Barcelona, 28 de Diciembre de 2.011.
Estos días están siendo un poco estresantes solucionando
temas personales, documentación para tramitar el work permit en Sudán del Sur,
el contrato, revisión médica, vacunación, formación acelerada, días festivos,
alguna que otra despedida, venta del coche, etc… Me voy la semana que viene y
comienzo a tener sensaciones parecidas a
los días previos al viaje a Asia: sé que me voy, tomo conciencia e, interna y
silenciosamente, voy diciendo adiós a los paisajes que pueblan mi día a día,
esos que pasan habitualmente desapercibidos. Me voy despidiendo de mi
escritorio. De mi sofá. De mi habitación. De la parada del autobús de delante
de mi casa. Del supermercado donde compro. De Barcelona. Del sol que ilumina
esta ciudad. De sus edificios modernistas. Me voy sumiendo en una emoción
interna que no puedo controlar. No diré que me gusta. Pero tampoco me disgusta.
Es como redescubrir tu espacio, tu entorno, tomar conciencia que dejará de
serlo por un tiempo indeterminado, en principio un año. Quizás, dos. Quizás…
quién sabe. Mi intención es un año, volver y luego otro año. Pero para eso se
deben dar muchas circunstancias: que me adapte a vivir allí, que me guste el
trabajo, que me vea con ánimos y fuerzas y, claro, que MSF estén contentos con
mi desempeño laboral y quieran que siga otro año. De momento, un año. Y un año
es mucho tiempo. Bueno, volvemos a lo de siempre: es relativo. Es posible que a
mí se me haga muy largo allí. O todo lo contrario. Y a vosotros, seguramente,
se os pasará volando (ya hablé de la percepción relativa del tiempo en función
de nuestras rutinas y hábitos y de cómo pasa más rápido para quien realiza lo
mismo (trabajar) durante semanas y semanas). En cualquier caso, me despido de
mi vida aquí, de mi familia, de mis amigos, de mi espacio durante un tiempo
indeterminado. Y eso, en algún aspecto, me provoca un punto de tristeza. Pero
ni puedo, ni debo, ni quiero quejarme. Lo decido yo. Y cuando decido, asumo. Si
tomo el camino de la izquierda, renuncio a lo que aparece en el camino de la
derecha. O viceversa. Y eligiendo, descartas. Y descartar, aunque sea
temporalmente, implica renunciar. Y cuando renuncias a algo que quieres
esperando que el otro camino te lleve donde tú pretendes, la pena existe, pero
la determinación, la decisión, el optimismo… son motores que deben mitigar esos
sentimientos de pena y tristeza.
Me duele especialmente por mi familia. Por mis padres,
sobre todo. Sé que me entienden y me respetan. Saben que es una gran
oportunidad profesional y personal para mí… pero son padres y la preocupación
por un hijo es mayor a cualquier otra cosa, imagino. Pero todo saldrá bien.
Volveré más hombre, más maduro, más hecho. Volveré con una maleta cargada de
experiencias que, en el futuro, pueden ser claves en mi desarrollo profesional
(el personal lo doy por descontado).
Y los días comienzan a volar, arrancando hojas del
calendario, mirando de reojo ese 3 de enero, el día previsto para volar hacia
Juba. Juba… el otro día descubrí una web que habla de la capital de Sudán del
Sur, donde viviré.. Definitivamente, el marketing ha llegado allí. Sí, en
serio: si me dicen que me están hablando de New York City, me lo creo!!. Qué manera
de vender esa ciudad tan pequeñita y, a priori, escasa de infraestructuras…
Vamos, opinad vosotros mismos. Os dejo el enlace:
Y si os queréis entretener, pues os dejo algunos enlaces con
fotos de Sudán del Sur y de Juba:
Y aquí os dejo algunas fotos…
Vista aérea de Juba, junto al Nilo. |
Una de las calles principales de Juba. |
El mercado... |
Por supuesto, lo importante es la labor que está
desempeñando MSF en ese país tan necesitado de ayuda internacional. De hecho,
he leído en varios sitios que hay multitud de ONG’s en Sudán del Sur, porque es
uno de los países más pobres del mundo y con mayor necesidad para todo: salud,
alimentación, infraestructuras, etc. Por el lado positivo, pienso que allí
conoceré a muchos expatriados de todo el mundo que trabajen no sólo con MSF,
sino con muchas otras ONG’s y eso, seguro, también ayudará.
Para cerrar este post, previo ya a mi partida, me gustaría
explicaros algunas de las misiones y situaciones a las que se enfrenta MSF allí.
En el siguiente enlace, podréis leer un poco la situación
general de todo Sudán, previa a la independencia de Sudán del Sur, con referencias
generales a todo el país, destacando la atención a la enfermedad del Kala Azar
y a los refugiados de Darfur, que tantos telediarios han ocupado en occidente y
que, lamentablemente, el 99% de nosotros no sabemos dónde queda.
En este, http://www.msf.es/noticia/2011/numero-refugiados-en-sudan-del-sur-aumenta
, se habla de los refugiados que llegan a diario de Sudán (el del norte), en el
estado del Nilo Azul, huyendo de la guerra. Y en este otro, se amplía la
información al respecto: http://www.msf.es/noticia/2011/sudan-miles-personas-huyen-del-conflicto-para-refugiarse-en-sudan-sur
.
En el siguiente enlace, se explica la situación dramática en
la que viven cientos de miles de personas, sin acceso a alimentación básica, ni
servicios de salud básicos, sin acceso a agua potable, en una zona endémica de
malaria, etc. MSF ha puesto en marcha clínicas móviles, un programa nutricional
terapéutico y atención básica a estos cientos de miles de personas. A esta
situación tan dramática, se añaden algunos enfrentamientos en regiones
fronterizas, intertribales, disputas de ganado, una guerrilla que entra desde
el Congo… Aquí os lo dejo: http://www.msf.es/noticia/2011/sur-sudan-cientos-miles-personas-siguen-viviendo-en-una-situacion-muy-dificil
.
Y aquí, de los enfrentamientos en la zona fronteriza de
Sudán y Sudán del Sur, Abyei, de los desplazamientos masivos de personas y de
la labor titánica de MSF para atender a todas estas personas. http://www.msf.es/noticia/2011/sudan-ciudades-desiertas-miles-personas-huyendo-para-salvar-sus-vidas-en-abyei
En este otro enlace, se habla del programa que ha impulsado
MSF para reducir la tasa de mortalidad materna… 1 de cada 7 mujeres muere
durante el embarazo o el parto en Sudán del Sur. Sencillamente… escalofriante. http://www.msf.es/noticia/2011/sur-sudan-msf-trabaja-para-reducir-tasa-mortalidad-materna
Y algunas fotogalerías realmente conmovedoras.
Estremecedoras. Un testimonio de la lucha de un pueblo por sobrevivir a su
destino.
Y, finalmente, algunos blogs de los que en breve, serán mis
compañeros. Bueno, yo seré un nuevo compañero, aunque vaya en calidad de
Coordinador de RRHH, serán compañeros de los cuales debo aprender muchísimo en
todos los sentidos. Si alguien quiere ir siguiéndolos, aquí os dejo los
enlaces:
Sin duda alguna, el que no sepa ahora dónde está Sudán del
Sur, cuál es su situación política, económica, social y humanitaria, el que no
conozca la situación dramática de cientos de miles de personas, será porque no
quiera saberlo. Y es respetable, claro que sí.
Muchas personas me han dicho estas últimas semanas, incluso
antes de saber destino, que era valiente por ir allí. Otras me han
preguntado si no me daba miedo. Incluso
hay quienes me miran con cierta incredulidad. Ahora que ya sé destino, me he
ido informando de todo lo anterior (y todo lo que me queda por aprender), he
visto fotos de Juba y del país, he leído acerca de las misiones y proyectos que
realiza MSF allí, he leído algunas entradas de los blogs de mis futuros
compañeros… y debo confesaros que, en algún momento, pensé: “uffff, qué duro…”.
A medida que he ido asumiendo el destino, la labor de MSF, leyendo los relatos
de quienes ya están allí, os aseguro que es como si en mí hubiera nacido algo
nuevo. No sé cómo explicarlo… como si sintiera que ahora voy a hacer algo
importante en mi vida, algo que veía muy lejano y que, cosas del destino, ha
aparecido en mi camino. Como si fuera una luz, parpadeante, que atrae mi
atención y no puedo resistirme a caminar hacia ella. Trabajar duro, ayudar,
salvar vidas, mejorar la calidad de vida de miles de personas… Me siento bien,
motivado, seguro, decidido, confiado. Es lo que quiero hacer. Y no hay mayor fuerza en este mundo que una voluntad decidida y obstinada.
En una semana viajo hacia Juba, dejando atrás mi vida,
familia, amigos y sintiendo que un pedacito de mi corazón se queda aquí.
Quizás, un día, cuando emprenda el camino de vuelta, deje otro pedacito de mi
corazón en esas tierras que estoy a punto de conocer…