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diumenge, 7 de gener del 2018

Amanecer en Petra... Y sus trekkings...

Petra, 2 de Enero de 2018

Finalmente, viajé en avión de El Cairo a Amman. Se hizo largo porque fue tren nocturno de Luxor a El Cairo, taxi al aeropuerto, 10 horas de espera allí, avión a Amman y llegar a Madaba, donde dormí la primera noche en Jordania, el 31 de Diciembre.

Al día siguiente tenía la intención de irme hacia Petra... Y resulta que en el hotel rondaba un conductor (as usual) que me insistió hasta la extenuación para llevarme a Petra. Se hizo tan pesado que se lo dije, vaya: "oye, déjame ir a cenar tranquilo, que llevo 24 horas de viaje y luego hablamos". Resulta que también había dos chicas italianas que iban en la misma dirección, aunque ellas se quedaban en el PN de Dana y podríamos compartir gastos.

Así que el 1 de Enero me despertaba a las 8 para el viaje hacia Petra. Las italianas, chicas de unos 28-29 años, habían salido de fiesta a celebrar el fin de año así que la cosa se retrasó un poco, con alguna situación de tintes surrealistas a primera hora.

El viaje Madaba-Petra, que normalmente se hace en unas 3 horas, nos llevó más de 5. Las razones: lluvia y una niebla intensa con una visibilidad en la carretera de apenas 40 metros. Y un frío intenso que se clavaba en la piel... Gélido. Cuando bajamos a hacer fotos del Wadi Mujib (íbamos por la King's Highway) nos helábamos...

Cuando encontré alojamiento ya en Wadi Musa (el pueblo justo al lado del recinto arqueológico de Petra), necesitaba entrar en calor porque tenía el frío dentro de mí. Un exorcismo de frío necesitaba...

Así que a las 5:50 del día siguiente, despertaba para entrar temprano en Petra. De hecho, cuando entraba, los guardias que te revisan estaban en el coche aún y vinieron detrás mío diciéndome con una medio sonrisa: "es que has venido muy temprano". "Pero tío, si son las 6:15 y se supone que está abierto desde las 6!!!", pienso... Compro la entrada de dos días, porque quiero un día visitar bien y el otro hacer los caminos de trekking por los alrededores. 

Así entro por el Siq, el desfiladero que lleva hasta el Tesoro (Al-Khazneh), sobre las 6:25, con el sol elevándose en algún punto que no veo, pero se percibe la iluminación creciente. Y el silencio de estar prácticamente sólo, apenas una pareja antes, dos amigos por aquí y... Nadie más.

Los colores de las paredes del desfiladero, rojos, marrones, negros son impresionantes. Las formas recortadas y suavizadas de curvas mágicas... Caminas, observas, haces fotos, respiras... Y llegas a El Tesoro. Es precioso, muy bonito cómo está encajado en la montaña y la impresión de cuando sales del desfiladero a esa explanada y ves el edificio tallado en la misma roca. 
Ahora bien, y me podéis matar si queréis, tampoco me pareció algo alucinante. No diría decepción, pero un punto de desencanto, quizás. Supongo que el hecho de haberlo visto decenas de veces por la tele, revistas, etc. es como que ya sabes lo que vas a ver. Anyway, muy bonito. 

Y así seguí la visita parando mucho para leer la guía, hacer fotos, etc, pasando por la calle de las fachadas, el teatro romano, la calle de las columnas, el Gran Templo y la iglesia bizantina... Y al final, otro desfiladero se enfila hacia el Monasterio (Ad Deir). Según las indicaciones que puedes coger en la entrada, con mapa de la zona y rutas posibles, con su duración y el grado de dificultad, el recorrido desde la entrada hasta Qasr el Bint, que es el último punto antes de la subida al monasterio, son unas 3'5/4 horas, pero es de bajada, camino amplio y de unos 2 km, aproximadamente. Pues bien, yo a las 8:30 ya estaba allí (o sea, unas dos horas) y eso habiéndome parado mucho, tomado un capuccino delante de Al-Khazneh (El Tesoro), entrado al teatro y subido hasta su parte más alta por las gradas, ido a la iglesia bizantina... Y desde Qasr El Bint al Monasterio (Ad Deir) dice que es un recorrido duro de unas 2'5/3 horas. La realidad es que ese recorrido lo hice subiendo (es durillo, eso sí) escaleras durante una hora. De tal modo, a las 9:30 ya estaba en Ad Deir (El Monasterio) que viene a ser lo mismo que El Tesoro pero más grande, en la cima de la montaña, a espacio casi abierto.

Reposé un ratito, bebiendo agua, haciendo fotos, leyendo... Y entonces, pensé: "y ahora qué hago yo todo el día, si ya he visto lo más importante y son sólo las 10 de la mañana?". Así que me envalentoné, bajé en 20 minutos y decidí hacer los dos trekkings que tenía previstos.

El primero desde Qasr El Bint, tomas un camino desde detrás del Gran Templo, se llama High Place of Sacrificy Trail. Pasas por detrás de las montañas que haces la visita principal, con poca gente y paisajes espectaculares. Eso sí, me pareció la subida muy dura haciéndola desde este lado, comparado con la bajada desde el High Place of Sacrifice luego. En total, unas 2'5 horas bastante durillas y parando bastante a hacer fotos, entrar en tumbas secundarias, admirar los paisajes, hablar con gente con quien te cruzas. Las vistas, eso sí, espectaculares desde la cima.del High Place of Sacrifice.

Tras bajar por unas escaleras empinadas, sales junto al Teatro y si bajas un poco, llegas  al Al Khubtha Trail, desde donde visitas las Tumbas Reales y si rodeas la montaña, otras escaleras empinadas te llevan a la montaña del otro lado del desfiladero principal. Tras otros 45 minutos de subida (ya estaba bastante cansado), llegas a la cima y un poco más adelante tienes una perspectiva preciosa de El Tesoro (Al-Khazneh). Allí conocí a Gemma, una valenciana que no se lo monta nada mal para viajar... Bajamos juntos desde la cima de la montaña hablando de viajes en general. Ya en el camino principal, nos despedimos, pues ella aún tenía que visitar cosas y yo ya estaba en respiración asistida.

Os juro que los dos kilómetros desde ese punto hasta la salida se me hicieron eternos. Había estado 10 horas caminando, subiendo miles de escalones (no exagero, miles!!) y me adelantaba todo el mundo. En serio, como aquellas pesadillas que luchas con todas tus fuerzas por avanzar pero el viento te frena. O como si arrastrara dos toneladas de peso... Estaba exhausto!!

Tras llegar al hostel y ducharme, me fuí a cenar un delicioso mensaf, el plato típico jordano. Porque viajar también es conocer la gastronomía del país, verdad?. Que una pizza de vez en cuando está bien, pero si vas un país en un grupo, que no te relacionas con la gente local (buses, cruceros), sólo haces fotos en los sitios turísticos y te vas a comer pasta y pizza... Enhorabuena, te estás perdiendo la mitad del viaje que es tan o más interesante que los lugares turísticos y emblemáticos. Pero vamos, que lo disfrutes...

Próximas paradas: desierto de Wadi Rum y Amman.

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