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dimarts, 14 de juny del 2011

Koh Tao.

Koh Tao (Thailandia), 14 de Junio de 2.011.
Tras despedirme de las chicas y de Pulau Perhentian Kecil (Malasia), paré en Kota Bharu, con Elise y Scott (un chico americano). Cuando entras por tierra a Thailandia sólo te dan 15 días de visado y yo quiero estar sobre un mes aquí. El día siguiente a nuestra llegada, cuando pretendíamos obtener el visado de 60 días (30 no sé por qué, no dan), era el cumpleaños del rey de Thailandia por lo que en el consulado no trabajaban. Debimos ir al día siguiente y esperar 24 h. a que nos lo devolvieran. Fueron dos días “perdidos”, aunque menos pérdida que si los 15 días se me cumplieran en el centro del país y tuviera que salir por una frontera terrestre para volver a entrar y tener 15 días más, lo que hubiera supuesto un mayor desembolso en dinero y, por supuesto, en pérdida de tiempo.
El día que entrábamos en Thailandia, Scott quería ir más tarde y coger una mini-van… Total, que yo me fui antes. Cruzo la frontera a pie y los típicos papeleos de las fronteras terrestres: comprobación de la fecha de salida en el país que abandonas, comprobación de datos y permiso del visado (u obtención de este si no lo tienes) en el país de entrada, cambio de moneda donde puedas (y que no te timen)… Llegué al lugar de donde salen los autobuses hacia Krabi, lugar que me habían recomendado Xabi y Maitane (la pareja de Donosti que conocí en Tioman). Me dijeron que el siguiente bus era 5 horas más tarde, llegando a Krabi sobre las 0.30 de la madrugada… Había leído y escuchado que como hay pocos autobuses hasta esa ciudad, una opción era llegar a Hay Tai, una población mayor y mejor comunicada algo más al norte, y desde ahí hay más autobuses hasta Krabi. La mujer de la ventanilla me dijo que podía ir en mini-van hasta Hay Tai, que me recogían en media hora. Bueno, pues mira, algo que avanzo, pensé. Y 45 minutos más tarde, la mini-van… meto la mochila en la parte trasera y cuando entro… ¿quién había allí?. Scott… nos pusimos a reír, claro. En esa mini-van también iban Max (alemán) y Baris (alemán de origen turco). Llegamos a Krabi sobre las 22.30 (al menos ganamos 2 horas) y buscamos un alojamiento que resultó ser un acierto: dormitorios compartidos (3 literas… ergo, 6 camas), super limpio, tranquilo y muy barato (no llegaba a 5 € la noche).
Mi intención era ir de Krabi en ferry hasta Phi-Phi (lugar de “The Beach”). Scott que ya conocía la zona, nos dijo de ir a una playa, Ao-Nang, unos kilómetros al norte de Krabi y que desde ahí había ferrys a Phi-Phi. Mientras esperábamos al bus, llegaron 3 turistas que venían de Phi-Phi y nos comentaron que no estaba muy limpia ahora, el monzón afectaba a la claridad de las aguas, etc… Así que a Ao-Nang nos fuimos los cuatro. Encontramos alojamiento por… 1,8 € por cabeza. Es temporada baja y los precios también se notan. Y ojo, que estaba muy bien el sitio. Por la tarde nos fuimos a la playa y, ciertamente, la claridad dejaba que desear: el agua por mi pecho y no me veía el ombligo. En ese momento tomé la decisión: no iba ni a Phi-Phi ni a Pukhet y me iba hacia el golfo de Thailandia a Koh Tao, una isla de la cual todo el mundo habla maravillas, situada al norte de Ko Samui (más elitista, para parejas de recién casados y demás) y Ko Phangan (donde tiene lugar la famosa full-moon party, isla más de fiesta, digamos). Y como el 15-16 quería estar en Bangkok porque llegan Eli y Dani para iniciar su viaje de luna de miel, pues tenía unos 5-6 días en una isla… 2 islas como que iba a ir corriendo de un lado a otro y no me apetece absolutamente nada. En fin, que mientras ellos se iban a hacer un masaje (por 5 €), yo me iba a preguntar horarios y precios para irme justo al día siguiente. Dicho… y hecho.

A las 6 de la mañana del día siguiente me iba de Ao-Nang hacia Koh Tao, donde llegué 8 horas después. En el mismo ferry, un montón de “comerciales” intentando captar clientes para los centros de submarinismo con descuentos en sus guest-house si haces inmersiones con ellos. Cuando me dijeron los precios, no salí corriendo porque estaba en alta mar, pero les dediqué una amable sonrisa que lo decía todo. Uno, así más agradable, estaba merodeando más tarde por donde yo estaba sentado y aproveché para preguntarle dónde podía ir en Koh Tao, que fuera una buena playa, tranquila, etc. Y me recomendó, amablemente, Tanote Bay, en la otra punta de la isla. En Koh Tao, tal y como llegas a Mae Haad, es un aluvión de tiendas, centros de submarinismo, ATM (cajeros, para los no angloparlantes), etc. Un poco más al norte, está Sairee Village. Pero yo no la vi entonces, ya que me subí en un 4X4 camino a Tanote Bay. Las carreteras, en muchos tramos simples caminos terrosos, pueden provocar cierto respeto, con cuestas muy, muy, muy empinadas. De hecho, hay personas que no pueden subir montadas en la moto y tienen que bajarse de ella y empujar con gran penosidad (la imagen puede llegar a ser patética: una moto de alquiler y empujándola porque no tienes narices a llegar arriba con ella)… pero igual que las subidas, las bajadas. No os diré que tan inclinadas como la primera bajada del Dragon Khan de Port Aventura (una montaña rusa de un parque de atracciones de Catalunya) pero casi, casi… Ya os digo: mucho respeto.
Lo típico es que el taxista te deja al lado del resort donde quizás tiene comisión por llevar clientes. La mujer que salió a atendernos (en el taxi iba con una joven pareja francesa) estaba muy presta y contenta… hasta que le pregunté el precio: 500 THB (unos 12 €). Ja… vengo de pagar 75, mujer… Ok, entiendo que los precios aquí no serán esos, pero 500, ni de coña. No le di opción a nada más: giré y me fui cargado con mis mochilas por la playita… y enseguida caí en Poseidón, que me había dicho el del ferry que eran baratos y estaban bien. Efectivamente… un bungalow de madera, con baño (básico, eso sí), ventilador, a 50 metros de la bahía (preciosa) y con wi-fi… por 300 THB (unos 6,5 €). Esto ya es otra cosa… Y ahí me he quedado 4 días con sus respectivas noches.
Playa de Nanyuang, frente a Koh Tao.
A la mañana siguiente conocí a Carles y Xisca, una pareja de BCN que está prácticamente comenzando su viaje. Para ellos este viaje es una liberación, un reset a todos los niveles que lo necesitan y se lo merecen, después de un 2.010 bastante duro… me suena esto de 2.010 duro, aunque también debo decir que mi año 2.010 al lado del suyo fue un año memorable (y yo lo considero uno de los que peor recuerdo me dejará en mi vida, así que…). En fin, que con ellos he estado algunos días, coincidíamos para desayunar, comer o cenar, hicimos un tour alrededor de la isla con varias paradas para hacer snorkel… El snorkel es increíble, precioso. A pocos metros de las playas (y unas calitas impresionantes) tienes una vida marina espectacular, unas formaciones de coral preciosas y unas aguas deliciosas. Nos dejaron en el primer snorkel en Shark bay aunque yo no tuve la suerte (o el acierto) de ver ningún tiburón, Carles y Xisca sí vieron dos (o uno dos veces). El tour estuvo muy bien y acabamos en la playa de los sueños de tanta y tanta gente… Nanyuang, dos islas unidas por un brazo de tierra, con aguas totalmente cristalinas. Por suerte, todo lo que había sido un día nublado y mar picado (lo que no ayudó a tomar buenas fotos de las calas porque para apreciar bien el color de esas aguas es necesario un día soleado) se convirtió justo al llegar a Nanyuang en sol y disfrutamos de eso que conocemos vulgarmente como “paraíso”. Y digo “vulgarmente” porque ninguna palabra podría hacer justicia a semejante belleza.
 

Carles me dijo que él quería hacer todavía alguna inmersión y cuando fuimos a preguntar al centro de submarinismo que había en Tanote Bay, al día siguiente lo tenían lleno. Carles iba esa tarde al otro lado de la isla con Xisca (tienen moto alquilada) y allí preguntó para inmersiones. A los lugares donde queríamos ir había un par de centros que lo hacían dos días después, aunque el que mejor le pareció a él, comenzaba a las 7 h. de la mañana. En otra decisión de esas instantáneas, pensé que al día siguiente me cambiaba de alojamiento y me iba a la zona más turística, en Sairee Village, para estar cerca del centro al día siguiente. Y me cambié… Entre Mae Haad y Sairee Village… un promontorio rocoso que se asoma al mar, con un atardecer espectacular y muy tranquilo… por 250 THB (unos 5,5 €).

Esta mañana hemos hecho las dos inmersiones aunque no hemos tenido tampoco suerte a la hora de ver algún tiburón ballena, reef shark o peces de estos grandes. Eso sí, una vez más, agradecido por poder ver esos lugares tan mágicos, llenos de vida marina, peces de todos los colores y formas, formaciones coralinas… Y encima, que comienzo a notar que domino ya bastante en todo esto del submarinismo (próximo paso: el advanced… y ya veremos si no me lo saco por aquí antes de volver a casa…).

La idea era llegar el 15 a Bangkok, pero eso hubiera supuesto salir hoy 14, justo después de las inmersiones, corriendo y demás… Decidí quedarme un día más, salir mañana día 15 con un ferry hasta Chumpon y luego un autobús nocturno con llegada a Bangkok al día siguiente, 16. Allí tendrá lugar el primer reencuentro del viaje: con Eli y Dani… que me expliquen cómo fue su boda hace 3 días  y con mil historias que explicarnos. Ya me apetece…
Estos días he podido hablar con mi familia por skype. Cuando le insinué a mi madre que igual alargaba el viaje, se cagó en todo la mujer. Sí… estoy pensando que igual lo alargo algunas semanas más, quizás uno o dos meses más. No tengo prisa por volver y, como me decía mi hermana, después de tres meses que te has ido, por aquí todo sigue igual que entonces. Debo presuponer, y presupongo, que no tiene por qué cambiar mucho dentro de tres, cuatro o cinco meses más.
Y en esas estoy, pensando si vuelvo en septiembre o alargo… y si alargo, ¿hacia dónde voy?. Las opciones son múltiples: quizás ver Myanmar e incluso algo de China, que están aquí al lado… quizás viajar hacia Egipto y luego volver por Turquía, Croacia… quizás dar un salto hacia Sudamérica y ver Argentina y Perú (aunque los billetes que he visto salen carísimos)… o quizás visitar Japón (aquí el problema sería cómo conseguir el Japan Railpass, que no lo venden en Japón, si no que debes conseguirlo antes). Esos son mis dilemas ahora mismo.
Por lo demás, disfrutando. Días sin horarios y flexibilidad total. Un día me apetece no hacer nada… pues me levanto cuando el cuerpo me lo pide, igual un bañito en la playa, comer frente al mar, quizás conectarme a internet, responder algún correo, hablar por MSN o facebook, leer la prensa, escuchar música… hablar con gente, tanto locales como turistas… el tiempo se escurre, lentamente, pero tienes la sensación de que lo acaricias y eres tú el que lo dejas ir, no él el que te abandona sin remisión. Aquí estoy, señor tiempo, y soy yo el que lo deja ir a usted, no al revés… porque ahora yo soy el dueño de mi vida. No sé por cuánto tiempo, pero aquí y ahora, decido yo qué, cuándo, cómo y por qué y usted es un simple invitado. Si usted entiende eso, venga, siéntese aquí a mi lado, tómese un zumo, un café o lo que le plazca y piense si no es cruel por su parte, abandonar de manera tan cruel a quienes le necesitan, sr. Tiempo. Ahora, conmigo, lo siento, no puede actuar así. Yo decidiré cuándo ponerme en sus manos nuevamente. Ahora llevo tres meses de viaje, así que…
Todavía… NO!!!.


Playa de la isla de Nanyuang (al noroeste de Koh Tao).

3 comentaris:

  1. Tú lo has dicho: "Pero aún no es el momento de volver. No todavía." Grandioso este viaje.

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  2. Estuve en Tao hace un año y medio o así y me enamoró... Me quedé 5 semanas y aún me pregunto ahora por qué volví ;)

    En mi próximo viaje... me pasaré seguro. Espero no quedarme atrapada.

    Un saludo!

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  3. Neus: creo que no nos conocemos... de todos modos, compartimos la pasión por Koh Tao, una delicia para desconectar y disfrutar de ese trocito de paraíso en la tierra.
    Un saludo!.

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