de 2 horas, tardamos 3 horas y cuarto. Y cuando llegamos a Bangkok, unos atascos impresionantes. En la minivan íbamos un hombre australiano, dos japoneses, la pareja escocesa, la holandesa (hawaiana), un tailandés que iba con un tipo europeo un tanto extraño y yo. Tras un rato por Bangkok, nos damos cuenta de que el tipo está dando una vuelta de narices. Ah, claro… íbamos a dejar a su acompañante, a la mujer que iba con él. Los japoneses y yo sacamos nuestro plano de Bangkok y vimos que no iba hacia Kao San Road, sino que estaba haciendo como eses por la ciudad, de atasco en atasco. El australiano quería llegar al aeropuerto, por lo que, ni corto ni perezoso, en medio del atasco comenzó a gritarle al conductor, se bajó, abrió el maletero, cogió sus mochilas y se fue hacia el metro. Al rato, tras más atascos y más vueltas, el extraño europeo y el tailandés, deciden bajarse también, y los japoneses, que también iban a Kao San Road, como los demás que quedábamos allí, se bajan ante nuestro asombro. Total, que quedamos la holandesa, los escoceses y yo. Eran ya más de las 15 h., llevábamos 4 horas en la minivan, metidos en un atasco detrás de otro, 19 horas de viaje a nuestras espaldas y bastante alejados de nuestro destino aún. Comenzamos a sospechar que este hombre no sabe ni dónde va. Le pregunto dos veces si realmente sabe dónde está Kao San Road (lugar turístico y de concentración de mochileros en Bangkok). El tipo sonríe, pero se para dos o tres veces, dudando de por dónde seguir. Hablo con el escocés y estamos de acuerdo en que el tipo no sabe llegar. Ya un poco cansado, le digo al conductor que me parece increíble que yo conozca mejor Bangkok que él… Sí, fui muy desagradable, pero es que era como para cabrerarse, os lo aseguro. Preguntamos a algún peatón por el camino a Kao San. Llegamos a nuestro destino a las 16 h., ya desesperados… 20 horas de viaje, más de 4 horas de retraso. Había quedado con Marianela que está por aquí con su novio, pero imposible, claro.
Nada más llegar, pienso que tampoco quiero estar ni un día en Kao San, que ya conozco la zona y Bangkok y que cuanto antes llegue a la isla, mejor. En el camino miro la guía para decidirme: Ko Phi Phi y Pukhet, Koh Tao, Koh Phangan… ¿qué hacer?. ¿Dónde ir?. A última hora decido que me voy al norte de Koh Phangan, que tiene buena pinta. Así que a las 16.15 pregunto en una agencia si es posible coger un autobús nocturno hacia el golfo de Thailandia y me dice que sí, que el autobús sale a las 18 h.” Pufff… esto sí que va a ser una paliza”, pienso, pero vamos, ¿quién ha dicho miedo?. Ok, pues a las 18 h., el siguiente. Dejo mi mochila y me voy a comer algo (que ni había desayunado ni comido nada aún).
A las 18 h., inicio del viaje. A mi alrededor todo son jovencitos, parejas y demás… La gran mayoría se dirigen hacia Koh Phangan. Hummm… ah, claro, el 12 es luna llena. Ah, claro, la full moon party, famosa a nivel mundial. Pero es en el sur de la isla, yo voy al norte, ya no tengo edad de ir a fiestas de adolescentes…
En una parada que hacemos para cenar, conozco a una chica belga, de Gante. Hablamos un rato. Ella va hacia Koh Tao para hacer un curso de submarinismo. Seguimos camino…
Y llegamos a las 2.30 a nuestro destino final del bus para coger el ferry… Pero, un momento, ¡¡nos dijeron que llegaríamos aquí sobre las 6 de la mañana!!. Hummm… trato de situarme y, efectivamente, descubro el secreto: habíamos llegado a Chumpon, que está bastante más al norte que Surat Thani, el lugar al que nos dijeron que llegaríamos para coger el ferry. Varios jóvenes se muestran sorprendidos por lo rápido que hemos llegado y les explico que no estamos en Surat Thani, sino en Chumpon. Efectivamente, este es el lugar al que llegué cuando vine de Koh Tao en dirección a Bangkok, en Junio pasado y eso explica las 3 horas de adelanto según lo previsto. Ya me parecía a mí algo ridículo ir desde Bangkok a Surat Thani, mucho más alejado que Chumpon, para coger un ferry que podíamos coger desde ésta última...
Y allí me encuentro con un alemán… Me sonaba su cara y lo ubico enseguida: estaba en la misma Guest House en la que estuve con Robin en… Chiang Mai, a inicios de Julio. Guau… dos meses después. Resulta que el tipo había vuelto a Alemania un mes y medio, había llegado a Bangkok justo el día anterior y ahora iba a estar unas semanas por Thailandia para luego visitar Laos, Vietnam y Camboya de aquí a navidad. Total, que habiendo llegado sobre las 2.40 a Chumpon, teníamos que esperar hasta las 7 de la mañana que salía el ferry hacia las islas. Obviamente, comodidades cero, allí. Unos duros bancos de madera… El alemán y yo estuvimos hablando de los países que yo había visitado y él visitaría, de su vida en Alemania, de mi búsqueda de trabajo cuando vuelva (me dio algún consejo realmente útil), etc. No dormí nada esas horas. Luego recuperé tres horitas en el ferry, hasta llegar a Koh Tao y ya el trayecto Koh Tao Koh Phangan, despierto. Como era de esperar, los jóvenes se fueron hacia el sur de la isla y el alemán, otra pareja alemana y yo, hacia el norte.
Llegué a Chalom Luk, un tranquilo pueblecito de pescadores al norte de Koh Phangan,  sobre las 14 h., es decir, 42 horas después de haber salido de Sihanoukville. No está mal el tute… Chalom Luk está a medio camino entre un lugar tranquilo pero no en el exceso de llegar a ser muy aburrido, pues se puede hacer un poquito de todo, y un lugar muy turístico. La playa, de arena fina blanca, palmeras y aguas turquesas, con embarcaciones pesqueras salpicando la bahía es, seguramente, muy aproximado a lo que buscaba. Ya estoy en mis últimos días de viaje y quería eso, un lugar tranquilo, playa, buena conexión a internet, multitud de diferentes restaurantes para todos los bolsillos, cajeros automáticos… comodidades, vaya, sin ser muy turístico, con una buena playa en la que tostarse un poquito, una buena base para recorrer el norte de la isla…
Y ahora es lo que estoy haciendo, últimos días de relax, de asumir el fin del sueño, con la satisfacción de haberlo realizado, una vez más. Horas de contextualización, de encajar piezas, ensamblar ideas, aposentar recuerdos. Horas de viaje mental a lugares y situaciones. Voces que me acompañaron. Personas que eran ajenas, desconocidas, que formaron parte de mi viaje como yo del suyo. Días de asumir que esto toca a su fin. Días de pensar y sentir. Días de sonreír. Días de cuenta atrás. Y mirar fotos. Fotos de personas anónimas. Y de amigos. Viejos amigos. Y otros que espero que algún día se conviertan también en viejos amigos. Y paisajes. Fotos de ríos. De montañas. Cielos azules. Cielos grises. Amaneceres. Atardeceres. Playas paradisíacas. Junglas. Animales. Caminar bajo la lluvia. Estar perdido en una ciudad. Horas de espera… Días de pensar en eso y en mucho más… Días de pensar… “¿y ahora, qué?”.

3 comentaris:

  1. Ahora a seguir amigo, creo que una experiencia asi no acaba nunca; es un principio de una nueva vida, de una nueva forma de pensar y de actuar y todo lo vivido te (nos) servira como bagaje y experiencia que nos llevamos con nosotros
    Y por que no, volver a marchar otra vez...!
    Un abrazo desde Kathmandu

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  2. apasionante tu relato, decididamente este año voy a hacer el viaje que tanto espere gracias a ti!!!

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    1. Pues si necesitas algo, manipulador de alimentos, ya tienes mi correo!!.
      Suerte y disfruta, que será una experiencia inolvidable, seguro.

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