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dimecres, 25 de setembre del 2019

Aterrizando en Irán.

Isfahan, 7 de Septiembre de 2019

Como ya os comentaba en la previa del viaje, la pre-ocupación de todo el que sabía que venía a Irán era evidente. Mi pre-ocupación era pensar en cómo solucionar los primeros temas logísticos a la llegada. Y eso fue lento, pero más fácil de lo esperado.

El vuelo BCN-Doha iba lleno de catalanes y españoles, pero en el Doha-Teherán me quedé sólo. O eso pensaba yo.

Aterrizamos en Teherán sobre las 11:30 h. Apenas dormí 5 horas entre los dos vuelos.
Antes de llegar al control de pasaporte, hay una puerta a la izquierda para tramitar la "Visa on Arrival". Así que allí entré, incluso antes de recoger mi mochila.

Te dan un formulario con 3 datos que rellenar en 1 minuto, lo devuelves con el pasaporte y a esperar.

Así que, paciencia... En un momento determinado, llega un chico y pregunta por "spanish" y se levanta un hombre que estaba allí (de hecho, la sala estaba casi vacía, él, yo y 4-5 personas más)... Y aunque me dolió, me levanté también (mi pasaporte aún es español, lamentablemente). 

Total, que con esas viene un hombre y nos pregunta a Felipe (así se llama, de Huelva) y a mí en un más que correcto español, que cuántos días vamos a estar, qué recorrido vamos a hacer, si tenemos sitio para dormir y algún contacto... Y aquí es donde llega el momento de ocuparse de lo que me pre-ocupaba.

Dos días antes, a través de un blog de viajes (no recuerdo cuál) llegué a la web de un hotel en Teherán. Rellené el formulario y lancé la solicitud. Nunca me respondieron, pero con aquel pantallazo y el plano de la ubicación del hotel, dije que yo iba ahí y asunto resuelto. Tampoco os voy a mentir, que cuando yo veía al de los pasaportes hablando por teléfono, pensaba: "como esté llamando al hotel que les he dicho, vas listo, Sergio!". Falsa alarma.

Más tarde hay que pagar la Visa (75€) y comprueban si tienes seguro médico. Si no lo tienes, a pagarlo ahí también. Yo cogí uno opcional en el momento de la compra del billete de avión y lo llevaba impreso junto al destino y las fechas. Lo enseñé y otro asunto resuelto.

El rato de espera (algo más de una hora) estuve charlando con Felipe, contándonos anécdotas de viajes ambos. Fue muy agradable porque te relajas un poco. Nuestra preocupación en ese momento era nuestro equipaje, ya que después de tanto rato con el visado, la cinta transportadora podía haberse quemado dando vueltas... Pero como siempre, deja atrás tus prejuicios y deja que pasen las cosas.

En el control de pasaporte volvimos a coincidir, ya que cuando yo iba a pasarlo, no había ningún policía, todos los accesos cerrados. Mientras esperaba, llegó Felipe del visado y el seguro médico. Pasamos el control sin mayores problemas y ya estábamos oficialmente en Irán, aunque él ya tiene algo más de experiencia.

Bajamos a por el equipaje y tuvimos que enseñar nuestra tarjeta de embarque con los nombres para recuperar el equipaje, que habían dejado a un lado.

Faltaban aún varios detalles logísticos: el dinero, una sim card y llegar a Teherán... Aunque yo había cambiado de idea antes de aterrizar...

Desde el embargo comercial de los yankees, hay muchas webs bloqueadas, las tarjetas de crédito no sirven en los cajeros que hay por el país, etc., así que hay que traer dinero en efectivo y cambiarlo aquí. Subimos a la zona de embarque y allí hay una casa de cambio. 
Yo cambié 500€ a Riales iraníes y me dieron un fajo de billetes que ni Al Capone... 1€ equivale a 125.000 IRR, los billetes más grandes que me dieron eran de un valor de 500.000 IRR, pues ya podéis hacer cuentas... Salí de allí que me había hecho millonario!!

Felipe y yo nos despedimos. Él cogía un taxi a su hotel en Teherán y yo, como os decía, había cambiado de idea sobre la marcha: no me quedaba en Teherán, sino que me iba directo a Isfahan. Antes, conseguí una sim card por 1 millón de rieles (todo el mundo tranquilo, eso son 8€) y me la configuraron allí. Tuve que asegurarme que se conectaba por esa y no por mi sim card (mi teléfono es de doble sim card) porque si estuviera mal, la factura sería de varios cientos de euros, que en rieles no da una calculadora científica para darte el resultado, jeje.

Para ir a Isfahan, quería coger el metro, línea roja que para en Jonoob y allí el bus. Desde el aeropuerto son apenas 3 minutos caminando. La estación, vacía. Muy bonita, pero vacía. Y prácticamente todo en farsi, nada en alfabeto latino. Vamos bien... Cuando pregunto, un hombre apenas me dice que el próximo tren es dentro de una hora, que además la persona de la taquilla se ha ido a comer, que para ir a Jonoob tengo que hacer un cambio de tren y que tarda casi una hora. Haciendo números, llegaría a Jonoob sobre las 16 h.!! Muy tarde... Vamos a probar con un taxi... Porque, "qué cojones, soy rico!!!". A precio cerrado con  carteles allí según el destino, lo que facilita que te entiendas. Pues nada, otro millón de rieles para que me lleven a Jonoob. A medio camino por la autopista, el taxista llama a alguien y me pasa el teléfono para que yo hable con ese alguien, que me explica algo (no entendí bus en ningún momento) para ir más rápido. Como no le entendí bien, le dije que no, que a Jonoob station. Un poco más adelante, al otro lado de la autopista, varios buses y el taxista me señala y dice "Isfahan". Al entendernos, aunque no fuera Jonoob, si iba a Isfahan ya me iba bien, le digo que Ok y el tipo para en medio de la autopista, tira marcha atrás y luego cruza, con coches circulando en ambos sentidos, 3 carriles en un sentido, la mediana y 3 carriles en el otro. Con un par!! Pero vamos, en peores plazas hemos toreado...

El bus estaba a punto de salir y casi me subo en marcha. Son las 14:30 h. Me siento al final de todo, con dos chicos jóvenes a mi lado. Más tarde supe que eran de Afghanistán.
Y ahí, con lo mucho que sabéis que me gustan los viajes en bus, me quedé sopa. El paisaje era agreste, monótono, de tonos ocres, arbustos marrones, algo de verde, horizonte pelado, montes rojizos, arena, apenas alguna casa moteando el paisaje... Y la monotonía y el cansancio, me sumieron en un sueño agradable. 


Fajos de billetes de rial.

Tras una breve parada, se suben un chico joven y otro de mi edad, más o menos. Se sientan a mi lado y empiezan a bromear y comunicarse con gestos conmigo. Me ofrecen agua fría, me dan a probar unos frutos secos que no había visto en mi vida... Reímos. Me enseña el de mi edad, una foto de su, entiendo, carnet de identidad. Peinado y con la raya en medio. Me lo miro y le pregunto, con señas, dónde está su pelo, que ahora está calvo... Volvemos a reír. El otro chico me dice que es de Shiraz y que cuando vaya allí, puedo quedarme en su casa. Me apunta su teléfono. Y así estamos un par de horas, mirando la guía, expresiones en farsi, en inglés...

El bus llega a Isfahan sobre las 21 h. Han sido unas 12 h de viaje entre los dos vuelos y la escala, trámites en el aeropuerto y 6'5 horas de viaje en bus, por lo que llego medio exhausto. Aún debo coger un taxi para que me lleve al centro de la ciudad y buscar alojamiento.

Algo perdido al principio, en menos de una hora estoy ya en la habitación por la que pagaré... A que no sabéis cuánto? Efectivamente, 1 millón de rieles.

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