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divendres, 11 d’octubre del 2024

Aventuras y desventuras por el Valle de Fergana

Margilon, Uzbekistán, 10 de Octubre de 2024


Como decía en mi última entrada, salí de Samarcanda una noche antes de lo previsto inicialmente, porque tocaba otro tren nocturno.
Al salir de la Guest House, había un hombre que al decirle que me iba, se limitó a decirme adiós con la mano sin levantarse del sofá, en el cual estaba estirado.

Pues nada, adiós...

El viaje Samarcanda-Kokand, fue más o menos tranquilo. Me puse el despertador a las 7:15 h, pensando que llegábamos a Kokand sobre las 7:45 h... Pensad que en cada tren nocturno, pasa un hombre apuntando tu parada en una libreta y cuando llega esa parada va despertando a la gente que le ha informado de ese destino. Pues bien, me despierto justo cuando me iba a avisar este hombre y me dice que le acompañe. Me dan demasiadas explicaciones en uzbeko que no entiendo, así que de lo que sí me percato es de que pasa algo, porque normalmente no dan ninguna explicación.

Otro hombre, parece de mayor rango, me traduce a través del móvil: "nos hemos pasado tu estación, lo sentimos".
"Vale, no pasa nada. Cojo un taxi de vuelta a Kokand".

Y me vuelve a traducir: "te conseguimos un taxi y te lo pagamos". Y me dan 50.000 uzs, que son como 3'5 € para el taxi. Aunque insisto en que no hace falta, se niegan a recoger ese dinero, porque "ha sido error suyo".

Así que de un tren de unos 15 vagones, soy el único que se baja en un pueblo cuyo nombre no descifro. Estos dos se ponen a hablar con el que, deduzco, es el jefe de estación. Y este me lleva al centro de control. Se le ilumina la cara cuando le digo que soy de Barcelona. Es un fan del Barça. Veo dónde está el centro de control de la estación, hago una foto y él se pone a hacer un video para sus amigos donde salgo yo. Lo más cerca a una superstar de lo que he estado en mi vida...

       El centro de control de.... Cepoba? O algo así.


Total, que luego me acompaña a 200 metros y se pone a hablar con un taxista. Y ahí me subo, en un taxi compartido hacia Kokand...
Cuando llego al Hotel que he encontrado (voy siempre sin reserva y esto, a veces, es un engorro), voy a hacer el check-in y me pide el check-out del último hotel donde he estado. "Perdón?". Insiste en que lo necesita. "Pues no me han dado nada". Me pide el nombre y no lo recuerdo... voy a la guía, porque salía allí.
Le digo cuál es y el tío lo busca por internet y llama, preguntando si he estado allí registrado. Le responden que no.
"Ah, bien, soy un fantasma".
Me pregunta por el recibo y le digo que pagué en metálico y no me dieron nada...
Y me dice que tiene que llamar a la Policía. "Pues nada, llama". Me veo en un programa de esos de una cárcel en el extranjero y el narrador explicando que un ciudadano de Barcelona lleva 3 meses en esta cárcel porque no llevaba el check-out de Samarcanda... En fin... Que al final, hacemos el check-in. Es un tema de impuestos, obviamente, más de la Guest House que mío.

Sobre Kokand... Si pasas por aquí y la visitas un día, bien. Si pasas por aquí y te la saltas, bien también. Tiene algún punto interesante, alejada del turismo masivo, es tranquila, puedes pasear... pero tampoco mata. A mí ya me va bien relajarme. Lo más destacado, una pequeña madraza donde vivió 33 años uno de los poetas uzbekos más reconocidos de su literatura, Muqimi.

                      El poeta uzbeko, Muqimi.

Tras una hora de tren, llego a Margilon. Esta ciudad sí merece la pena, por visitar el Bazar de Kumtepa (4 km al oeste), la Yodgorlik Silk Factory, algunas mezquitas, otros bazares más pequeños... Tengo la impresión de que con más días, más gusto le cogería a la ciudad.
Visito el Bazar de Kumtepa, que es una explosión de todo, un espectáculo. Miles de personas van arriba y abajo, como hormigas, en las diferentes partes del bazar: seda, comida (carnes, encurtidos, frutos secos, verduras, especias, tubérculos, pescados, etc.), ropa, ferretería, zapatería,... pero la parte de la comida es espectacular, un espectáculo para los sentidos. Os juro que es una explosión de colores, olores, sabores... Nosotros, que vamos a supermercado y con suerte tenemos un buen olor a perfume... Esto es uno de nuestros mercados multiplicado por 10.

Por cierto, he visto las sandías y los melones más grandes de mi vida. Para flipar!!!

                    Seda en el Bazar de Kumtepa

Finalmente, la Yodgorlik Silk Factory. Es muy bonito hacer esta visita, con guía, por apenas 30.000 uzs (2'1 €). Te enseñan desde la obtención de los hilos a través de los gusanos de seda, cómo van transformando estos en hilos más gruesos y resistentes, los tintes que utilizan (naturales a partir de productos de la naturaleza) o químicos, que compran a Alemania ahora. Los naturales con tonos más apagados y mayor tiempo de producción, al contrario que los químicos ... y luego te pasan al taller donde están las tejedoras, con máquinas centenarias, cómo van tejiendo según el patrón del diseño... Me parece espectacular.
En esta fábrica combinan técnicas tradicionales con algunas más modernas y algunas máquinas de la época rusa. También un taller donde los decibelios son insoportables y hay ahí 6 mujeres que trabajan varias horas al día... sin protección auditiva!!! Aquí no ha llegado aún lo de Prevención de Riesgos Laborales. Estas mujeres se quedarán sordas, seguro.

                     Fábrica de seda Yodgorlik

Y así llego al final del viaje. Mañana me esperan 5 horas de tren hasta Tashkent, para subirme al avión rumbo a casa, con escala en Doha.

Haré una última entrada con algunas curiosidades y recomendaciones que me parecen interesantes.

Y hasta aquí esta nueva aventura.

Gracias por leerme!!


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