Es la pregunta del millón. Bueno, la pregunta que ya me han hecho un millón de veces. Casi tantas como el día que cumples 33 años te dicen aquello tan original de "la edad de cristo", como si éste hubiera sido el único que pasó por esa edad. A lo que iba, que desde que me planteé esto de marcharme un tiempo de viaje, todo aquel ser inteligente que se cruzaba en mi camino, como si fuera una marioneta de Mari Carmen y sus muñecos, repetía la manida pregunta: "¿Pero te vas tú sólo?". Las reacciones al responder afirmativamente son diversas: se abre la boca, se levantan las cejas, se mueve la cabeza, se sonríe, se rasca uno la cabeza... hay de todo en la viña del señor.
"Sí, me voy sólo... bueno, comienzo el viaje sólo, pero conoceré a mucha gente por el camino, sin duda".
Seguramente mi corta experiencia de dos semanas en México en solitario refuerzan esa idea y la capacidad de salir adelante. Entonces conocí a gente maravillosa con la que mantengo una muy buena relación. Gustavo y Cecilia de Argentina. Ya me visitaron ellos en BCN y yo... os debo una chicos!. Giovanni, que ahora vive en BCN con Valentina. Ese rissotto!!!. Por supuesto, Eva de Madrid, catalana de adopción (jajajaja). Y Rafa en México. Y Alessandra en Italia. Y Eva y Cristina en el avión de vuelta. Y tantas otras personas a las que conocí por, precisamente, viajar sin nadie más. Así que si la experiencia fue positiva entonces, no veo por qué no debe ser positiva ahora.
Uno se enfrenta a muchos interrogantes antes de iniciar una aventura así. Preguntas del tipo...
- ¿Por dónde empiezo?.
- ¿Hacia dónde voy?.
- ¿Seré capaz?.
- ¿Cómo me sentiré tanto tiempo lejos de casa y de mi gente?.
- ¿Me adaptaré?.
- ¿Qué tengo que llevarme para tanto tiempo?.
- ¿Y los visados?. ¿Y las vacunas?. ¿Y si me roban?. ¿Y si pasa algo?.
Bueno, al final te das cuenta de que la mayoría son preguntas-trampa; son preguntas que te hacen dudar, que te pueden paralizar, que te pueden hacer desistir. Muchísimas personas te animan a irte y recorrer mundo. Y es curioso que te anime quien no se atrevería a hacerlo. Es aquello de "tú ponte delante del toro, que yo ya te veo desde aquí".
"¡Qué valor!", exclaman. "Debes tener mucho dinero ahorrado". No sé, pienso que no es cuestión de valor o cobardía, no es cuestión de poder o no poder económicamente... El punto clave, sin duda, es QUERER. Querer es poder, que dicen. El límite nos lo ponemos nosotros y podemos conseguir prácticamente todo lo que nos propongamos. Si dejamos que el miedo nos paralice, nunca perseguiremos nuestros sueños. Si pensamos que nos saldrá mal, efectivamente, nos saldrá mal (la profecía del autocumplimiento!!). Si pensamos que no podremos, claro, no podremos. De hecho, ni lo intentaremos. Así que uno que dejó ya los miedos a vivir detrás suyo hace mucho tiempo, se decide a llenar la mochila de ilusión, energías, pasión, curiosidad y optimismo para afrontar uno de los mayores retos de su vida.
Si me quieres acompañar en este viaje, eres bienvenido/a.
Suerte!!.
BUEN VIAJE Y A DISFRUTARLO. UN ABRAZO
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