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dimarts, 27 de desembre del 2011

MSF en Sudán del Sur.


Barcelona, 28 de Diciembre de 2.011.
Estos días están siendo un poco estresantes solucionando temas personales, documentación para tramitar el work permit en Sudán del Sur, el contrato, revisión médica, vacunación, formación acelerada, días festivos, alguna que otra despedida, venta del coche, etc… Me voy la semana que viene y comienzo a tener  sensaciones parecidas a los días previos al viaje a Asia: sé que me voy, tomo conciencia e, interna y silenciosamente, voy diciendo adiós a los paisajes que pueblan mi día a día, esos que pasan habitualmente desapercibidos. Me voy despidiendo de mi escritorio. De mi sofá. De mi habitación. De la parada del autobús de delante de mi casa. Del supermercado donde compro. De Barcelona. Del sol que ilumina esta ciudad. De sus edificios modernistas. Me voy sumiendo en una emoción interna que no puedo controlar. No diré que me gusta. Pero tampoco me disgusta. Es como redescubrir tu espacio, tu entorno, tomar conciencia que dejará de serlo por un tiempo indeterminado, en principio un año. Quizás, dos. Quizás… quién sabe. Mi intención es un año, volver y luego otro año. Pero para eso se deben dar muchas circunstancias: que me adapte a vivir allí, que me guste el trabajo, que me vea con ánimos y fuerzas y, claro, que MSF estén contentos con mi desempeño laboral y quieran que siga otro año. De momento, un año. Y un año es mucho tiempo. Bueno, volvemos a lo de siempre: es relativo. Es posible que a mí se me haga muy largo allí. O todo lo contrario. Y a vosotros, seguramente, se os pasará volando (ya hablé de la percepción relativa del tiempo en función de nuestras rutinas y hábitos y de cómo pasa más rápido para quien realiza lo mismo (trabajar) durante semanas y semanas). En cualquier caso, me despido de mi vida aquí, de mi familia, de mis amigos, de mi espacio durante un tiempo indeterminado. Y eso, en algún aspecto, me provoca un punto de tristeza. Pero ni puedo, ni debo, ni quiero quejarme. Lo decido yo. Y cuando decido, asumo. Si tomo el camino de la izquierda, renuncio a lo que aparece en el camino de la derecha. O viceversa. Y eligiendo, descartas. Y descartar, aunque sea temporalmente, implica renunciar. Y cuando renuncias a algo que quieres esperando que el otro camino te lleve donde tú pretendes, la pena existe, pero la determinación, la decisión, el optimismo… son motores que deben mitigar esos sentimientos de pena y tristeza.
Me duele especialmente por mi familia. Por mis padres, sobre todo. Sé que me entienden y me respetan. Saben que es una gran oportunidad profesional y personal para mí… pero son padres y la preocupación por un hijo es mayor a cualquier otra cosa, imagino. Pero todo saldrá bien. Volveré más hombre, más maduro, más hecho. Volveré con una maleta cargada de experiencias que, en el futuro, pueden ser claves en mi desarrollo profesional (el personal lo doy por descontado).
Y los días comienzan a volar, arrancando hojas del calendario, mirando de reojo ese 3 de enero, el día previsto para volar hacia Juba. Juba… el otro día descubrí una web que habla de la capital de Sudán del Sur, donde viviré.. Definitivamente, el marketing ha llegado allí. Sí, en serio: si me dicen que me están hablando de New York City, me lo creo!!. Qué manera de vender esa ciudad tan pequeñita y, a priori, escasa de infraestructuras… Vamos, opinad vosotros mismos. Os dejo el enlace:
Y si os queréis entretener, pues os dejo algunos enlaces con fotos de Sudán del Sur y de Juba:
Y aquí os dejo algunas fotos…
Vista aérea de Juba, junto al Nilo.
Una de las calles principales de Juba.
El mercado...
Por supuesto, lo importante es la labor que está desempeñando MSF en ese país tan necesitado de ayuda internacional. De hecho, he leído en varios sitios que hay multitud de ONG’s en Sudán del Sur, porque es uno de los países más pobres del mundo y con mayor necesidad para todo: salud, alimentación, infraestructuras, etc. Por el lado positivo, pienso que allí conoceré a muchos expatriados de todo el mundo que trabajen no sólo con MSF, sino con muchas otras ONG’s y eso, seguro, también ayudará.
Para cerrar este post, previo ya a mi partida, me gustaría explicaros algunas de las misiones y situaciones a las que se enfrenta MSF allí.
En el siguiente enlace, podréis leer un poco la situación general de todo Sudán, previa a la independencia de Sudán del Sur, con referencias generales a todo el país, destacando la atención a la enfermedad del Kala Azar y a los refugiados de Darfur, que tantos telediarios han ocupado en occidente y que, lamentablemente, el 99% de nosotros no sabemos dónde queda.
En este, http://www.msf.es/noticia/2011/numero-refugiados-en-sudan-del-sur-aumenta , se habla de los refugiados que llegan a diario de Sudán (el del norte), en el estado del Nilo Azul, huyendo de la guerra. Y en este otro, se amplía la información al respecto: http://www.msf.es/noticia/2011/sudan-miles-personas-huyen-del-conflicto-para-refugiarse-en-sudan-sur .
En el siguiente enlace, se explica la situación dramática en la que viven cientos de miles de personas, sin acceso a alimentación básica, ni servicios de salud básicos, sin acceso a agua potable, en una zona endémica de malaria, etc. MSF ha puesto en marcha clínicas móviles, un programa nutricional terapéutico y atención básica a estos cientos de miles de personas. A esta situación tan dramática, se añaden algunos enfrentamientos en regiones fronterizas, intertribales, disputas de ganado, una guerrilla que entra desde el Congo… Aquí os lo dejo: http://www.msf.es/noticia/2011/sur-sudan-cientos-miles-personas-siguen-viviendo-en-una-situacion-muy-dificil .
Y aquí, de los enfrentamientos en la zona fronteriza de Sudán y Sudán del Sur, Abyei, de los desplazamientos masivos de personas y de la labor titánica de MSF para atender a todas estas personas. http://www.msf.es/noticia/2011/sudan-ciudades-desiertas-miles-personas-huyendo-para-salvar-sus-vidas-en-abyei
En este otro enlace, se habla del programa que ha impulsado MSF para reducir la tasa de mortalidad materna… 1 de cada 7 mujeres muere durante el embarazo o el parto en Sudán del Sur. Sencillamente… escalofriante.  http://www.msf.es/noticia/2011/sur-sudan-msf-trabaja-para-reducir-tasa-mortalidad-materna
Y algunas fotogalerías realmente conmovedoras. Estremecedoras. Un testimonio de la lucha de un pueblo por sobrevivir a su destino.
Y, finalmente, algunos blogs de los que en breve, serán mis compañeros. Bueno, yo seré un nuevo compañero, aunque vaya en calidad de Coordinador de RRHH, serán compañeros de los cuales debo aprender muchísimo en todos los sentidos. Si alguien quiere ir siguiéndolos, aquí os dejo los enlaces:
Sin duda alguna, el que no sepa ahora dónde está Sudán del Sur, cuál es su situación política, económica, social y humanitaria, el que no conozca la situación dramática de cientos de miles de personas, será porque no quiera saberlo. Y es respetable, claro que sí.
Muchas personas me han dicho estas últimas semanas, incluso antes de saber destino, que era valiente por ir allí. Otras me han preguntado  si no me daba miedo. Incluso hay quienes me miran con cierta incredulidad. Ahora que ya sé destino, me he ido informando de todo lo anterior (y todo lo que me queda por aprender), he visto fotos de Juba y del país, he leído acerca de las misiones y proyectos que realiza MSF allí, he leído algunas entradas de los blogs de mis futuros compañeros… y debo confesaros que, en algún momento, pensé: “uffff, qué duro…”. A medida que he ido asumiendo el destino, la labor de MSF, leyendo los relatos de quienes ya están allí, os aseguro que es como si en mí hubiera nacido algo nuevo. No sé cómo explicarlo… como si sintiera que ahora voy a hacer algo importante en mi vida, algo que veía muy lejano y que, cosas del destino, ha aparecido en mi camino. Como si fuera una luz, parpadeante, que atrae mi atención y no puedo resistirme a caminar hacia ella. Trabajar duro, ayudar, salvar vidas, mejorar la calidad de vida de miles de personas… Me siento bien, motivado, seguro, decidido, confiado. Es lo que quiero hacer. Y no hay mayor fuerza en este mundo que una voluntad decidida y obstinada.
En una semana viajo hacia Juba, dejando atrás mi vida, familia, amigos y sintiendo que un pedacito de mi corazón se queda aquí. Quizás, un día, cuando emprenda el camino de vuelta, deje otro pedacito de mi corazón en esas tierras que estoy a punto de conocer…

dijous, 22 de desembre del 2011

Juba: Sudán del Sur.


Barcelona, 22  de Diciembre de 2.011.
La rigidez en los esquemas y planes eran una constante en mi vida unos años atrás. Si algo no salía como yo quería, esperaba o había pensado, el enfado, la rabia y la frustración se apoderaban de mí. Obviamente, no era el camino. Y comencé a trabajar mi flexibilidad, la capacidad de amoldarte a unas circunstancias cambiantes e imprevistas (adaptación) y la aceptación de que hay cosas que no puedo controlar y ante las cuales debo ser lo más flexible posible, incluidos mis patrones de conducta.
Como ya comenté en la entrada anterior, a mitad de octubre había conseguido trabajo con Médicos Sin Fronteras para irme a algún país africano como coordinador de RRHH. Y no sabía ni país de destino, ni fecha de salida, ni duración… con lo que todo parecía indicar que marcharía a mediados o finales de enero tras el curso correspondiente en enero. Además, miré los posibles destinos a los cuales podrían enviarme: Nigeria (Abuja), Liberia (Monrovia), Sudán (Jartum), Etiopía (Addis Abeba), Kenia (Nairobi), Uganda (Kampala), Zambia (Lusaka) o Zimbaue (Kinsasa). También estuve mirando algunos datos sobre las ciudades, los países y todo lo que ha llegado a mis manos referente a situación en África, lo he visto/leído ávidamente.
Pero la realidad se impone, tozuda como ella misma.
El lunes, tras remitir un correo a MSF, me responden diciendo que hay unas vacantes inesperadas y que contactarán conmigo para ver mi disponibilidad. El martes, llamada telefónica para verificar algunos datos, la disponibilidad y, tras comprobar que no tenía reparos en temas de seguridad o inmediatez en la partida, me dicen que entre 7 y 10 días me voy, que hay dos posibles destinos, pero que no me dirán hasta que haya asignación.
Por la noche leo los dos correos que me han remitido para confirmarme fecha de salida y destino: 29 ó 30 de diciembre. Destino: Sudán del Sur. ¿Sudán del Sur?. Vaya, sí, sé que hubo un referéndum hace poco, que es un país nuevo y… vayaaaaaaa… seguramente era el único país que no esperaba. Quizás Sudán, pero… Sudán del Sur!!!. Al leer el nombre mi primera reacción es: “no sé prácticamente nada de este país”. Así que toca conseguir información, situación política, económica, social, cultural… es más… ¿Cuál es la capital de Sudán del Sur?. Ah, sí, claro: Juba. Desde luego, qué ignorante soy!!.
Venga, vamos allá… busca información del lugar donde vas a vivir los próximos 12 meses, Sergio. Bien: Sudán del Sur. Capital: Juba. Limita con Sudán al norte (esta era fácil, eh?... si hay un Sudán del Sur, seguro que tiene que haber uno en el norte); al este con Etiopía; Kenia, Uganda y Rep.D.Congo al sur; y Rep.Centroafricana al oeste. ¿Lo ubicáis ya?.  Venga, voy a ayudaros porque, además, es un país de 6 meses de vida, así que en la mayoría de mapas políticos de África no aparecerá más que como una parte del Sudán.
El nuevo país de Sudán del Sur, en pleno corazón de África...
En las últimas décadas ha habido diversos conflictos armados entre el norte y el sur, con motivos, principalmente, religiosos: el norte del Sudán de mayoría árabe y musulmana; el sur, de mayoría animista y cristiana. De tal modo, poco después de 1.983 comenzó una guerra civil que se extendió hasta septiembre de 2.005, cuando se firmó un acuerdo de paz, por el cual Sudán del Sur se convirtió en una región autónoma, con un gobierno propio y una constitución interina y con la convocatoria de un referéndum de autodeterminación en Julio de 2.011. Vaya, así que mientras yo estaba perdido en algún lugar de Laos, en esta región Sudanesa se celebraba un referéndum de autodeterminación para decidir si querían formar un país nuevo o no. Curioso… Como decía ayer Jordi en mi facebook: “te vas a vivir a un país que ha conseguido su independencia mediante un referéndum de autodeterminación democrático”. ¿Casualidades?. Los que me conocen ya saben lo que opino de España y la relación con Euskadi/Catalunya. No hay nada más democrático que preguntar a la gente qué quieren ser, en vez de ir prohibiendo referéndums, por lo que no es democracia, sino constitucionalismo. Pero bueno, dejemos este tema, que me produce cierto rubor que en Sudán puedan votar eso y en España se prohíba. Qué caprichosa es la vida, de verdad. Anda que no he tenido yo discusiones con este tema…
O sea: me voy a un país nuevo de trinca, ¿no?. 6 mesecitos… vaya… Juba su capital. Juba… donde se supone que viviré. Hummmm… busquemos imágenes/datos de Juba… vaya, es más difícil de lo que esperaba. No llega a los 200.000 habitantes y no era la gran metrópolis africana que yo me esperaba para ir a vivir, estilo Kinsasa, Nairobi, Jartum o Monrovia. Tendrá sus puntos positivos y sus puntos negativos, sin duda.
La constitución de Sudán del Sur define el país como: “una entidad multiétnica, multirracial, multilingüe, multirreligiosa y multirracial”. Hummm… Sigamos.
El actual presidente del gobierno es el sucesor del que era el comandante en jefe del Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán, durante la lucha armada de este contra el norte. A su muerte, lo relevó el actual presidente. La población es de alrededor de 9 millones de personas en 10 estados federales, que tienen una economía básicamente rural y de subsistencia. Según wikipedia: “Este territorio ha sido duramente golpeado por las continuas guerras civiles. Esto trajo como resultado una falta de desarrollo de las infraestructuras, la destrucción y el desplazamiento: más de 2 millones de personas murieron y más de 4 millones han sido desplazados o son refugiadas por la guerra civil y sus consecuencias”. Qué bien… ahora ya me siento más tranquilo.
El idioma oficial es el inglés, junto al resto de lenguas del resto del Sudán del Sur.
“Sudán del Sur es uno de los países más pobres del mundo. Después de la guerra, la pobreza y el hambre se extendieron entre la población”. Gracias, Sr. Wikipedia, cada vez me anima más.
Resumiendo: un país nuevo, de 6 meses de vida, tras muchos años de guerra civil con sus vecinos del norte, con grandes recursos minerales y petrolíferos, pero extremadamente pobre, con economía de subsistencia, sin apenas infraestructuras, de mayoría cristiana y animista.. Bueno, un reto interesante por delante.
Parece que no me voy el 29/30, sino unos días más tarde por cuestiones de briefing, formación, documentación, vacunas, preparación, vuelos, etc., lo que me otorga varios días más para solucionar temas personales y poder despedirme de algunas personas, que entre lo precipitado de la asignación y las fechas que se nos vienen encima, hubiera sido bastante dificultoso.
Ayer  caminaba por Barcelona, solucionando algunos de esos temas personales que son relativamente urgentes y mi mirada era otra. Miraba a mi alrededor, en el autobús, en el metro, en los edificios modernistas, el ajetreo de coches, las tiendas con ofertas para el consumismo propio de estas fechas, los árboles de navidad, abrigos, personas con bolsas de compras,… Barcelona, mi Barcelona. Y pensaba en cuánto la echaré de menos. Es cierto que a finales de febrero / inicios de marzo volveré un par de semanas para un curso de formación, pero luego ya será hasta, probablemente, diciembre. Y pensaba que en apenas 10-12 días estaré en un mundo completamente distinto: casas bajas, calles sin asfaltar, pocos comercios, poquísimos coches y tráfico de bicicletas; el mercado tan típico en países africanos… Mi vida será totalmente diferente, como en dos universos paralelos. Y sé que no será fácil. No será fácil el cambiar de país, de continente, de idioma en el día a día. Diferente gastronomía. Otras costumbres. Entorno sociopolítico y cultural en las antípodas. Nuevos compañeros. Nuevos retos. Medidas de seguridad. Y no poder salir por la noche para evitar riesgos. Ver situaciones que, seguro, serán impactantes, chocantes, pero toda una lección de vida. Mi reto profesional es enorme, con una gran responsabilidad sobre mucha gente con una de las más prestigiosas ONG’s del mundo: Médicos Sin Fronteras, con una labor que, a medida que la voy conociendo más y más, me provoca mayor admiración y estímulo para ir y ayudar en todo lo que pueda, con mis conocimientos profesionales y, especialmente, con mi voluntad personal. La voluntad mueve montañas… Y, en estos momentos, estoy deseando llegar a una pequeña ciudad africana, en un nuevo país, de historia reciente convulsa y con cientos de miles de personas en una situación muy precaria. Voy a dar lo mejor de mí mismo, consciente de las dificultades y lo duro que puede ser, especialmente a nivel personal. Pero sé que estoy preparado para afrontar el reto. Y sé que muchos de mis amigos y mi familia estarán, en la distancia, pensando en mí y apoyándome cuando lo necesite, que seguro que lo necesitaré en algunos momentos. Pero en eso consiste el reto: en cumplir de manera exquisita a nivel profesional y de crecer, aún más, a nivel personal.
Sudán del Sur. Juba. En el centro de África. Sea como sea, la experiencia la recordaré toda mi vida. Sólo espero tener un punto de suerte en esos momentos que pueden ser cruciales en mi estancia/trabajo allí.
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dilluns, 14 de novembre del 2011

Rumbo a África.

Barcelona, 14 de Noviembre de 2.011.

Nuestra vida es imprevisible. Lo que hoy es blanco, mañana negro y pasado gris. Lo que hoy es una verdad absoluta, mañana es una verdad matizable y pasado una completa falacia. Y conociendo o creyendo saber estas verdades, desde hace tiempo siempre pongo en entredicho los planes, las predicciones, los objetivos, las metas… incluso me pongo en entredicho a mí mismo.
Y esa imprevisibilidad me ha vuelto a tocar de pleno. Tras 6 meses por Asia viajando por libre, volví a Barcelona, a mi país, a mi casa, hace ya casi dos meses. Obviamente, mis últimos días en Chalok Lum (al norte de la isla tailandesa de Koh Phangan) estuvieron casi dedicados en exclusiva al descanso, la meditación (no así en plan budista, sino en plan introspección), la revisión de mi viaje (experiencias, sensaciones, sentimientos, personas, etc.), el futuro inmediato que me esperaba a la vuelta, etc.  Y una de las ideas que tenía en la cabeza era, por supuesto, encontrar trabajo lo antes posible como Responsable de RRHH, que era a lo que me he dedicado estos últimos años y donde quiero seguir desarrollándome. Pero, claro, todos conocemos cómo está la economía, el mercado laboral, la grandísima competencia en forma de profesionales hiper-preparados (qué lástima de tanta educación, la verdad), etc, etc.  A continuación de esa idea, estaba que si en unos meses no encontraba trabajo, estaba dispuesto a irme fuera a buscarme la vida: USA, Australia, UK…  Un poco más a largo plazo (tanto como el verano siguiente), con los 3 mosqueteros habíamos dicho de ir a la costa oeste de USA, aunque yo ya advertí que en mí se debían dar varias circunstancias sine qua non mi presencia en el viaje no podría ser una realidad: tener trabajo, poder ahorrar, que pudiera escoger esas fechas para coincidir con sus vacaciones, etc.
Afortunadamente, pienso que haber solucionado en parte el tema del idioma inglés ha ayudado a que entrara hasta en 4 procesos de selección. En uno, no encajé. En los otros dos, seguía en proceso… proceso que detuve tras ser seleccionado en el primero que se inició. Y aquí interviene, una vez más en mi vida, aquello que Rhonda Byrne describió en “El secreto”, la ley de la atracción. Para muchas personas, eso son libros de psicología barata, sin base científica, para que algunos charlatanes ganen dinero, etc, etc. Pues esto, como en muchos otros temas, son prejuicios de personas que, por norma general, hablan desde la ignorancia, el desconocimiento y el desprecio. Y aquí podríamos incluir tantos temas que nos tocan de tan cerca… En fin, que yo no me leo cualquier libro, pero algunos son altamente recomendables. Y yo de estos he leído algunos. Lo digo sin rubor, sin vergüenza, sin arrepentimiento. Más allá de eso, lo digo con orgullo, satisfacción y aprecio, porque algunos me abrieron los ojos en aspectos muy sencillos que nuestro día a día parece empeñado en cerrar. Os cito algunos que a mí me han gustado mucho: “¿Quién se ha llevado mi queso?”, “El caballero de la armadura oxidada”, “El secreto”, “No te ahogues en un vaso de agua”, “Manual del guerrero de la luz” o “La felicidad desesperadamente”. Todos y cada uno me han aportado luz en algún aspecto en el que yo caminaba en las tinieblas.
Bien, que me desvío… Pues El Secreto y la ley de la atracción aparecen de nuevo en mi vida. Como sucedió con mi piso. Como sucedió con mi anterior trabajo. Como sucedió con mi viaje de 6 meses… y como ha sucedido ahora. Son cosas que deseas tanto, tanto, tanto que, de algún modo, una fuerza extra, algo que no es perceptible, hace que se alineen los astros para que tú consigas eso. “El mundo está en manos de los que sueñan”. Qué gran frase…
El caso es que a los 4 días de estar aquí, me apunté a una oferta de Médicos Sin Fronteras. Pedían un coordinador de RRHH para irse un año a África (posibilidad de ampliarlo a dos años). Desde el momento en el que envié mi CV a esa oferta, supe que me iban  a seleccionar. Tras tres semanas de entrevistas, tests psicotécnicos, assesment center, prueba de nivel de inglés, etc… me confirmaron que la plaza era mía, pero que en la última entrevista me habían visto con alguna duda respecto a ir a según qué países. No en vano, el día anterior había habido un atentado en Mogadiscio (Somalia) con 82 muertos… Tal y como les comenté, un país en guerra civil o con secuestros a occidentales no me da miedo, porque depende de las medidas de seguridad y del sentido común. El terrorismo ya es diferente. Es una pura cuestión de azar. Para más inri, hace un mes secuestraron a dos cooperantes de MSF en Kenia y 2 semanas atrás a 3 cooperantes más en Argelia, en campamentos de refugiados saharauis. Total, que el jueves me confirmaron lo que yo “había sabido” desde el inicio (que me seleccionarían) y me daban unos días para que lo pensara.
Y ahí estuve cuatro días, hablando con familiares y amigos, con personas que me quieren, personas inteligentes, personas que me hablan con el corazón, con la mente pero, sobre todo, con sinceridad. He tratado de escuchar a todos los que han querido darme su opinión, he valorado muchos temas para, finalmente, llegar al punto al cual sabía que llegaría: me voy a África. Y me voy a trabajar. Y me voy con MSF, con una de las ONG’s más prestigiosas del mundo, con una labor humanitaria encomiable, admirable y necesaria. Paradójicamente, el haber viajado tanto y estos 6 meses en solitario, fueron puntos que jugaron a mi favor para suplir la carencia de no haber cooperado in situ con ninguna ONG. Además, esto de cooperar con una ONG tan prestigiosa era una asignatura pendiente en mi vida, por lo que, de algún modo, lo percibo como una manera de cerrar el círculo.
Llegados a este cruce de caminos, debo elegir entre mi vida personal o la profesional. Y no es fácil. Especialmente porque es incierto el futuro, elija lo que elija. A nivel personal dejo aquí a mi familia, a mi sobrina con dos añitos y medio, a amigos y a personas a las que añoré mucho en estos meses de viaje y que ahora vuelvo a dejar atrás, por un periodo de tiempo. También a quienes han aparecido nuevos en mi vida, con quienes se han estrechado lazos y que por estas circunstancias, hay que decirles “hasta pronto”. Por otro, a nivel profesional, la experiencia es un reto. Supone trabajar con personas de multitud de países, razas, religiones, en un país completamente diferente al mío, en algunos momentos sé que será estresante y cargado de momentos duros, de añoranza, de ver y vivir situaciones impactantes. Pero si lo miro con perspectiva, a nivel profesional adquiero más experiencia como responsable de RRHH y mejoro de una manera casi definitiva mi inglés, lo que puede seguir abriéndome puertas en el futuro. El enriquecimiento personal, el bagaje emocional, el crecimiento interior, la apertura de mente siguen ampliándose. Y eso sigue llenando mi mochila de un tesoro de un valor incalculable.
Por supuesto, la labor de las ONG’s es valiosísima y es una manera de aportar un grano de arena a mejorar este mundo en el que vivimos. Si además, es trabajando como un profesional en el país al que me destinen, pues la experiencia es aún más positiva y enriquecedora, en un entorno multinacional, multirracial y de gran responsabilidad, viviendo en la capital del país y moviéndome por las misiones que haya en dicho país, que puede ser (si no me equivoco) uno de los siguientes: Uganda, Congo, Nigeria, Liberia, Zimbabwe, Zambia, Etiopía, Sudán, Kenia o Somalia. Claro que tengo preferencias, pero iré donde me destinen…
Para mí es un reto ser el máximo responsable de MSF en un país africano, coordinando a cientos de personas entre personal local e internacional con el único afán de prestar una ayuda humanitaria a personas en una situación de necesidad máxima, por epidemias, conflictos armados, refugiados, hambrunas, desastres naturales… Soy consciente de las exigencias que ello supone, de la responsabilidad que asumo, de lo duro que puede llegar a ser. Pero me siento fuerte, preparado, optimista, seguro. Me siento maduro. Y no tengo miedo. Ni nervios. Ni inquietud. Es una sensación estimulante. Me gusta. Es más: me encanta.
Todavía no sé destino. Ni fecha (máximo en 3-4 meses). Pero ya empiezo a planificar las próximas semanas, que van a ser frenéticas para cerrar y dejar solucionados varios temas aquí. Así que cuando no me ha dado aún tiempo de saludar a todo el mundo aquí, comienzo ya las despedidas, una vez más. Bueno, no es una despedida, sino un “hasta pronto”.
Y aquí quiero hacer mención a algunas personas que, pudiendo influir en mi decisión, se mantuvieron al margen para no condicionarme en ningún aspecto, pensando más en lo que yo quiero y necesito que en lo que esas personas pueden querer o necesitar de mí. Y eso, creedme, me hace más fuerte porque tener cerca a personas de esa altura y esa categoría, no es fácil. Es un trabajo arduo el ir eliminando amistades interesadas o egoístas para dejar en tu vida únicamente aquellas que quieren lo mejor para ti de una manera sincera, te cuidan, te respetan, te quieren y te valoran.  Me siento muy orgulloso de los amigos que tengo, de las personas que forman mi día a día y eso (dejadme que me eche flores) no es fruto de la casualidad ni de la suerte, sino de elecciones mías. Por eso, desde aquí, quiero daros las gracias  a todas aquellas personas que me habéis animado a que emprendiera esta aventura y que pudiera dar lo mejor de mí mismo. La causa, lo vale, sin duda. Especialmente porque estoy convencido de que podemos crear un mundo mejor y cuando tienes la oportunidad de aportar tu granito de arena, no puedes dejarlo pasar.
En los últimos 18 meses, mi vida ha sido un cúmulo de sensaciones, un tobogán de experiencias, con un accidente de tráfico importante, un viaje iniciático a Tanzania, la pérdida de un trabajo, los intensivos de inglés y la obtención del First, el viaje de 6 meses por Asia y, ahora, un nuevo trabajo que me obliga a cambiar de país, de continente, de idioma… Desde luego, no puedo decir que mi vida sea aburrida. Pero como siempre digo: mi vida es mía, de nadie más. Yo decido qué, cuándo, cómo, dónde y por qué. Luego, los imprevistos, el azar, las casualidades, el destino serán gestionados a su debido tiempo, pero como hay cosas que escapan a mi control, no puedo preocuparme por ellas. Me preocupo de todo lo que está a mi alcance y, como ya he insistido unas dos mil setecientas cincuenta y ocho veces, me responsabilizo de mi vida.
Y como el blog lo titulé (¡¡qué gran acierto!!): “¿Dónde está Sergio?”, pues pienso que una aventura personal de este calibre es merecedora de que lo reabra, y así poder explicaros dónde estoy, qué hago, qué veo, qué siento, cuál es la realidad que no aparece en los medios de comunicación, cuál es la labor de MSF y si con ello entre todos construimos un mundo un poquito mejor, pues la guinda perfecta.
Probablemente marche en enero, pero no se descarta que me vaya en 15 días, según la necesidad y urgencias que se presenten.
Te invito a mi siguiente aventura… aventura en África.
Karibu (“bienvenido” en swahili).

dimarts, 20 de setembre del 2011

188 días después.

Barcelona, 19 de Septiembre de 2.011.
188 días después de aquel 16 de Marzo. 188 días después de cerrar la puerta de casa y dejar, tras de mí, excusas, temores, anhelos, problemas, personas. 188 días después, vuelvo a pasear por Barcelona, mi Barcelona. 188 días después, con sus correspondientes noches, con todas y cada una de sus horas. Con su primavera. Y su verano. A las puertas, ya, de un nuevo otoño. Otro más, en un ciclo imparable e inevitable. 6.970 fotos después. Siempre podré decir que aquella primavera y aquel verano del 2.011, cumplí el sueño de mi vida: viajar, viajar, viajar… sin tiempo, sin destino fijo, sin prisa, sin agobios, sin obligaciones. Un viaje a algún lugar. Pero no a un lugar físico, sino a un lugar en lo más profundo de mi ser. Allá donde nunca había llegado nadie, ni tan siquiera yo.
Y estoy de vuelta. Ya estoy en casa. Y paseo por Barcelona. Mi Barcelona. Han pasado 188 días. Una eternidad. O un suspiro. A mí me parece muy lejana en el tiempo aquella mañana en el aeropuerto del Prat, con mi mochila y despidiéndome de mi madre, mi hermana, mi sobrina. Me parece tan lejano en el tiempo, que me parece otra vida. Desde entonces me han sucedido tantas y tantas cosas… he conocido a tantas y tantas personas. He visto tantos y tantos soles. He admirado tantos y tantos templos. He recorrido miles y miles de kilómetros. Y vuelvo a Barcelona. Mi Barcelona. Pero para ella, no parecen haber pasado ni dos días. Sigue igual. Igual como la dejé. Igual como la pensé. Y su gente. Todo sigue igual. Es como si el tiempo se hubiera detenido para ellos (vosotros) y si se borraran los meses anteriores y el 16 de marzo hubiera sido ayer mismo, sería igual. Para todos. Bueno, para quienes se casaron, no (¿verdad, amigos?). Ni para quienes perdieron a un ser querido (incluida mi familia). Tampoco para mi sobrina, Ainara. La dejé siendo una niña, con dos añitos recién cumplidos y vuelvo y parece una mujercita. Preciosa ella. Ha crecido muchísimo. En ella sí advierto cambios sustanciales. Los demás… igual.
Me monto en el metro. Las mismas caras. Las mismas prisas. El mismo agobio. Enciendo la tele: los mismos problemas, las mismas chorradas, la misma telebasura. Es ahora, más que nunca, cuando tengo la sensación de que alargué mi vida 6 meses, como si de un bonus extra se tratara. Un regalo, algo que no estaba planeado. Surgió la oportunidad y no la desaproveché. Y me crucé con personas extraordinarias que, espero, me enriquezcan en el futuro. De momento, Barcelona…
Todo sigue igual. Y no sé si eso es para bien o para mal. Al menos, sabré a qué atenerme, cuáles son las reglas del juego. Adiós a los viajes en autobús interminables. Al fried rice. A la noodles soup. A cargar con la mochila. A buscar alojamiento. A mirar la guía. A cargar con la cámara, hacer fotos. Adiós a la incertidumbre del “y mañana, ¿qué quieres hacer?”. He vuelto.
Y vuelvo cargado de energía tras este paréntesis en el que he crecido. Aún más.
Esta es la última entrada, al menos de este viaje. El siguiente viaje, si lo hay, no sé cuándo será. Ni dónde. Ni con quién. Hay planes, esbozos… pero nada que no pueda cambiar de un día para otro. En un segundo nuestra vida cambia y tú tienes que adaptarte. De momento, cierro este blog de manera temporal, hasta el siguiente destino.
Había pensado varias maneras de concluirlo… Por supuesto, agradecer a todas las personas que me escribieron, me animaron, me apoyaron, me hicieron compañía desde la distancia. Agradeceros vuestras palabras, vuestra preocupación, vuestro tiempo. Alguna de esas personas no se imaginan cuánto tengo que agradecerles. Empezando, cómo no, por mi familia. Gracias por entenderme y, aunque a regañadientes a menudo, apoyarme y preocuparos, solucionarme algún tema y teneros como hilo conductor de mi día a día.
 A Gio y Vale. Fue una suerte cruzarme con este italiano de Brescia en tierras mexicanas, hace ya 4 años, ahora afincado en BCN desde el año pasado. ¡¡Grande, Giovanni!!.
Oswaldo… gracias por tus comentarios, gracias por tus ánimos y, gracias sobre todo, por todos estos viajes que hemos compartido juntos: México y Guatemala, India, Estambul, Tanzania y Zanzíbar, New York, Vietnam… Seguro que vendrán muchos más, amigo.
Verónica Galán: por tus mails, tus sonrisas, tus comentarios, tus ánimos… Y gracias por ser un corazón andante.
Martita: por esas conversaciones en MSN, por esos ánimos, por ese punto de vista tan original, por tu sensibilidad, por tu inteligencia, por las horas que hemos pasado “juntos”. Y por tu blog… ¡ánimo!.
Mon: contigo necesitaría una entrada completa. Seguramente eres la persona con quien más he hablado de mil cosas que luego me han sucedido, he pensado o he sentido. Simplemente decirte que es un placer haber compartido contigo tantas y tantas cosas pero, especialmente, tenerte a mi lado, en mi vida. Eres un tesoro y, como tal, te cuidaré.
Jordi Rius: por alguno de tus sabios consejos previos al inicio del viaje y que luego yo te sirviera de inspiración para tu viaje en solitario por India (tu blog, me encantó… espectacular, con ese punto de vista tan particularmente tuyo. Inimitable, tío).
Carlos: no esperaba que mi video te emocionara tanto, cabezón… Nunca sabes cuánto quieres a una persona hasta que no la tienes muy lejos de ti. Tras 26 años de amistad, me parece que sobran las palabras. Te quiero, amigo.
Isaac: que tú fueras el máximo goleador de las 24 h. indica el nivel que tenemos, jajaja… Ya tengo ganas de calzarme las botas y darte algunas asistencias (ya sabes: tú corres y yo te la paso). Gracias, nuevamente, por mantenerme al día de todo, enlaces a las fotos de las bodas, trofeos del fútbol sala y por no dejar de acordarte de mí en esos momentos que me hubiera gustado compartir con vosotros. ¿Tengo que entrenar a pádel antes de ir a jugar con vosotros otra vez?.
Miguel: tú cuidaste la choza y me hablaste más claro que nadie diciendo que me odiabas por viajar, ver, conocer, disfrutar… Me pensaré mucho eso de quedar un día a un café, jajajaja… Te pico un día en tu casa, que estás dos plantas debajo mío, jejeje.
Vanessa L.: ¿qué decirte?. Que tengo muchas ganas de verte y abrazarte. Que te debo mucho, especialmente tus palabras, tu coraje, tus ánimos, tu admiración… Es mutuo y, por ello, te quiero siempre en mi vida.
Saha: ¿qué decir del “guapo”, que se lleva bien con todo el mundo y todo lo que hace le sale bien?.Pues está todo dicho: que, como le dije a Valdi, es un placer viajar contigo, aunque cuando salimos a tomar algo tenga que decirte dónde está la mujer más guapa porque no ves tres en un burro de noche, jajaja… Menos mal que ya llego, que te veía perdiendo el rumbo, los papeles y hasta el apellido, nen. Las malas compañías…
Miquel: per a tu necessitaria, igual que com amb Mon, un capítol a part. T’admiro. Admiro la teva capacitat de fer sentir bé a les persones, la teva intel·ligència emocional… i et dono les gràcies per tot el que m’aportes a la meva vida, per tot el que m’has ensenyat i, sobretot, per estimar-me tal i com sóc, ajudar-me quan ho he necessitat i fer-me veure que la vida es pot pendre amb molta menys serietat. Tio, vigila a Luanda, que t’esperem a BCN. I quan tu facis algo semblant per sudamèrica… qui sap, qui sap…
Vicen y Dani: creo que tengo una deuda grande con vosotros (y con vuestras mujeres, claro) por no haber podido acudir a vuestras bodas. Espero poder compensarlo con una amistad a prueba de bombas. ¿Cuela?.
Roser: em fa por veure’t… l’abraçada aquesta gegant que vols fer-me’n potser em farà més mal que carregar la motxilla per Àsia durant mesos… Aix, petitona… jejeje… Gràcies per tot, per les teves paraules i per sapiguer mirar cap endavant, tot i les errades que un pot haver comés. T’estimo molt, ho saps, oi?.
Cañete: aunque nuestras ideas políticas sean taaaaaaaaaaaaaaan alejadas, el respeto siempre debe ir por delante pero, ante todo, nuestra amistad. Gracias por ser uno de los más fieles seguidores del blog.
Loli: tú y tus conversaciones por MSN. Tú y tus frases. Tú y tus historias… Gracias por hacerme reír tantas y tantas veces.
Joana: eres un regalo caído del cielo. En este caso, directamente al delta del Mekong. Gracias por estas semanas de contacto, por esa visión tuya tan particular, por esas palabras, por tu preocupación, por tus mensajes… gracias…
Y  otros que también me fueron siguiendo: Fayna, Lia (quan fem el mojito i los natxos????), Ana Medina, Enrique M., Felipe N., Mónica G. (me alegro que te animaras a irte a Malasia sola), Susana C. (os llamo un día y comemos con Chelo, ok?), Marc S. (apuntat al mojito, noi!!), Sonia V. (¿cuánto hace que no nos vemos, Sonieta?),David (el amigo de un amigo que todavía no sé quién es pero me ha ido siguiendo), Carlos O. (amigo de Miquel… otro crack!!), Neus (en NY, de Ses Ferreries… gracias por seguirme. Ya sabes: envidia mutua), Iñaki y Elena (grande haberos conocido de viaje…), Elena (la de laaventuradepabloyelena… seguid disfrutando por Norteamérica!!), Mónica (mi querida vecina, seguramente la que más envidia me ha profesado, jeje), José F. (por alguno de tus mails ofreciéndome información y animándome a seguir, desde USA), Ceci y Gustavo (Argentina me esperaaaaaaaaaaaa), Rodri, Eva G. (tu catalán creo que es una buena influencia, jejejeje), Irene G., Tamar (¡¡esa barriguita cómo crece!!) Conxa V. (¡¡¡nos vemos pronto!!!) y otros excompañeros de Porce y todos aquellos con quienes me crucé en esta aventura, en alguno de estos maravillosos países del sudeste asiático, a las personas anónimas que llegaron a mi blog y a quienes me escribieron personalmente a mi correo para darme la enhorabuena o solicitarme alguna información… Personalmente, es cuando más satisfacción he sentido. Que tus familiares o tus amigos más cercanos sigan tu blog, no es tampoco un gran mérito (aunque nadie tenía ninguna obligación). Que lo hagan personas que son totalmente desconocidas, que inviertan su tiempo en leerte y, más aún, en escribirte provoca una sensación maravillosa, os lo aseguro.
Si me he dejado a alguien (fijo, vamos), que me disculpe…  Y ahora, viendo la lista de personas que me siguieron, que me apoyaron, que me animaron, que de un modo u otro han esperado a mi vuelta… no os podéis imaginar qué feliz me siento por teneros a mi lado, por haberme sabido rodear de gente como vosotros y haber apartado aquellas amistades tóxicas que nada aportaban a mi vida, más al contrario. Soy inmensamente afortunado de tener amigos como los que tengo…
Finalmente, os dejo los enlaces a dos de mis canciones inspiradoras, en mi vida, en mi viaje… “La lluvia nunca vuelve hacia arriba” de Pedro Guerra y “Sin miedo” de Rosana Arbelo. Hablan, cómo no, de las oportunidades que se nos presentan en la vida, que quizás no vuelvan, de cómo aprovecharlas… y de vivir sin temor a nada, siendo valiente, mirando tu destino de frente. Os dejo los enlaces… y acabo con algunas de sus frases, que me parecen un hermoso canto a la libertad de vivir nuestra vida como deseemos.
“La lluvia nunca vuelve hacia arriba”, Pedro Guerra:
“ Y si estuviste ahora y luego no estás,
y nunca más te vi y no fui nada en tu vida…
y si no dudas todo puede pasar,
y si no pasa siempre sana la herida”
“No pienses tanto lo que debes hacer,
que el tiempo corre y luego es ave perdida,
la lluvia nunca vuelve hacia arriba...”

“Sin miedo”, Rosana Arbelo.
 “Sin miedo sientes que la suerte está contigo…”
“mejor vivir sin miedo…
Sin miedo, lo malo se nos va volviendo bueno…”
“las manos se nos llenan de deseos,
que no son imposibles ni están lejos,
si somos como niños, sin miedo a la ternura,
sin miedo a ser feliz”
“haciendo a cada paso lo mejor de lo vivido”
“sin miedo a la locura,
sin miedo a sonreír”

Si te he hecho sonreír. Si te he hecho reír. Si te he hecho pensar. Si he conseguido que mires tu vida con otros ojos. Si te he hecho viajar con tu mente, imaginar, cerrar los ojos y trasladarte a miles de kilómetros… Si he conseguido captar tu atención, que inviertas tu tiempo (eso tan preciado y tan desaprovechado llamado “tiempo”), tus energías y hasta tus horas de sueño en leerme… Si he conseguido que sigas mis disertaciones, mis relatos, mis sentimientos, mis pensamientos, mis anhelos, mis temores, mis deseos… Si he conseguido compartir una parte de todo ello contigo, eso me hace feliz. Ojalá haya podido trasladarte aunque sólo sea una pequeña parte de mi optimismo, de mi positivismo, de mi ilusión por vivir, conocer, descubrir… Ojalá haya podido transmitirte lo afortunados que somos por vivir como vivimos pero, sobre todo, por vivir, fuente de la que manan el resto de aspectos vitales. Y tú, amigo/a, también vives. Es lo más preciado que tienes. ¿Vas a desaprovecharlo?.
Pues eso: no desaproveches oportunidades, no malgastes tu vida y vive sin miedo a ser feliz. Nos vemos en el siguiente destino, sea cual sea… y si tú quieres, por supuesto.
Enormemente agradecido…
Sergio Rodríguez Cobos.

dissabte, 17 de setembre del 2011

Y ahora, ¿qué?.

Bangkok, 17 de Septiembre de 2.011.


Las horas pensando en mí, en lo que quiero y lo que espero en el futuro más inmediato. La vuelta y el “ahora, ¿qué?”. Dejar atrás la vida nómada de los últimos meses para volver a mi modesto pero tan estimado piso. Mi cama. Mi sofá. Mi ordenador. Mis libros. Mi espacio. Buscar trabajo de Responsable de RRHH en BCN (o fuera si hiciera falta. Ya no me da respeto irme fuera), encontrarlo y volver a tener unos horarios, unas rutinas, unas obligaciones. Y volver a la sensación de que los días se te escurren de las manos, se deslizan y por mucho que trates de asirlos, se burlan de ti. Volver a las tardes de pádel, los sábados de fútbol sala, el gimnasio. Y las comidas en familia. Conducir mi coche. Saludar a mis vecinos. Ver a mi abuela. A mis tíos, a mis primos. Salir a cenar un viernes noche, ir al teatro el domingo por la tarde, ir al cine o pasear descalzo por la playa. Degustar un buen vino, una buena paella, escuchar la risa de mi sobrina, la tele en mis idiomas, mis clases de inglés. El olor de mi casa, mi ropa, mis zapatos. Revisar las fotos, preparar los videos y torturar con mis batallitas a familiares y amigos. Las celebraciones de cumpleaños. Alguna inmersión en la costa brava, algún fin de semana fuera. Los sms intempestivos que te roban una sonrisa. Barcelona. El barrio gótico, la sagrada familia, el port, Montjuich. Pasear por el Born o Pg. De Gràcia. El metro de BCN. Barcelona, la meva estimada Barcelona… Catalunya, el meu país. El sabor a mar, el olor a mediterráneo. Serrat, Pedro Guerra. Sílvio Rodríguez. Ismael Serrano. El Barça. El barrio donde me crié. Mis amigos de la infancia, del colegio. Alguna discusión política. La intolerancia, la crispación y la manipulación de la derecha más rancia, intolerante e impositiva. La xenofobia de algunos ignorantes (siendo gentil y suave en el término). La crisis. El paro. El consumismo. Los agobios para llegar a final de mes. La cola en el supermercado. El APM, Crackòvia y Polonia. Redes. El Tu diràs, los especialistas secundarios, L’ofici de viure y el Telenotícies. El blog de Paradigma Guardiola, una delicia para todos los amantes del fútbol. Una taza de café. Uffff… ¡¡café!!. Las discusiones vehementes. Personas que llegan a tu vida. Personas que se van. Pensar en el siguiente viaje. Mirarlo. Observarlo. Planificarlo. Irte… y volver nuevamente.
Esa es mi BCN. Es mi vida. Así la dibujé, así la vivo. A veces la sufro. Casi siempre la gozo. Tan sencilla y tan pequeña. En mi diminuto mundo, tratando de dar sentido a todos y cada uno de mis días, a mis horas, mis minutos, mis segundos. Y, supongo, la seguiré viendo con los mismos ojos, con la misma mirada, con la misma sonrisa. La seguiré viviendo con la misma intensidad y sencillez. La seguiré paladeando con los mismos labios, con la misma lengua. Seguiré cerrando los ojos para captar la esencia del momento, el extremo puro de la conexión mágica con ese momento, con esa persona. Y no, no pienso que yo haya cambiado. A BCN vuelve Sergio, el mismo que se fue. Quizás pequeños cambios se produjeron en mi interior, pero serán imperceptibles para la mayoría de personas. Muchas personas dicen que una experiencia así te cambia como persona, tu vida, tu visión de lo que te rodea… No estoy de acuerdo a no ser que añadamos una coletilla: “una experiencia así, te cambia… si no tenías un trabajo interior previo realizado”. Como cuando uno viaja a la India, ve miseria y se da cuenta (to realize, cómo me gusta ese verbo en inglés) de lo afortunado que somos. Muchas personas vuelven de la India transformadas, cambiadas, como iluminadas repentinamente por una luz que antes era difusa. Poco trabajo interior habían hecho, pienso yo. De igual modo, un viaje como el mío. Soy el mismo que partió de BCN hace ya más de 6 meses, quizás vuelvo más consciente de lo diminuto que soy, de lo diminuto que es nuestro mundo en el día a día… si acaso, se confirma algo que ya venía pensando: cómo malgastamos nuestras vidas en tareas ridículas, preocupaciones absurdas, personas tóxicas, planes sin futuro, enriquecemos a algunos y los demás seguimos tan pobres como siempre, nos encerramos en trampas mentales para no afrontar situaciones nuevas. Excusas, siempre excusas. Si no existieran las excusas el mundo viviría mil años por delante de lo que lo hace. Pero sí, siempre hay una excusa para no intentar algo. Siempre hay una excusa para no amar a esa persona. Siempre hay una excusa para no cometer una locura. Siempre hay una excusa para no dejarse llevar. Siempre hay una excusa para protegernos de lo desconocido. Siempre hay una excusa… para no ser feliz y seguir instalados en el gris de algunas vidas… Pero, sí, en esencia, vuelve el mismo Sergio, quizás aún más puro, más convencido de su camino.
Y quiero llegar a BCN. Y encontrarme contigo, darte un abrazo. Sentirte. Sonreír y agradecerte que formes parte de mi vida como yo de la tuya. Sonreír y agradecerte que siguieras mis aventuras en este modesto blog, comentaras mis fotos y me animaras en los momentos que fueron especialmente complicados. Mirarte, admirarte y apoyarte.
Todo eso y muchísimo más es lo que me espera. Es lo que deseo. Es mi vida. La explico como la siento, como la pienso, como la veo. Es mi vida. La he elegido yo. Orgulloso estoy de ella. Y feliz, inmensamente feliz. Es mi vida. ¿Puedo pedir más?. Claro, mucho más. Todo lo que yo quiera. Absolutamente todo lo que yo quiera. Sólo hace falta desearlo con todas tus fuerzas para hacerlo realidad. De momento, tomemos aire, hagamos un alto en el camino y un reset emocional. Coloquemos cada figura en su sitio, decoremos nuestros días y el futuro será escrito con nuestros actos de cada día. Porque mi viaje ha sido de ida y vuelta, pero nuestra vida es un trayecto de sólo ida. Conviene no olvidar este detalle para no malgastarla. Es tu responsabilidad para contigo mismo. Si no aceptas esa responsabilidad y no te comprometes a mejorar todo aquello que no te guste en tu vida, luego no pidas que te devuelvan el importe del billete. Este trayecto es un regalo, con sus ventajas e inconvenientes, claro, pero de ti depende hacerlo un viaje inolvidable o un suceso anodino, gris e insulso. Yo, por supuesto, elegí la primera opción. ¿Tú qué eliges?.
Mucha suerte, amig@s.
PD: esta es la penúltima entrada del blog…

dimecres, 14 de setembre del 2011

Colección de recuerdos.

Chaloklum (Koh Phangan, Thailandia), 14 de Septiembre de 2.011.

Chaloklum, el lugar elegido para los últimos
días del viaje.
El viaje toca a su fin, dejando tras de sí una colección de anécdotas, una ristra interminable de situaciones, un gran número de rostros y sonrisas, estampas bellas y fugaces momentos de incertidumbre y emoción. Momentos no tan agradables, por supuesto, también los hubo. El poso será, espero, indeleble en mis retinas, permanente en mis labios y bella cicatriz en mi piel. Las lecciones, los malos momentos, los aprendizajes, las evidencias, los descubrimientos e, incluso, los días para olvidar, pasarán a formar parte de mi bagaje personal y existencial, llevando conmigo un auténtico tesoro. Un regalo para los sentidos, para la mente y el corazón.
Echo la vista atrás y comienzo a recordar… aquellos días en Thamel, el barrio de Kathmandú, donde conocí a Bhadra, con aquellas cenas en el tibetano. El momo y la thukpa. La agencia donde conversé con Rahjeendra, el de la agencia de viajes, con quien tanto me reí hablando de fútbol y de otros temas. Qué encanto de persona. Espero volver algún día a Nepal para hacer algún trekking y visitar Tíbet con él y con su agencia. Aquellas calles que dejaron de ser una ciudad ajena y donde pasé a fundirme en ellas; o el safari en Chitwan, viendo al rinoceronte negro o descendiendo por el río observando cocodrilos; el viaje en autobús con Abel y Sergio; cruzar el lago en barca en Pokhara, bajo una fuerte tormenta y con mi poncho cedido a mis tres pequeños guías hasta la pagoda de la paz mundial; o en Patán, cuando me acompañaron dos chicas de seguridad a la taquilla para que pagara la entrada que tan hábilmente había burlado previamente. Aún resuenan en mis oídos los cantos tibetanos, allí en aquel monasterio de Bodnath, donde me embelesé con el sonido celestial de sus instrumentos; Cómo olvidar el estresante día de la embajada India y el vuelo a Singapur. O los días en el dormitorio compartido, en esa preciosa metropolis; la llegada a Bali y los días en Ubud, con aquella conversación deliciosa con S. y Fariba; el Babi Goling del Oka y las danzas balinesas en el palacio de Ubud; el atardecer en Tanah Lot o la inmersión en Nusa Lembongan, inolvidable, quasi mágica. Cruzar caminando Nusa Lembongan hasta Dream Beach y que una vez estirado en la arena, suba la marea con una ola exagerada y me empape la toalla, la mochila y hasta medio libro de “Los miserables” de Víctor Hugo, ante las risas de una pareja australiana que se disculparon por no avisarme… ejem.
 Sufrir los viajes en autobús, como el de Makassar hasta Rantepao, ya en Sulawesi, acompañado de Roland, el sexagenario alemán, o la detestable cerveza de hoja de palma que probamos con Jens y Kirsten, los ciclistas de Dresde; el “aló, míster” batiendo las manos y esbozando sonrisas de los adolescentes rantepaenses; la solemnidad y crueldad del funeral toraja, con el sacrificio de cerdos y bueyes, la sangre manando a borbotones, el olor a tabaco, el grito de los niños, las risas calladas de las mujeres; el delicioso Pamarrasan de Sulawesi, una especie de cochinillo con una salsa negra mínimamente especiada; darte cuenta de que en el aeropuerto debieron abrirte la mochila y robarte la tarjeta de crédito de repuesto que llevabas por si acaso; y viajar 5 meses con esa inquietud: como pierdas la tarjeta, estás perdido…; aquella primera gastroenteritis en la gris Makassar o el trayecto interminable en moto, bajo un diluvio, camino del aeropuerto; La llegada a Borneo, con el taxista impertinente, malencarado y desagradable, con el que perdí hasta la paciencia y que envié a freír espárragos en castellano (nótese el eufemismo, pues los espárragos merecen otra boca). Qué decir de la experiencia de ver el Barça-Madrid con 40 indonesios en Banjarmassin, fanáticos del Barça, para quienes yo era un semi-dios simplemente por ser de Barcelona, haciéndose fotos conmigo, dándome la mano, animando y gritando más que la propia afición culé; de cómo he visto esos enfrentamientos a altas horas de la madrugada, en cualquier tele y en solitario, conectado a la radio y a facebook, yéndome a dormir cuando la ciudad comienza a despertar; el trayecto agotador en dos autobuses hasta Pangkalan Bun, de más de 20 horas, sin poder dormir, estrecho, tragando humo de muchos que fuman dentro del autobús… las experiencias de los autobuses indonesios son una aventura en sí mismas: pinchazos, retrasos, sobrecalentamientos de motores, mil paradas, averías… Traté de sobrellevarlos un poquito mejor, escuchando los programas que me descargaba de internet: el “Tu diràs” de RAC1 del día (o días) anterior (es), los Especialistas secundarios o las más de 40 películas que he visto en estos meses en mi netbook; el Mie Goreng y el Nasi Goreng; Uno de los momentos culminantes, con el tour de 3 días por Tanjung Puting, con Ana, observando esa maravilla de la evolución, llamada orangutanes. Cómo olvidar sus gestos, sus miradas curiosas, su habilidad para deslizarse de un árbol a otro por la espesura de la jungla; dormir en una embarcación, en el río, en medio de la jungla, con las estrellas cubriéndonos y los sonidos salvajes envolviéndonos; las mil picaduras de mosquitos y la rama que utilicé para autofustigarme.
Los dos instructores de submarinismo que se ofrecieron a echarme una mano para encontrar alojamiento en Tarakan, ya de noche, llevándome de un hostal a otro, todos completos, mientras hablábamos, cómo no, del Barça y del Madrid. Las tardes y noches conectado a internet cuando disponía de wi-fi y no disponía de compañía, a través de mi netbook, revisando vuestros comentarios en el blog, en mis fotos o las noticias del mundo. Seguir desde la distancia las despedidas de soltero de Dani y de Vicen (siento no haber podido estar en vuestras bodas, chicos…);  Seguir los resultados del equipo de fútbol sala cada semana (¡¡felicidades por la temporada, amigos!!). Los mails de Saha, Miquel y Valdi preparando su viaje por Vietnam; Kuala Lumpur con sus torres Petronás y sus tormentas vespertinas; Malaca y su encanto colonial, asociado ya de por vida a mi tío, pues allí estaba cuando nos dejó en Mayo y cómo asumí su pérdida en esas ciudad; las islas malayas, Tioman y Perhentian, con los chicos de Donosti: Xabi, Omar y Maitane; o las chicas en Perhentian: Graine, Elise, Sevda, Çannan… los días en Kota Bharu con Elise y Scott. Los días en Koh Tao con Carles y Xisca y la maravilla de playa de Nanyuang; el reencuentro con Dani y Eli en Bangkok, en su luna de miel; los excesos de Kao San, la locura de ciudad, con su prostitución, ladyboys y turistas con calcetines hasta las rodillas; Kanchannaburi, con su cementerio de la guerra, su puente sobre el río Kwai; dormir en el Jelly Frogg por 1,7 €; las Erawan Waterfalls con la pareja vietnamita y la británica resacosa; recorrer en bicicleta Ayutthaya con Robin, Li y Steffen; los días con Robin visitando Sukhothai, Lampang y Chiang Mai; subir al Dui Sothep en moto y con el chubasquero puesto; los masajes thailandeses; las cenas con las chicas de Zaragoza y la conversación deliciosa con Alejandra; la separación de Robin; revisar todas las fotos, una a una, seleccionarlas; las partidas de póker; el durísimo trekking y las caídas de la bajada; el trayecto bordeando el río y el descenso en rafting; de cómo cruzar la frontera thailando-laosiana por el Mekong; aquella conversación con Maledi, el chico marroquí que rompe esquemas; La conducción en moto por el norte de Laos, en los alrededores de Luang Nam Tha, admirando arrozales, montañas, naturaleza; la cena en el night market con Tatiana y Jorge; de cómo llegamos los tres a Nong Khiaw y el desagradable incidente con el holandés errante;  remontar el río hacia Muang Ngoi por entre un paisaje de belleza sublime y llegar a este pueblo casi sin ni electricidad; La cena multitudinaria, con la pareja de San Francisco, los jóvenes franceses, Iñaki, Elena, Tatiana y Jorge; y Luang Prabang. Sobran las palabras con esta ciudad, donde además creo que me hicieron el mejor masaje de todo el viaje (bueno, bastante igualado con el de piedras calientes y aceites esenciales que nos hicimos en Hué); pasear por sus calles, su mercado hmong nocturno y las cenas copiosas y baratas de su night market, con Tiffany, John, Tatiana, Jorge, Li, Robin y Fanny. El gris de Vientián; y la guest house china por 3 €. El larguísimo trayecto nocturno hasta Phonsavan, donde conocí a Yoann. Y esta ciudad, que si no fuera por la Plain of Jars, podría pasar desapercibida. Pero no, no lo está. Y la Plain of Jars no es nada del otro mundo, pero creo que fue donde mejor comprendí el drama de este país, con las UXO (Unexploded Bombs), igual que visitando, con Yoann, las cuevas y las grutas de Vieng Xhay, donde se refugiaron durante más de 9 años los líderes del Pathet Lao y miles de civiles. De cómo cruzamos la frontera Yoann y yo, con el incidente con aquellos del autobús, empujones y gritos; coger un tren de línea vietnamita a las 22.30 y ver a gente fumando, tirados en los pasillos, luces de los vagones apagadas, teniendo que sortear a gente por todos sitios… Aquellas excursiones en barca por Trang An y Tam Coc, qué delicia, especialmente la primera. Desayunar con Yoann en Hanoi, esperando a que lleguen mis amigos. Verlos por entre los callejones, meses después, el abrazo en el que nos fundimos. Y sus mochilas perdidas. La primera visita juntos al templo de la literatura, comprándose un chubasquero/bolsa de basura de color azul para protegerse de la tormenta. Y los taxistas de Hanoi. Malditos taxistas de Hanoi. El trayecto en tren hacia Sapa, jugando a cartas. Llegar a Sapa y comenzar el trekking de inmediato, con decenas de personas alrededor. Los arrozales verdes. Y nuestra guía. Las montañas que te guían. El valle. Barro. Resbalones. El baño en el río en ropa interior. Volver al día siguiente. La Bahía de Halong. Y nuestra hora en kayak en un entorno magnífico. Los saltos desde la cubierta, a 6 metros de altura. Y mi caída de costado, tras un resbalón. Sus risas. Y mi caída por la escalera cargado con las cámaras. La japonesa que nos acompañaba en las comidas. La joven pareja holandesa. Pedalear por el PN de Cat Ba. Los rice noodles. Morning Glory. Tofu. Rice, always rice. Y otro autobús nocturno. Hue y su ciudadela. El masaje de piedras calientes y aceites esenciales. Qué delicia. Miquel llegando siempre tarde a la vuelta de las visitas en la excursión por las tumbas y mausoleos. Pasar unas horas con Li en Hoi An. Ver “El padrino” en el bus nocturno con Miquel. Y ver de nuevo a Yoann con su amiga en Nha Trang. Bañarnos en aquella deliciosa playa. Salir por la noche y darte cuenta de aspectos culturales vietnamitas comportándose en grupo. La inmersión junto a Miquel allí. Y los videos que grababa Saha. Ho Chi Minh. Mejor decir Saigón, ¿no?. El estremecedor Museo de la Guerra. Quedarte sin palabras, estupefacto, compungido, consternado ante tanta barbarie. Y compartir una cena con Trini y Andrew, su marido americano, que nos animó a ir a visitar la costa oeste de USA. La iglesia caodasiana, con sus fieles vestidos con túnicas blancas. Los túneles de Cu Chi. Las trampas contra los americanos. Caminar de cuclillas y hasta de rodillas por 150 m. de galería subterránea realmente claustrofóbica. Y el Delta del Mekong, una turistada en toda regla. Las chicas de Palma. Y Eva, que tras cenar con nosotros decidió pasar unos días junto a los chicos españoles. Debió pasarlo bien…  La estafa de la comida, a elegir entre ardilla, anguila, rata, serpiente, búfalo, pescado o pollo. Tim y Solene. Olvidarme y perder mi móvil en la minivan. Y Phnom Penh, con su palacio real y el Tonlé Sap recorriéndola. Sus mototaxis. Y el bus de 6 horas hasta Siemp Reap. Angkor. Sus templos. Un paseo en bicicleta. La magnificencia. El momento culminante del viaje junto a los orangutanes. La despedida de los tres. Otra vez sólo. Pero todavía está Eva. Y a los dos días, vuelve a aparecer Yoann. Las cenas en el mercado nocturno. Y los relojes. Y los desayunos en aquella deliciosa cafetería francesa. Ir a Battambang y… no disfrutar mucho allí. Volver a Phnom Penh. Eva. Yoann. Iñaki. Las cenas junto al río. Ir a tomar una copa y jugar al futbolín. Al billar. Tener la sensación de que empiezo a tener la cabeza más allí que aquí, que pienso más en mi vuelta que en lo que me queda de viaje. Ir a Sihanoukville. Y no hacer absolutamente nada allí durante varios días. Volver en un viaje eterno hacia Thailandia. Elegir isla. Y encontrar un rinconcito de Koh Phangan que es una delicia, justo lo que quería, lo que necesitaba.
Una playa tranquila, de aguas turquesas, arena blanca, palmeras. Una playa donde sentarme a mirar a mi espalda y admirar aquel tiempo que fue, pero que ya no es. Este viaje que ha sido, pero pronto será un recuerdo. Sentarme en la playa, de noche, en silencio, con un manto de estrellas cubriendo majestuoso el inmenso cielo, que me observan quietas, quizás pensativas, como yo. Ya sólo faltan unos días para volver…
Los momentos de expiación de mi culpa, colgando fotos en facebook para que las pudiérais contemplar, siendo esto un desagravio para mí, intentando compartir con vosotros esta maravillosa experiencia, aunque a algunos la envidia les provocara úlcera; cada “me gusta” en facebook fue revisado, valorado y tenido en cuenta; un simple comentario en una foto era motivo de orgullo; el publicar una entrada cuando había algo interesante que contar, vuestros comentarios en el blog o en el enlace que cuelgo en facebook eran alentadores, motivantes, agradables; cada interacción con vosotros vía red social, MSN, sms al móvil, skype ha sido un granito de arena que iba añadiendo a la vasija de los motivos para volver. Volver, claro… ir y volver... moverse, no permanecer; las llamadas por skype a mi familia, esas conexiones a menudo desesperantemente lentas; esas palabras de ánimo y admiración por mis hermanas y mi cuñado, de incertidumbre y súplica encubierta de mis padres (“vuelve ya”, me decían en cada palabra, aunque me preguntaran por “cómo estaba”, el fondo era… “¿por qué no vuelves ya, hijo?”); ver cómo en cada conexión por skype, Ainara va creciendo, cambiando. Y me pregunto cómo reaccionará cuando me vuelva a ver, si me reconocerá, si saldrá corriendo, si vendrá y me dará un abrazo o se pondrá a correr para que la siga, como hicimos el día de mi partida, que estuve detrás de ella por el aeropuerto más de 20 minutos, ante las risas de los extranjeros allí presentes, totalmente ajena al concepto “tiempo”, a que su tito ha estado muchos meses fuera de casa. Y le preguntan: “¿dónde está el tito?” y ella ha aprendido a responder… “de viaje”.
Pues el viaje ya acaba, Ainara. Muy pronto podrás volver a jugar con el tito.
La última foto del viaje... No está mal,
¿verdad?.

dilluns, 12 de setembre del 2011

Fotomusical resumen del viaje.

Uffffff... cuántos recuerdos... Son dos videos. Aquí va el primero...



Y aquí va el segundo...






Todo el recorrido en mapas.

Pues sí, echando la vista atrás, revisando mapas, países, rutas... uno se da cuenta realmente de cuántos lugares ha visitado, qué de ciudades, monumentos, paisajes poblaron esos días. Así que, para ir cerrando el blog (tengo pensadas dos o tres entradas más), qué mejor manera que colgar, en orden cronológico, el recorrido de mi viaje. El viaje de mi vida.

Nepal: del 17 de Marzo al 11 de Abril.
Kathmandú, Nagarkot, PN Chitwan, Pokhara, Tansen Palpa, Lumbini, Patan, Bodnath.


SINGAPUR: del 11 al 15 de Abril.

INDONESIA (Bali, Sulawesi y Borneo): del 15 de Abril al 9 de Mayo.

Bali, Sulawesi (Makassar, Rantepao), Borneo (Banjarmassin, PN Tanjung Putin, Balikpapan y Tarakan).


MALASIA: del 9 de Mayo al 7 de Junio.

Tawau, Semporna, Kota Kinabalu, Kuala Lumpur, Malaca, Mersing, Pulau Tioman,
Kuala Terengganu, Pulau Perhentian Kecil y Kota Bahru.


THAILANDIA: del 7 de Junio al 6 de Julio.



Krabi, Ao Nang, Koh Tao, Bangkok, Damnoen Saduak, Kanchannaburi, Ayutthaya,
Sukhothai, Lampang y Chiang Mai. Y en septiembre, Koh Phangan.

LAOS: del 6 al 26 de Julio.

Huay Chay, Luang Nam Tha, Nong Khiaw, Muang Ngoi, Luang Prabang, Vientiane,
Phonsavan, Plain of Jars, Sam Neua y Vieng Xhay.


VIETNAM: del 26 de Julio al 17 de Agosto.

Tham Nhoa, Trang An, Hoa Lu, Tam Coc, Hanoi, Pagoda del Perfume, Sapa, Halong Bay,
Hue, Hoi An, Nha Trang, Saigón (Ho Chi Minh City) y delta del Mekong
(My Tho, Can Tho y Chau Doc).


CAMBOYA: del 17 de Agosto al 5 de Septiembre.

Phnom Penh, Siem Reap, Angkor, Battambang, Phnom Sampeau, Wat Banan,
Phnom Penh y Sihanoukville.

Vuelta a Thailandia para pasar los últimos días antes de volver a casa... Koh Phangan...

No está mal, nada mal..