Jerusalén, Israel, 1 de Enero de 2020
Tras los intensos días en Bethlehem, la idea era llegar a Jerusalén, alquilar un coche e ir hacia Masada, Mar Muerto y el Neguev para pasar los últimos días del viaje en la ciudad santa.
Pero no encontramos coches de alquiler para el mismo día, así que cambiamos sobre la marcha y decidimos quedarnos aquí dos días y medio para ir de jueves a sábado a Masada, Mar Muerto y Neguev antes de volver a casa. Por la noche reservamos el coche del jueves al sábado y pudiendo devolverlo directamente en el aeropuerto Ben Gurion, que siendo Sabbath tampoco es mala idea.
Así que tras caminar un rato y mirar algunos precios (es bastante caro esto) acabamos en el The Post Hostel, una antigua central de Correos que en su 3a planta se ha reconvertido en Hostel, super limpio, animado, habitaciones cuidadas, precio ajustado (35€ noche en habitación compartida) y a 5 minutos caminando de New Gate y Jaffa Gate.
The Western Wall (Muro de las lamentaciones)
The Western Wall (Muro de las lamentaciones)
Decidimos hacer la visita a la Old City en dos días: el primero veríamos el barrio armenio, el barrio judío (sin el Muro de las Lamentaciones) y el barrio cristiano con el Santo Sepulcro. Y el segundo día veríamos el Muro de las Lamentaciones, la Explanada de las Mezquitas con la impresionante Cúpula de la Roca y la Vía Dolorosa. Y más o menos ha ido por ahí la cosa, con el añadido que el segundo día volvimos al Santo Sepulcro (el primer día había una cola de más de una hora de espera) y a lo previsto le añadimos el Monte de los Olivos (subida empinada de gran desnivel) y el Monte Sión, con lo que este día caminamos más de 14 km., que no está mal.
La cúpula de la Roca
La cúpula de la Roca
El tercer día, hoy 1 de Enero, decidimos que era nuestro free day y que cada uno iría por su lado y ya nos reencontraríamos a la noche. Y yo me he dedicado a pasear sin rumbo por el barrio musulmán, entrar en alguna iglesia o recinto pequeño que nos saltamos ayer, fotografía callejera, portales, graffittis, niños jugando a fútbol en una plaza, pasillos, túneles...
Jerusalén nunca había estado marcado en mis objetivos viajeros, aunque teníamos claro que en este viaje era el plato fuerte. Y debo decir que mis expectativas estaban muy lejos de lo que realmente te ofrece esta ciudad... Y lo digo porque me ha alucinado. Entender la complejidad de sus diferentes barrios religiosos (armenios, judíos, cristianos y musulmanes), pasar en dos calles de un ambiente religioso a otro completamente diferente, de unos símbolos a otros, de una indumentaria a otra, de unos cantos religiosos a otros, de una cocina a otra... Y todo ello con metros de diferencia!!! Estar en lugares sagrados para miles de millones de personas entre las 3 religiones, pisar escenarios de hechos históricos, arqueología en estado puro... O perderse sin rumbo por sus calles, del ajetreo de los bazares a calles vacías a menos de 30 metros, callejones sin salida, vuelta atrás, puertas marcadas con cruces o con menorahs, incienso, velas, especias, cantos, rezos, luces difusas, ambientes potentes cargados de energía, carros, frutas, bazares, kebabs, la Via Dolorosa, la Cúpula de la Roca, la Puerta de Damasco, el jardín de Getsemaní, la ciudad de David, o su sepulcro; los militares israelíes por todos lados; sentir el peso de la Historia; seguir el calvario de Jesús. O sus milagros; reseguir las murallas, entrar y salir por sus diferentes puertas; la luz de la tarde incidiendo en el aspecto de sus fachadas; cuestas, escaleras, cuestas y más escaleras... su nombre... Oh, Jerusalem!!
Desde este momento pasas a ser ciudad destacada en mis periplos viajeros por mérito propio. Te has ganado a pulso que te recomiende una y otra vez, que te recorra en un baile cíclico y jamás merecedor de tu grandeza.
La Old City de Jerusalem, con la extensión de unas tres horas al Monte de los Olivos y otro par más hacia el Monte Sión, bien puede llevarte entre 2'5 y 3 días, por lo que puede ser también una gran opción para venir desde Catalunya a aquí en un puente de estos de 4 días.
Mañana vamos hacia el sur y el este del país: Masada, Mar Muerto y el Neguev, con el cañón del Mitzpe Ramon como colofón a este viaje que ha ido, sin duda alguna, in crescendo...
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