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divendres, 29 de desembre del 2017

Atardecer en Aswan y esplendor en Abu Simbel

Aswan, 25 de Diciembre de 2017

El viaje en sleeping train El Cairo-Aswan duró 12 horas, aproximadamente. Al final, compré billete en cabina doble compartida. Mi compañero de viaje fue un filipino, que viajaba con la familia y que había pagado para ir sólo en la cabina doble.
El tipo habló con el revisor y no sé cómo quedaron. El caso es que estuvimos hablando un rato y se extrañó de que habiendo viajado 6 meses por Asia no fuera a Filipinas. "No se puede hacer todo, amigo".

Te sirven cena, te despiertan antes de llegar a Aswan (el tren sale de Gizah station sobre las 19:45, llegando a Luxor sobre las 5 de la mañana y a Aswan sobre las 8. El billete es de 80 US$ en cabina doble y 110US$ en individual) y te sirven también el desayuno.

Al llegar a Aswan, a buscar hotel. El primero que quería, ocupado, lleno. Así que tocaba buscar otro. Tras caminar como media hora buscando alternativas, llego a uno que sale en la LP, aunque los precios está completamente desactualizados. Este pasa por los pelos mis mínimos (que son muy bajos, creedme) y acabo pagando 150EGP, que al cambio son unos 7'5€ por noche, desayuno incluido.
Tras descansar un rato, ducharme y esas cosas, me voy a ver el Philae Temple. Está a unos 10 minutos desde Aswan, así que viaje baratito.
Una vez en el muelle, los primeros barqueros me piden 250EGP por cruzar a la isla donde está Philae Temple. Ni de coña, vamos. Al final, pago 140, que son como 5€ menos de lo que me pedían los otros.

En Philae Temple empiezas a saborear aquello de templos egipcios, inscripciones grabadas en las paredes, mosaicos, pilones, columnas, salas hipóstilas, altares, escenas dibujadas... Empiezas a sentir Egipto de verdad.

Lamentablemente, mis presagios en el Museo Egipcio se confirman aquí: la gente no respeta nada. Es muy triste ver turistas, incluso egipcios, tocando las paredes, apoyándose en las mismas, fotos con flash junto a mosaicos de colores, subiéndose a ventanales, restregando mochilas contra las paredes... En más de un momento me encontré diciéndole a gente que no tocaran, que lo iban a estropear. Lo más triste de todo es que los vigilantes a menudo se saltan también las normas básicas de conservación y si les das algo de dinero, te dejan tocar, hacer fotos donde se supone que está prohibido, hacen la vista gorda ante salvajadas... En serio, muy triste. He tenido estos días más de una conversación con guías y gente local sobre la importancia de que protejan todo esto, que es su Historia pero también, paradójicamente, su futuro. Así que, desde este humilde blog, os pido que si venís a visitar Egipto deis ejemplo y respetéis su patrimonio, que es el  de toda la Humanidad. 

Por la tarde, paseo por La Corniche de Aswan, con la isla Elefantina delante y las tumbas de los Nobles al otro lado. Insistentemente te intentan meter un paseo faluca, ir a Isla Elefantina, etc. Son algo pesados, aunque también hay que entender su desesperación porque el turismo ha caído en picado. No obstante, como tengo planeado descender un tramo del Nilo en faluca, declino cualquier oferta. Tampoco visito Elefantina, porque voy justo de tiempo para ver Philae Temple, el zoco de la ciudad, Abu Simbel, pasear por la Corniche.

Entro en un restaurante flotante junto al Nilo. Cae la tarde, la Isla Elefantina ante mí. Las falucas surcan el Nilo. Bandas de pájaros sobrevuelan el río. Pido cordero asado al estilo nubio. Lo saboreo y anochece junto al Nilo. Degustas el tiempo, la luz africana, los olores nubios, la esencia del país...
Después paseo por el zoco y, nuevamente, soy objeto de miradas curiosas, de sonrisas y de infinidad de "welcome to Egypt". Si no lo había dicho ya, los egipcios son encantadores, más allá de que quieran venderte cosas, te sonríen en todos sitios. Ayer lo pensaba y creo que después de Thailandia, es el país donde más sonrisas recibo.

A la mañana siguiente, madrugón: a las 3:15 ya me pican a la puerta, Abu Simbel espera. A las 4 ya estoy abajo y conozco a Eric, un letón profesor de IT en Estocolmo. Un tipo particular. Pasamos con la minivan a buscar a 6 chinos y 3 horas de camino hasta Abu Simbel. 
Por el camino, los controles policiales se suceden. Confieso que me he dormido un rato, pero diría que hemos pasado al menos cuatro durante el trayecto.

Llegamos sobre las 8 de la mañana y nos dan dos horas para visitar ambos templos.  Recomiendo encarecidemte, visitar primero el templo de Hathor y después el de Ramsés II, el más grande y famoso. De lo contrario, el de Hathor, que está muy bien, os parecerá insignificante.
Y digo esto porque el templo de Ramsés II es espectacular. Los colosos, de más de 20 m de altura, ya anuncian el esplendor interno. Simplemente brutal. Los relieves, las pinturas, las columnas, las inscripciones están muy bien conservados. El juego de luces y sombras crea una atmósfera mágica (rota por todos los turistas que creía que no había en Egipto y que entraron al templo al mismo tiempo que yo). Todo es sublime. Sin duda alguna, 100% recomendable, aunque al estar tan al sur, muy cerca de la frontera con Sudán, haya mucha gente que no llegue hasta aquí.
Por cierto, para los más aventureros, me comentaron que han abierto una carretera que desde Abu Simbel te lleva a Jartum en 6 horas.

Las 3 horas de vuelta se pasaron rápido. Morfeo, que era griego por eso, me visitó nuevamente.

A la vuelta a Aswan, cerré el crucero en faluca por el Nilo para los próximos días que me llevarán por el río sagrado hasta Luxor, parando en Kom Ombo y Edfú.

Será en la próxima entrada egipcia...

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