Haifa, Israel, 24 de Diciembre de 2019.
El viaje a Israel comienza con varias anécdotas.
Valdi lleva su mochila de 70+10 litros además de la pequeña. Le veo cargado y ya me canso. Y pensar que viajé 6 meses así por Asia!! La mía, con la pequeña dentro, son 40 litros. Ahora en plan minimalista y economía máxima. El tema era que yo no la facturaba y resulta que el peso máximo en equipaje de mano era de 5 kg y mi mochila pesaba 7'5 kg. Y eso teniendo en cuenta que con la cámara EOS80D, el Tokina 11-20 y el Canon 18-135, ya llevo unos 2 kg de peso. Así que, nada, facturar algunas pequeñas bolsas con el mochilón de Valdi.
Luego, el mayor contratiempo: más de 4 horas de retraso en nuestro despegue. Los israelíes que estaban en la puerta de embarque se indignaron un poco, pero son cosas que pasan en los aeropuertos, amigos.
Aprovechamos y nos vamos a tomar algo. Compramos unos zumos y yo, con mi torpeza/despiste habitual, agito el bote como si no hubiera un mañana y me baño en zumo de plátano y coco. Por suerte, como no he facturado mi ropa, me voy al baño a cambiarme y lavar la camisa y el pantalón.
El despegue con un viento lateral muy fuerte y turbulencias varias durante el vuelo hasta el aterrizaje a las 3:15 h.
Al llegar a Tel Aviv, tocaba el trámite del visado. Valdi apenas unos segundos. Yo tardo más: de las decenas de sellos que acumulo desde el 2010 (hay q renovar pasaporte en junio 2020) me preguntan por uno del 31/12/2017. Estando en árabe no lo distinguía... Así q recordando el día concreto, era la entrada a Jordania, país q ha estado en guerra con Israel varias veces... Y comienza una pequeña batería de preguntas de la chica que estaba acompañada de otra y a cada respuesta mía se miraban entre las dos: si vengo sólo, propósito del viaje, cuánto tiempo, qué iba a visitar. Anda que si tuviera el sello de Irán, igual ni entraba aquí. Al final todo queda en una anécdota.
La llegada al hostel de Tel Aviv, a 5 minutos de Jaffa fue curiosa. A Valdi le habían enviado instrucciones con un código de entrada, una pizarra, etc. Pues estuvimos 5 minutos poniendo el código en la puerta blanca de al lado!! Hasta que releyendo nuevamente hablaba claramente de la "double black door"
Tras dormir apenas 6 horas, nos vamos a visitar los barrios de Jaffa, Neve Tzedek, el barrio yemení con el Carmel Market y un paseo al atardecer/anochecer por el paseo marítimo de Tel Aviv.
Tel Aviv, ni fu, ni fa. Patinetes eléctricos por toda la ciudad, graffitis callejeros, atardecer precioso y sus edificios de estilo Bauhaus, que le otorgan un aspecto singular y auténtico. El estilo Bauhaus lo importaron arquitectos judíos en la década de 1930, cuando huyeron de la Alemania nazi y se instalaron aquí. Hay muchos edificios singulares que son interesantes si te gusta la arquitectura.
Paramos a media tarde para tomar un delicioso café italiano y estudiar un poco las opciones de viaje, trayectos, días, si encaja Petra, pasos fronterizos hacia Palestina, etc. y teniendo muy claro que el plato fuerte, Jerusalén, lo debemos dejar para el final.
Más o menos acabamos decidiendo que la idea es ir hacia Haifa parando en Cesárea a medio camino, luego Acre y Nazaret. De camino a Jericó visitar Beit She'an, entrar en Palestina y desde Jericó visitar Masada y Mar Muerto. Bajar al desierto del Neguev y al Mitzpe Ramon y luego ya ir a Belén y acabar en Jerusalén. Un recorrido muy completo en 14 días... Y, claro, es un plan abierto, flexible, modificable,...
Al día siguiente, visitamos Cesarea de camino a Haifa. Se supone que el autobús 80 lleva desde la estación de tren hasta el Parque Arqueológico, pero la frecuencia puede ser desesperante... Las ruinas están bien, con un gran hipódromo, un teatro para 4.000 personas, las aguas cristalinas del Mediterráneo... Pero si pienso en Volubilis o Persepolis, pues estas son algo decepcionantes.
Llegamos a Haifa por la tarde y salimos a pasear por Wadi Nisnas y la Colonia Alemana. Nada a destacar, sinceramente.
Y hoy la visita a Acre, apenas a 20 minutos en tren desde Haifa. Una ciudad amurallada que fue objeto de deseo de templarios y hospitalarios, musulmanes, testigo de batallas y reyes decapitados, Saladino el Grande, Ricardo Corazón de León, incluso Napoleón la codició... La ciudad antigua tiene algunos puntos interesantes, es relativamente pequeña, con mucha historia, callejones, ventanas que se asoman... Merece la pena dedicarle una mañana a la ciudad antigua de Acre.
Y mañana iniciamos la aventura religiosa: hacia Nazaret.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada