Hue, 8 de Agosto de 2.011.
Hay cosas, situaciones, hechos que, hasta que no los ves con tus propios ojos, no piensas que lleguen a ser tan exageradamente extremos como te explicaron. Y eso me ha sucedido a mí con lo que me habían explicado otros viajeros respecto a Vietnam y la gente que vive del turismo, básicamente.
Contextualicemos que la gente de Vietnam es amable, cordial, sonriente, como en la mayoría del sudeste asiático, así que esta entrada no se refiere a la gente vietnamita, sino al subgrupo llamado “taxi-ladrones de Hanoi”.
Llegamos Yoan y yo al mediodía procedentes de Ninh Binh tras haber visitado por allí Hoa Lu (no tiene mucho atractivo), Trang An (realmente bonito el paseo de dos horas en barca, por el río, atravesando cuevas y entre montañas preciosas) y Tam Coc (mucho más masificado que Trang An, entre arrozales y con el agua no tan limpia como Trang An)… así que si sólo quieres ver una de ellas por tema de tiempo, te aconsejaría que fueras más hacia Trang An que no a Tam Coc: menos gente, más limpia el agua y paisaje más impresionante.
Bueno, llegamos Yoan y yo a Hanoi en tren y en la estación, cómo no, unos 200.000 taxistas esperando clientes. Lloviznaba e íbamos cargados con las mochilas, en una ciudad nueva, por lo que decidimos coger un taxi entre los dos, aunque fuera un recorrido de apenas kilómetro y medio, pero para orientarnos y demás… total, que vamos a preguntar a un taxista y nos dice: 200.000 dongs cada uno… Ja… 6 € cada uno por 1’5 km????. Ni de coña. Me lo miro muy serio y le digo que es la 3ª vez que vengo a Vietnam (mentira cochina, pero hay que dejar claro que conoces según qué cosas) y que sé que el precio correcto es de 50.000 dongs desde la estación de autobuses hasta la catedral de Saint Joseph. Se ríe y dice que no… “Ok.. Tam Biet” (“adiós” en vietnamita). El tío se nos queda mirando y no reacciona. Paramos otro taxi y nos dice 150.000 dongs cada uno. Repito procedimiento y le digo que 50.000 dongs cada uno (1,66 €). Reniega un poco pero al final acepta y nos lleva al destino. De inicio, esto sólo sería algo habitual en Asia sin nada más a reseñar. Pero es que esta fue la experiencia más light… Abróchense los cinturones, que empieza la guerra.
El 31 llegaron Miquel, Valdi y Saha a Hanoi. Por tema de enlaces y retrasos, las mochilas no llegaron con ellos. El domingo noche llegada a Hanoi el lunes no hay vuelos entre Moscú y Hanoi con Aeroflot, por lo que debíamos esperar hasta el siguiente vuelo, el martes por la mañana para recibir sus mochilas. Pasamos día y medio con la ropa que llevaban y mi ropa, haciendo un poco de malabarismos…
Total, esa tarde nos fuimos a ver la Pagoda de la Literatura ellos 3, Yoan y yo. Diluviaba y decidimos coger un taxi para ir los 5 (apretados, eso sí, jajajjaa). Al salir de la pagoda, llovía a cántaros nuevamente, por lo que decidimos coger un taxi para volver al hotel (sus chubasqueros estaban en las mochilas, en Moscú y se tuvieron que comprar una bolsa de basura con mangas que los “protegiera” mínimamente). Salimos de la pagoda y paramos un taxi. Le decimos que 150.000 los 5 hasta el lago, que queríamos visitar esa tarde, que no pusiera el taxímetro en marcha, que eran 150.000 dongs (los taxímetros suelen estar trucados y no corren, vuelan!!!). Ok, ok… se lo repetimos tres veces y el tío asiente con la cabeza. Yo iba sentado delante, con Valdi en mis rodillas, y ya llevaba dos días en Hanoi, por lo que me orientaba bastante bien. Llega un punto que me dice Valdi “¿has visto el taxímetro?”. Miro el taxímetro y marcaba 490.000 dongs. Le digo al taxista que está dando una vuelta importante, que el lago queda a la izquierda y que lo ha rodeado por otras calles para que no lo viéramos, además de que no era el precio del taxímetro, que habíamos acordado 150.000 dongs. El tipo se pone a gritar y nos dice que son 150.000 cada uno. Eso significaba que serían 750.000 dongs (unos 25 €). Grita, gesticula y se pone agresivo. Le digo que pare inmediatamente, que nos bajamos. Miquel, Saha y Yoan que iban sentados detrás, abren las puertas y se bajan. Valdi sale también y el taxista me da un manotazo en la pierna, gritando y fuera de sí. Le vuelvo a apartar la mano de un manotazo (otra vezzzzzzzzzzz, como con los del autobús) le digo que ni me toque, pero ya gritándole también. Al final le damos 170.000 y arreando. Demasiado me parece para un tipo que intenta estafarte, engañarte, maleducado, agresivo, coaccionador, desagradable, antipático,…
Ellos se quedaron un poco alucinados al ver el espectáculo. Para mí no era nuevo ni sorprendente, pero como ya os decía, la realidad supera la ficción.
El martes fuimos a ver el Mausoleo de Ho Chi Minh y la pagoda de un pilar. Cogimos un taxi los 5, pues esto sí estaba lejos y nos costó 150.00 dongs (5 €, 1 € por cabeza). Con este mismo taxista acordamos que a las 10 nos recogiera para que ellos fueran al aeropuerto a recoger las mochilas. Y lo dijimos hasta 3 veces: 500.000 dongs ida y vuelta al aeropuerto… ok, ok… A las 10 nos recoge y nos deja a Yoan y a mí alrededor de la catedral de S.Joseph y ellos tres se van al aeropuerto a recoger su mochila y comprar el billete de tren (si han llegado sus mochilas) para ir hacia Sapa esa misma tarde-noche. Casi 3 horas más tarde, aparecen de nuevo en el hotel y me cuentan otra historia surrealista con el taxista que esa mañana se había mostrado tan simpático y agradable…
Resulta que el tipo cuando llegan al aeropuerto les dice que no puede esperarse por allí, les dice que son 500.000 dongs (al aeropuerto el precio normal son 300.000 dongs) y cuando ellos se niegan, empieza a gritarles, gesticulando y poniéndose super agresivo. Ellos, un poco de novatos aún, acaban pagando solo por la ida lo que debía pagarse por ida y vuelta, como habíamos acordado por la mañana. Llegan con un buen disgusto al hotel, casi a las 13 h., eso sí con mochilas y billetes de tren para irnos por la noche hacia Sapa.
Y ya volviendo de Sapa, esta misma mañana, nos viene un taxista y nos pide 20 $ por un trayecto que no debe superar los 3 $, que es lo que hemos acabado pagando, eso sí, tras hablar con varios taxistas y, lo reconozco, ya ir predispuesto a enfrentarme con ellos. Que una cosa es que se regatee, se quieran ganar algo más de dinero y demás… y otra muy diferente es que intenten timarte, estafarte, que acuerdes un precio y luego en destino te lo cuatripliquen, se pongan agresivos y hasta intenten agredirte. Por ahí, lo siento, no paso.
La mujer del hotel donde nos alojamos (muy correcta, nos informó de todo y con ella contratamos tanto la pagoda del perfume como el tour de 3 días por Halong Bay) alucinaba un poco cuando le contamos lo que nos había sucedido con los taxistas de Hanoi. Y nos explicó que el precio del aeropuerto a la ciudad no debe ser superior a 300.000 dongs y que de la estación de buses al centro de la ciudad, debe ser entre 50 y 70.000 dongs el taxi, no por persona. A esto, nos añadió que son todas compañías piratas que cuando ven policía tratan de alejarse, por lo que sólo hay dos compañías serias: Mailinh (con unas rayas verdes) y Hanoi (con una raya roja), que son legales, no inflan precios y son educados con los turistas, además de los Taxi Airport, que también es del mismo estilo. Lo demás son compañías piratas que inflan precios, intentan estafar, engañar, timar al turista.
Así que si vienes a Hanoi y necesitas coger un taxi, intenta localizar un taxi de esas compañías, deja muy claro el precio… y si no, prepárate para una aventura, para que te griten y no te acobardes ni te dejes intimidar. La cuestión sería pactar un precio, que quede muy claro que es para todos los que seais ese precio y no por persona y tener preparado exactamente el precio acordado para no tener que sacar la cartera y estar buscando entre los billetes. Si aún poniéndote firme no te respetan, igual sería buena idea buscar a la policía, ya verás cómo salen corriendo…
Esos son los taxistas de Hanoi. Una experiencia realmente desagradable que te deja un mal sabor de la ciudad totalmente injusto. Si lo analizas racionalmente, es un pequeño aspecto de los muchos que engloban la visita a la ciudad (bonitas pagodas, un lago precioso en medio de la ciudad, comida deliciosa y barata, gente amable…), pero si dejas que sea percibida más emocionalmente, igual tienes el regusto amargo de estas experiencias. Sea como sea, si dejas que te falten el respeto, estás perdido/a.
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