Barcelona, 22 de
Diciembre de 2.011.
La rigidez en los esquemas y planes eran una constante en mi
vida unos años atrás. Si algo no salía como yo quería, esperaba o había
pensado, el enfado, la rabia y la frustración se apoderaban de mí. Obviamente,
no era el camino. Y comencé a trabajar mi flexibilidad, la capacidad de
amoldarte a unas circunstancias cambiantes e imprevistas (adaptación) y la
aceptación de que hay cosas que no puedo controlar y ante las cuales debo ser
lo más flexible posible, incluidos mis patrones de conducta.
Como ya comenté en la entrada anterior, a mitad de octubre
había conseguido trabajo con Médicos Sin Fronteras para irme a algún país
africano como coordinador de RRHH. Y no sabía ni país de destino, ni fecha de
salida, ni duración… con lo que todo parecía indicar que marcharía a mediados o
finales de enero tras el curso correspondiente en enero. Además, miré los
posibles destinos a los cuales podrían enviarme: Nigeria (Abuja), Liberia
(Monrovia), Sudán (Jartum), Etiopía (Addis Abeba), Kenia (Nairobi), Uganda
(Kampala), Zambia (Lusaka) o Zimbaue (Kinsasa). También estuve mirando algunos
datos sobre las ciudades, los países y todo lo que ha llegado a mis manos
referente a situación en África, lo he visto/leído ávidamente.
Pero la realidad se impone, tozuda como ella misma.
El lunes, tras remitir un correo a MSF, me responden
diciendo que hay unas vacantes inesperadas y que contactarán conmigo para ver
mi disponibilidad. El martes, llamada telefónica para verificar algunos datos,
la disponibilidad y, tras comprobar que no tenía reparos en temas de seguridad
o inmediatez en la partida, me dicen que entre 7 y 10 días me voy, que hay dos
posibles destinos, pero que no me dirán hasta que haya asignación.
Por la noche leo los dos correos que me han remitido para
confirmarme fecha de salida y destino: 29 ó 30 de diciembre. Destino: Sudán del
Sur. ¿Sudán del Sur?. Vaya, sí, sé que hubo un referéndum hace poco, que es un
país nuevo y… vayaaaaaaa… seguramente era el único país que no esperaba. Quizás
Sudán, pero… Sudán del Sur!!!. Al leer el nombre mi primera reacción es: “no sé
prácticamente nada de este país”. Así que toca conseguir información, situación
política, económica, social, cultural… es más… ¿Cuál es la capital de Sudán del
Sur?. Ah, sí, claro: Juba. Desde luego, qué ignorante soy!!.
Venga, vamos allá… busca información del lugar donde vas a
vivir los próximos 12 meses, Sergio. Bien: Sudán del Sur. Capital: Juba. Limita
con Sudán al norte (esta era fácil, eh?... si hay un Sudán del Sur, seguro que
tiene que haber uno en el norte); al este con Etiopía; Kenia, Uganda y
Rep.D.Congo al sur; y Rep.Centroafricana al oeste. ¿Lo ubicáis ya?. Venga, voy a ayudaros porque, además, es un país
de 6 meses de vida, así que en la mayoría de mapas políticos de África no
aparecerá más que como una parte del Sudán.
En las últimas décadas ha habido diversos conflictos armados
entre el norte y el sur, con motivos, principalmente, religiosos: el norte del
Sudán de mayoría árabe y musulmana; el sur, de mayoría animista y cristiana. De
tal modo, poco después de 1.983 comenzó una guerra civil que se extendió hasta
septiembre de 2.005, cuando se firmó un acuerdo de paz, por el cual Sudán del
Sur se convirtió en una región autónoma, con un gobierno propio y una
constitución interina y con la convocatoria de un referéndum de
autodeterminación en Julio de 2.011. Vaya, así que mientras yo estaba perdido
en algún lugar de Laos, en esta región Sudanesa se celebraba un referéndum de autodeterminación
para decidir si querían formar un país nuevo o no. Curioso… Como decía ayer
Jordi en mi facebook: “te vas a vivir a un país que ha conseguido su
independencia mediante un referéndum de autodeterminación democrático”.
¿Casualidades?. Los que me conocen ya saben lo que opino de España y la
relación con Euskadi/Catalunya. No hay nada más democrático que preguntar a la
gente qué quieren ser, en vez de ir prohibiendo referéndums, por lo que no es
democracia, sino constitucionalismo. Pero bueno, dejemos este tema, que me
produce cierto rubor que en Sudán puedan votar eso y en España se prohíba. Qué
caprichosa es la vida, de verdad. Anda que no he tenido yo discusiones con este
tema…
O sea: me voy a un país nuevo de trinca, ¿no?. 6 mesecitos…
vaya… Juba su capital. Juba… donde se supone que viviré. Hummmm… busquemos
imágenes/datos de Juba… vaya, es más difícil de lo que esperaba. No llega a los
200.000 habitantes y no era la gran metrópolis africana que yo me esperaba para
ir a vivir, estilo Kinsasa, Nairobi, Jartum o Monrovia. Tendrá sus puntos
positivos y sus puntos negativos, sin duda.
La constitución de Sudán del Sur define el país como: “una
entidad multiétnica, multirracial, multilingüe, multirreligiosa y
multirracial”. Hummm… Sigamos.
El actual presidente del gobierno es el sucesor del que era
el comandante en jefe del Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán, durante
la lucha armada de este contra el norte. A su muerte, lo relevó el actual
presidente. La población es de alrededor de 9 millones de personas en 10
estados federales, que tienen una economía básicamente rural y de subsistencia.
Según wikipedia: “Este territorio ha sido duramente golpeado por las
continuas guerras civiles. Esto trajo como resultado una falta de desarrollo de
las infraestructuras, la destrucción y el desplazamiento: más de 2 millones de
personas murieron y más de 4 millones han sido desplazados o son refugiadas por
la guerra civil y sus consecuencias”. Qué bien… ahora ya me siento más
tranquilo.
El idioma oficial es el inglés, junto al resto de lenguas
del resto del Sudán del Sur.
“Sudán del Sur es uno de los países más pobres del mundo.
Después de la guerra, la pobreza y el hambre se extendieron entre la
población”. Gracias, Sr. Wikipedia, cada vez me anima más.
Resumiendo: un país nuevo, de 6 meses de vida, tras muchos
años de guerra civil con sus vecinos del norte, con grandes recursos minerales
y petrolíferos, pero extremadamente pobre, con economía de subsistencia, sin
apenas infraestructuras, de mayoría cristiana y animista.. Bueno, un reto
interesante por delante.
Parece que no me voy el 29/30, sino unos días más tarde por
cuestiones de briefing, formación, documentación, vacunas, preparación, vuelos,
etc., lo que me otorga varios días más para solucionar temas personales y poder
despedirme de algunas personas, que entre lo precipitado de la asignación y las
fechas que se nos vienen encima, hubiera sido bastante dificultoso.
Ayer caminaba por
Barcelona, solucionando algunos de esos temas personales que son relativamente
urgentes y mi mirada era otra. Miraba a mi alrededor, en el autobús, en el
metro, en los edificios modernistas, el ajetreo de coches, las tiendas con
ofertas para el consumismo propio de estas fechas, los árboles de navidad,
abrigos, personas con bolsas de compras,… Barcelona, mi Barcelona. Y pensaba en
cuánto la echaré de menos. Es cierto que a finales de febrero / inicios de
marzo volveré un par de semanas para un curso de formación, pero luego ya será
hasta, probablemente, diciembre. Y pensaba que en apenas 10-12 días estaré en
un mundo completamente distinto: casas bajas, calles sin asfaltar, pocos
comercios, poquísimos coches y tráfico de bicicletas; el mercado tan típico en
países africanos… Mi vida será totalmente diferente, como en dos universos
paralelos. Y sé que no será fácil. No será fácil el cambiar de país, de
continente, de idioma en el día a día. Diferente gastronomía. Otras costumbres.
Entorno sociopolítico y cultural en las antípodas. Nuevos compañeros. Nuevos
retos. Medidas de seguridad. Y no poder salir por la noche para evitar riesgos.
Ver situaciones que, seguro, serán impactantes, chocantes, pero toda una
lección de vida. Mi reto profesional es enorme, con una gran responsabilidad
sobre mucha gente con una de las más prestigiosas ONG’s del mundo: Médicos Sin
Fronteras, con una labor que, a medida que la voy conociendo más y más, me
provoca mayor admiración y estímulo para ir y ayudar en todo lo que pueda, con
mis conocimientos profesionales y, especialmente, con mi voluntad personal. La
voluntad mueve montañas… Y, en estos momentos, estoy deseando llegar a una
pequeña ciudad africana, en un nuevo país, de historia reciente convulsa y con
cientos de miles de personas en una situación muy precaria. Voy a dar lo mejor
de mí mismo, consciente de las dificultades y lo duro que puede ser,
especialmente a nivel personal. Pero sé que estoy preparado para afrontar el
reto. Y sé que muchos de mis amigos y mi familia estarán, en la distancia,
pensando en mí y apoyándome cuando lo necesite, que seguro que lo necesitaré en
algunos momentos. Pero en eso consiste el reto: en cumplir de manera exquisita
a nivel profesional y de crecer, aún más, a nivel personal.
Sudán del Sur. Juba. En el centro de África. Sea como sea,
la experiencia la recordaré toda mi vida. Sólo espero tener un punto de suerte
en esos momentos que pueden ser cruciales en mi estancia/trabajo allí.
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Realmente me maravilla tu determinación. Quizá sea eso lo que diferencia a un aventurero de cualquier otro tipo de persona: su capacidad para entregarse a cambios radicales en su vida con total confianza y seguridad en sí mismo. La mayoría de las personas parecemos perder impulso con el paso del tiempo. Nos acobardamos. Sin embargo, tú pareces querer vivir cada día más intensamente. Algún día tendrás que explicarme cómo lo consigues...
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