Barcelona, 14 de Noviembre de 2.011.
Nuestra vida es imprevisible. Lo que hoy es blanco, mañana
negro y pasado gris. Lo que hoy es una verdad absoluta, mañana es una verdad
matizable y pasado una completa falacia. Y conociendo o creyendo saber estas
verdades, desde hace tiempo siempre pongo en entredicho los planes, las
predicciones, los objetivos, las metas… incluso me pongo en entredicho a mí
mismo.
Y esa imprevisibilidad me ha vuelto a tocar de pleno. Tras 6
meses por Asia viajando por libre, volví a Barcelona, a mi país, a mi casa,
hace ya casi dos meses. Obviamente, mis últimos días en Chalok Lum (al norte
de la isla tailandesa de Koh Phangan) estuvieron casi dedicados en exclusiva al
descanso, la meditación (no así en plan budista, sino en plan introspección),
la revisión de mi viaje (experiencias, sensaciones, sentimientos, personas,
etc.), el futuro inmediato que me esperaba a la vuelta, etc. Y una de las ideas que tenía en la cabeza era,
por supuesto, encontrar trabajo lo antes posible como Responsable de RRHH, que
era a lo que me he dedicado estos últimos años y donde quiero seguir
desarrollándome. Pero, claro, todos conocemos cómo está la economía, el mercado
laboral, la grandísima competencia en forma de profesionales hiper-preparados
(qué lástima de tanta educación, la verdad), etc, etc. A continuación de esa idea, estaba que si en
unos meses no encontraba trabajo, estaba dispuesto a irme fuera a buscarme la
vida: USA, Australia, UK… Un poco más a
largo plazo (tanto como el verano siguiente), con los 3 mosqueteros habíamos
dicho de ir a la costa oeste de USA, aunque yo ya advertí que en mí se debían
dar varias circunstancias sine qua non mi presencia en el viaje no podría ser
una realidad: tener trabajo, poder ahorrar, que pudiera escoger esas fechas
para coincidir con sus vacaciones, etc.
Afortunadamente, pienso que haber solucionado en parte el
tema del idioma inglés ha ayudado a que entrara hasta en 4 procesos de
selección. En uno, no encajé. En los otros dos, seguía en proceso… proceso que
detuve tras ser seleccionado en el primero que se inició. Y aquí interviene,
una vez más en mi vida, aquello que Rhonda Byrne describió en “El secreto”, la
ley de la atracción. Para muchas personas, eso son libros de psicología barata,
sin base científica, para que algunos charlatanes ganen dinero, etc, etc. Pues
esto, como en muchos otros temas, son prejuicios de personas que, por norma
general, hablan desde la ignorancia, el desconocimiento y el desprecio. Y aquí
podríamos incluir tantos temas que nos tocan de tan cerca… En fin, que yo no me
leo cualquier libro, pero algunos son altamente recomendables. Y yo de estos he
leído algunos. Lo digo sin rubor, sin vergüenza, sin arrepentimiento. Más allá
de eso, lo digo con orgullo, satisfacción y aprecio, porque algunos me abrieron
los ojos en aspectos muy sencillos que nuestro día a día parece empeñado en
cerrar. Os cito algunos que a mí me han gustado mucho: “¿Quién se ha llevado mi
queso?”, “El caballero de la armadura oxidada”, “El secreto”, “No te ahogues en
un vaso de agua”, “Manual del guerrero de la luz” o “La felicidad
desesperadamente”. Todos y cada uno me han aportado luz en algún aspecto en el
que yo caminaba en las tinieblas.
Bien, que me desvío… Pues El Secreto y la ley de la
atracción aparecen de nuevo en mi vida. Como sucedió con mi piso. Como sucedió
con mi anterior trabajo. Como sucedió con mi viaje de 6 meses… y como ha
sucedido ahora. Son cosas que deseas tanto, tanto, tanto que, de algún modo,
una fuerza extra, algo que no es perceptible, hace que se alineen los astros
para que tú consigas eso. “El mundo está en manos de los que sueñan”. Qué gran
frase…
El caso es que a los 4 días de estar aquí, me apunté a una
oferta de Médicos Sin Fronteras. Pedían un coordinador de RRHH para irse un año
a África (posibilidad de ampliarlo a dos años). Desde el momento en el que
envié mi CV a esa oferta, supe que me iban
a seleccionar. Tras tres semanas de entrevistas, tests psicotécnicos,
assesment center, prueba de nivel de inglés, etc… me confirmaron que la plaza
era mía, pero que en la última entrevista me habían visto con alguna duda
respecto a ir a según qué países. No en vano, el día anterior había habido un
atentado en Mogadiscio (Somalia) con 82 muertos… Tal y como les comenté, un
país en guerra civil o con secuestros a occidentales no me da miedo, porque
depende de las medidas de seguridad y del sentido común. El terrorismo ya es
diferente. Es una pura cuestión de azar. Para más inri, hace un mes
secuestraron a dos cooperantes de MSF en Kenia y 2 semanas atrás a 3 cooperantes más en
Argelia, en campamentos de refugiados saharauis. Total, que el jueves me
confirmaron lo que yo “había sabido” desde el inicio (que me seleccionarían) y
me daban unos días para que lo pensara.
Y ahí estuve cuatro días, hablando con familiares y
amigos, con personas que me quieren, personas inteligentes, personas que me
hablan con el corazón, con la mente pero, sobre todo, con sinceridad. He
tratado de escuchar a todos los que han querido darme su opinión, he valorado
muchos temas para, finalmente, llegar al punto al cual sabía que llegaría: me
voy a África. Y me voy a trabajar. Y me voy con MSF, con una de las ONG’s más
prestigiosas del mundo, con una labor humanitaria encomiable, admirable y
necesaria. Paradójicamente, el haber viajado tanto y estos 6 meses en
solitario, fueron puntos que jugaron a mi favor para suplir la carencia de no
haber cooperado in situ con ninguna ONG. Además, esto de cooperar con una ONG
tan prestigiosa era una asignatura pendiente en mi vida, por lo que, de algún
modo, lo percibo como una manera de cerrar el círculo.
Llegados a este cruce de caminos, debo elegir entre mi vida
personal o la profesional. Y no es fácil. Especialmente porque es incierto el
futuro, elija lo que elija. A nivel personal dejo aquí a mi familia, a mi
sobrina con dos añitos y medio, a amigos y a personas a las que añoré mucho en
estos meses de viaje y que ahora vuelvo a dejar atrás, por un periodo de
tiempo. También a quienes han aparecido nuevos en mi vida, con quienes se han
estrechado lazos y que por estas circunstancias, hay que decirles “hasta
pronto”. Por otro, a nivel profesional, la experiencia es un reto. Supone
trabajar con personas de multitud de países, razas, religiones, en un país
completamente diferente al mío, en algunos momentos sé que será estresante y
cargado de momentos duros, de añoranza, de ver y vivir situaciones impactantes.
Pero si lo miro con perspectiva, a nivel profesional adquiero más experiencia
como responsable de RRHH y mejoro de una manera casi definitiva mi inglés, lo
que puede seguir abriéndome puertas en el futuro. El enriquecimiento personal,
el bagaje emocional, el crecimiento interior, la apertura de mente siguen
ampliándose. Y eso sigue llenando mi mochila de un tesoro de un valor
incalculable.
Por supuesto, la labor de las ONG’s es valiosísima y es una
manera de aportar un grano de arena a mejorar este mundo en el que vivimos. Si
además, es trabajando como un profesional en el país al que me destinen, pues
la experiencia es aún más positiva y enriquecedora, en un entorno
multinacional, multirracial y de gran responsabilidad, viviendo en la capital
del país y moviéndome por las misiones que haya en dicho país, que puede ser
(si no me equivoco) uno de los siguientes: Uganda, Congo, Nigeria, Liberia,
Zimbabwe, Zambia, Etiopía, Sudán, Kenia o Somalia. Claro que tengo
preferencias, pero iré donde me destinen…
Para mí es un reto ser el máximo responsable de MSF en un
país africano, coordinando a cientos de personas entre personal local e
internacional con el único afán de prestar una ayuda humanitaria a personas en
una situación de necesidad máxima, por epidemias, conflictos armados,
refugiados, hambrunas, desastres naturales… Soy consciente de las exigencias
que ello supone, de la responsabilidad que asumo, de lo duro que puede llegar a
ser. Pero me siento fuerte, preparado, optimista, seguro. Me siento maduro. Y
no tengo miedo. Ni nervios. Ni inquietud. Es una sensación estimulante. Me
gusta. Es más: me encanta.
Todavía no sé destino. Ni fecha (máximo en 3-4 meses). Pero
ya empiezo a planificar las próximas semanas, que van a ser frenéticas para
cerrar y dejar solucionados varios temas aquí. Así que cuando no me ha dado aún
tiempo de saludar a todo el mundo aquí, comienzo ya las despedidas, una vez
más. Bueno, no es una despedida, sino un “hasta pronto”.
Y aquí quiero hacer mención a algunas personas que, pudiendo
influir en mi decisión, se mantuvieron al margen para no condicionarme en
ningún aspecto, pensando más en lo que yo quiero y necesito que en lo que esas
personas pueden querer o necesitar de mí. Y eso, creedme, me hace más fuerte
porque tener cerca a personas de esa altura y esa categoría, no es fácil. Es un
trabajo arduo el ir eliminando amistades interesadas o egoístas para dejar en
tu vida únicamente aquellas que quieren lo mejor para ti de una manera sincera,
te cuidan, te respetan, te quieren y te valoran. Me siento muy orgulloso de los amigos que
tengo, de las personas que forman mi día a día y eso (dejadme que me eche
flores) no es fruto de la casualidad ni de la suerte, sino de elecciones mías.
Por eso, desde aquí, quiero daros las gracias
a todas aquellas personas que me habéis animado a que emprendiera esta
aventura y que pudiera dar lo mejor de mí mismo. La causa, lo vale, sin duda.
Especialmente porque estoy convencido de que podemos crear un mundo mejor y
cuando tienes la oportunidad de aportar tu granito de arena, no puedes dejarlo
pasar.
En los últimos 18 meses, mi vida ha sido un cúmulo de
sensaciones, un tobogán de experiencias, con un accidente de tráfico
importante, un viaje iniciático a Tanzania, la pérdida de un trabajo, los
intensivos de inglés y la obtención del First, el viaje de 6 meses por Asia y,
ahora, un nuevo trabajo que me obliga a cambiar de país, de continente, de
idioma… Desde luego, no puedo decir que mi vida sea aburrida. Pero como siempre
digo: mi vida es mía, de nadie más. Yo decido qué, cuándo, cómo, dónde y por
qué. Luego, los imprevistos, el azar, las casualidades, el destino serán
gestionados a su debido tiempo, pero como hay cosas que escapan a mi control,
no puedo preocuparme por ellas. Me preocupo de todo lo que está a mi alcance y,
como ya he insistido unas dos mil setecientas cincuenta y ocho veces, me
responsabilizo de mi vida.
Y como el blog lo titulé (¡¡qué gran acierto!!): “¿Dónde
está Sergio?”, pues pienso que una aventura personal de este calibre es
merecedora de que lo reabra, y así poder explicaros dónde estoy, qué hago, qué
veo, qué siento, cuál es la realidad que no aparece en los medios de
comunicación, cuál es la labor de MSF y si con ello entre todos construimos un
mundo un poquito mejor, pues la guinda perfecta.
Probablemente marche en enero, pero no se descarta que me
vaya en 15 días, según la necesidad y urgencias que se presenten.
Te invito a mi siguiente aventura… aventura en África.
Karibu (“bienvenido” en swahili).