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diumenge, 27 de febrer del 2011

El secreto...

Sucede, a veces, que tenemos la sensación de que los astros se alinearon en una conjunción planetaria inaudita, casual y extraordinaria, como confabulando a nuestro favor o contra nosotros y no sabemos bien a qué se deben ese cúmulo de circunstancias. Sucede, a menudo, que apelamos a algo que no depende de nosotros como culpable o causante de nuestros males. Y rara vez sucede que asumamos nuestra responsabilidad en lo que acontece en nuestra vida. En psicología se le llama “locus de control”. Pero no os quiero hablar de eso en esta entrada. Va a ser atípica, eso sí, donde me gustaría hablaros de mi viaje, de literatura, de psicología, de sueños…
“El secreto” es un libro que se convirtió en best-seller hará un par de años, aproximadamente. Un libro típico de esos que muchos denominan, despectivamente, “de autoayuda”. Me hace gracia cuando se etiqueta a algo o a alguien de una manera despectiva sin pararse a pensar o analizar cómo nos podrían etiquetar a nosotros, pero bueno. Sin ser un gran defensor de los libros de autoayuda, tampoco vamos a negar que algunos nos pueden aportar valiosas lecciones en nuestro día a día, claves, pistas, orientaciones… Así, a vuela pluma, recuerdo uno que os serviría a muchos y que la mayoría conoceréis: “¿Quién se ha llevado mi queso?”. Una interesante fábula que nos habla de cómo adaptarse a un mundo en constante cambio. Si no lo conocéis, estáis tardando. Otros como Bucay o Coelho, pues... no me entusiasman mucho. Sin embargo recuerdo uno que sí me gustó mucho "El caballero de la armadura oxidada". Y otro que leí hace muuuuuchos años, en un momento delicado, titulado: "No te ahogues en un vaso de agua". A menudo pienso en decenas de personas a mi alrededor a quien les iría genial este último libro que les sirva de flotador en su pequeño vaso de agua...


Como iba diciendo, “El secreto”, un best-seller de Rhonda Byrne, nos habla de (en términos así algo rimbombantes) cómo el universo conspira a nuestro favor para cumplir nuestros deseos. Sí, suena pretencioso, aunque acaba por ser otra denominación a lo que los psicólogos llamamos “profecía del autocumplimiento”. Si piensas que algo te saldrá mal, acabará saliéndote mal. Y si piensas que algo saldrá bien, acabará saliéndote bien. Ahora que recuerdo, mi profesor de judo, cuando tenía 7 añitos, ya nos decía algo parecido…
Yo, y no pretendo ser más listo que nadie ni nada por el estilo, ya conocía el efecto de este “secreto”, pues lo experimenté de manera muy fuerte en dos ocasiones: deseé tanto algo que acabé por obtenerlo. Quizás fue mi deseo, mi convencimiento, mi fe en que eso acabaría de esa manera lo que me ayudó a que “el universo conspirara a mi favor”. Allá por el 2.002 empecé a ubicar los muebles , la distribución del piso, etc. sobre un plano de un piso que aún no tenía y al que optaban más de 20.000 personas. Ese deseo extra, ese plus, seguro que ayudó. Otra vez fue con mi último trabajo: quería exactamente ese trabajo (aunque luego salió rana por motivos que no vienen al caso). Algunas personas cercanas me dicen a menudo “qué suerte tienes”. Dejadme que os diga que no creo en la suerte. Existe el azar, claro, pero la suerte, per se, es una invención de quienes pretenden autoexculparse de las cosas que les suceden, sea porque “he tenido suerte” (en términos positivos) o “he tenido mala suerte” (en términos negativos)… total, para no asumir su parte de responsabilidad en muchas cosas. Sí, claro, existen variables que no controlamos, pero la suerte se busca, se persigue. Como dijo aquel genio: “la inspiración existe, pero siempre trato de que me pille trabajando”.
Y vosotros os preguntaréis: “¿Y a mí este tío para qué narices me explica todo esto?”. Bien, te respondo, querido lector:  pienso que de una manera inconsciente, he ido preparando el camino para llegar al punto en el que estoy ahora, días antes de partir de viaje por unos meses.
Como os comentaba en una entrada anterior, la idea me rondaba desde hace años por la cabeza. El mundo me parecía tan amplio, tan fascinante, tan atrayente, que algún día quería hacer algo así. El otro día Miquel me recordó una anécdota casi premonitoria. Debía ser junio del 2.010, quizás. Le envié un sms diciéndole que pensaba que me iban a despedir y que, si eso pasaba, con el dinero del finiquito me iba a dar la vuelta al mundo.  No se alejará mucho la realidad de aquel deseo de entonces…
Es como si los astros interplanetarios conspiraran a mi favor… tiempo disponible, sin gastos ni deudas, sin lazos sentimentales con nadie, con el dinero suficiente (que no se necesita mucho, os lo puedo asegurar), unas ganas tremendas y hasta un casualidad imprevista (¿verdad,  Irene?) que también ayuda… y mucho!!!. Al final, será verdad eso de que el universo conspira a tu favor cuando tú quieres algo con todas tus fuerzas. Llegado a este punto, con todas las circunstancias de cara, no podía mirar hacia otro lado (que me perdonen los ciegos), hacerme el sueco (que me perdonen los suecos), no coger el toro por los cuernos (que me perdonen los antitaurinos) o no tener el valor suficiente (que me perdonen los cobardes). Estaba ahí, delante de mí y yo sólo debía seguir el camino natural… preparar la mochila, subirme al avión y recorrer mundo.
La idea inicial son seis meses, pero no descarto alargarlo algún mes más. Quizás añadir Myanmar. O Nepal. O China con Tíbet. Incluso parar por Turquía a la vuelta. O ver una parte de India que me falta. Ya veremos. Sé a dónde llegaré (Tokio), el recorrido aproximado, que a finales de Julio tengo que estar en Hanoi porque llegan Valdi, José y Miquel para ver Vietnam… pero falta taaaaaaanto para eso. Pueden pasar taaaaaaantas cosas… Es la vida, no?. De eso se trata, de vivir sin miedo y transitar por el camino que nosotros elijamos con el convencimiento de que todo va a salir bien y que, principalmente, depende de nosotros.
Este es mi momento. Es el momento que tanto deseaba. Quizás no vuelva a tener otra oportunidad parecida. Quizás deba aprovecharla al máximo...
El tiempo, tan sabio como implacable, pondrá las cosas en su sitio. Así sea.

dimarts, 8 de febrer del 2011

De 13,7 a 12,1...

Hay una diferencia, como todos los lectores inteligentes de este blog habrán podido calcular, de 1,6… pero de qué unidad de medida hablamos?. Fácil: kilos!!. Y Kilos… pero qué pasa de 13,7 a 12,1 kg.??. Pues fácil también: mi mochila. Es más fácil rebajar kilos de una mochila que de según qué anatomías, verdad?. Lo que a mí me ha costado apenas 15 minutos, hay quienes se tiran semanas a base de lechuga y agua para bajar ese kilito y medio, jejeje… A lo que iba: anoche me entretuve en hacer un simulacro de preparación de la mochila para calcular espacios, peso, etc. y la inicial pesó 13,7 Kg. Aunque el peso era menor que la que me llevé el verano pasado para Tanzania (14,5 kg. Si no recuerdo mal), para tantos meses me parece demasiado peso (hablamos únicamente de la mochila grande; la “pequeña” donde meteré cámara de fotos, netbook, etc. va a parte).
Así que la deshice y empecé a mirar de qué podía prescindir. Es un ejercicio sano e interesante, que te ayuda a tomar perspectiva y ver lo que realmente vas a necesitar, si algo que vas a utilizar una vez en varios meses merece la pena cargarlo, etc.
¿Qué puedo quitar?. Hummmm… una camisa de manga larga, fuera. Me llevo una y dejo la otra. Hummm… qué más?. Sí, en vez de llevarme dos botes de jabón, me llevo uno y ya compraré. Igual para los botes de líquido desinfectante. Con dos, basta. ¿Qué más quito?. Pues unos calzoncillos, fuera. Con 4 voy sobrado. Ya, ya… algún gracioso pensará “qué tío más guarro”. Os aseguro que si en 6 meses mi mayor preocupación es si llevo un calzoncillo de más o de menos… lo firmo ahora mismo!!!. Se acepta el argumento?. Lo mismo que para calcetines. Con 4 pares, basta. Y saco de dormir, fuera.  Me llevo el saco sábana y listo. Cajas de tiritas, pastillas, etc… fuera!!. Me llevo la tableta de pastillas y punto. Así con algún que otro objeto más y… kilito 600 gramos menos. Pero aún debo bajar algo más. Mi objetivo sería llevar una mochila por debajo de 11’5 kg., que sea manejable, no me deje la espalda en el intento y no me falte de nada.
Aunque siempre puedo recurrir a un buen masaje tailandés, ¿no?.
Me quedan 35 días para irme de viaje. Está prácticamente todo ya listo. Aún tengo que tramitar el carnet de conducir internacional. Y hacerme el DNI-electrónico. Y conseguir el Japan Rail Pass. Conseguir algún que otro medicamento que no tengo. Algunas fotos carnet para tramitar algún visado.
Se acerca el día. Y empieza a recorrerme un gusanillo interno que no deja de corretear. No creo que sean nervios. Soy muy tranquilo y estoy muy seguro. Supongo que será la sensación esa de que no es cierto hasta que no me levante ese 16 de marzo, el día en el que empezaré a mudar del actual Sergio, al futuro Sergio. Es una fecha curiosa, en medio de muchas efemérides y fechas importantes. Unos días antes, mi sobrina cumplirá 2 añitos… El otro día se me iluminó la cara cuando me llamó “tito”, jeje. Soy un ñoño en el fondo. Estar lejos de ella estos meses es lo que más me va a costar. La voy a echar tanto de menos… aix…. El 12 de marzo hago el examen del First. No está mal, lo apruebe (que lo aprobaré) o no. Retomé el inglés hace año y medio después de 13 años sin tocarlo, desde el instituto, así que valoro mucho mi progresión en apenas 18 meses. Y  5 días después de mi partida, “cumpliré” un añito. Aquel 21 de marzo del 2.010 volví a nacer en Sta. Coloma. Igual aquella experiencia explica en gran parte el por qué de esta aventura. Darte cuenta de que lo puedes perder todo en un segundo y dejar por cumplir tantos y tantos sueños… 
A menudo vivimos soñando y nos recreamos en esos sueños, en esas ideas, en nuestra imaginación, conformándonos con idearlos pero sin intención de materializarlos. Hay quienes no tienen atrevimiento, quienes no tienen recursos o, simplemente, prefieren vivir en la comodidad que les proporciona lo conocido, en la seguridad de su hábitat. Imaginar, todos imaginamos. Soñar, todos soñamos. Pero, ¿y vivir?. ¿Quiénes viven?. Para mí vivir es hacer lo que quiero, lo que me hace feliz. Buscar, perseguir, luchar por lo que quiero. Y para ello es necesario asumir ciertos riesgos, afrontar retos, ser valiente. Si tienes un sueño, persíguelo. Si quieres a alguien, házselo saber. Si anhelas algo, lucha por ello.
La diferencia entre los que sueñan sin querer ir más allá y los que sueñan para cumplir algún día esos sueños es, básicamente, una: atrevimiento. Valor. Arrojo. Decisión. Llamadlo como queráis, pero es acción.
Así que, con vuestro permiso, cumpliré mi siguiente sueño. Que os aproveche.
PD:  gracias a todos los que me felicitasteis por el cumpleaños!!.
PD2: si queréis dejar algún comentario en el blog, podéis hacerlo justo aquí debajo, pulsando en “comentarios” (era fácil deducirlo, pero bueno, una ayuda nunca viene mal).

divendres, 4 de febrer del 2011

Los preparativos.

Pongamos sobre la mesa dos momentos temporales radicalmente diferentes y muy diferenciados: el pre y el post. Sí, ya, esto se puede aplicar a miles de situaciones cotidianas, pero creo que aquí cobra un sentido especialmente importante.
El "pre", sería la etapa de maduración: la idea ronda por tu mente, te imaginas aquí, allí, haciendo esto, lo otro... yo me refiero a ella como la etapa mental, de imaginación total. Sueños, vamos. En ella eres libre para pensar lo que quieras, hacer lo que quieras... Y eso está genial, sin duda. También nos imaginamos que ligaremos con Elsa Pataky y luego pues... la realidad suele ser otra, pero eso sí, la libertad que no te la quite nadie. Así que uno se mece plácidamente por los vericuetos inhóspitos e inexplorados de su mente, dejándose llevar, cual barco a la deriva. La brisa te acaricia el rostro y tú eres feliz pensando... Eso es, sólo "piensas".

Pero ayyyyyyyyy... llega un punto en el que te ves obligado a pasar del pensamiento a la acción. Sí, ese, ese que estáis pensando. Estás tú sólo, delante de la pantalla del ordenador, mirando vuelos, escogiendo fechas, mirando precios... y aparece ahí. Te llama. Te guiña un ojo. Te invita a pasar. Te abre una puerta que tu mente imaginaba, que tu corazón anhelaba, que tú ansiabas. Y haces "click"... compras un billete de avión, el primero y... ya estás!!!. La sensación que tuve el día que compré el BCN-Tokio fue como si me lanzara en parapente, saltando desde un precipicio (no lo he hecho nunca, pero debe ser algo parecido a... corres, corres, corres y... zas!!! de pronto no hay nada bajo tus pies, te lanzas al vacío y te entra un vértigo que acojona un poco, no lo negaré). Así que llega el momento de empezar a pensar... en cómo aterrizar!!!.
Y ahí pasaríamos al "post" que sería ya la etapa digamos más pragmática, más concienzuda, más analítica...

No sabes cuántas cosas hay que dejar listas hasta que realmente haces click y compras el primer vuelo. Hay quien no prepara nada del viaje. A mí me gusta tener una idea de lo que quiero ver, más o menos el recorrido y el tiempo, pero la improvisación y los cambios estarán a la orden del día. Así que en cuanto al viaje en sí, hay que mirar si necesitas visados previos en los países a visitar o no. En principio, lo que he mirado, no necesito tramitar nada aquí (voy a Japón, Indonesia, Malasia, Thailandia, Laos, Vietnam y Camboya... quizás alguno más después, ya veremos).

Mírate un seguro de viaje que no te cueste un ojo de la cara. Por suerte, he encontrado uno que está genial de precio y parece bastante completo con Viajes Eroski.
Estudia qué equipaje tienes y qué te falta. Sí, sí, tonterías del estilo crema de afeitar tamaño de viaje, calzado, toallas, botiquín, antifaz, netbook, tarjetas de memoria para la cámara, ropa, candado, cinta americana, navaja multiusos, adaptadores para los enchufes, pastillas purificadoras de agua, etc. Ya puedes ir a comprar lo que te falte.
Una tarjeta de crédito más por si acaso. Y fotografías carnet que puedes necesitar para alguna frontera. Y el carnet de conducir internacional.
Mírate las divisas de cada país, a cómo va el cambio y hazte un presupuesto, que no está de más.
Como empiezo por Japón, tendré que comprar el pase del Shinkanshen para moverme por el país. Y cambia la tarifa de tu compañía de teléfomo móvil, que no te servirá en el extranjero. Y date de baja en según qué servicios (el gimnasio, por ejemplo).

Visita alguna web de vez en cuando para informarte de qué sitios se recomiendan, lugares de buceo, precios... En fin, que preparar un viaje así es toda una aventura ya de por sí.

Sarna con gusto, no pica.

"¿Pero te vas tú sólo?".

Es la pregunta del millón. Bueno, la pregunta que ya me han hecho un millón de veces. Casi tantas como el día que cumples 33 años te dicen aquello tan original de "la edad de cristo", como si éste hubiera sido el único que pasó por esa edad. A lo que iba, que desde que me planteé esto de marcharme un tiempo de viaje, todo aquel ser inteligente que se cruzaba en mi camino, como si fuera una marioneta de Mari Carmen y sus muñecos, repetía la manida pregunta: "¿Pero te vas tú sólo?". Las reacciones al responder afirmativamente son diversas: se abre la boca, se levantan las cejas, se mueve la cabeza, se sonríe, se rasca uno la cabeza... hay de todo en la viña del señor.

"Sí, me voy sólo... bueno, comienzo el viaje sólo, pero conoceré a mucha gente por el camino, sin duda".
Seguramente mi corta experiencia de dos semanas en México en solitario refuerzan esa idea y la capacidad de salir adelante. Entonces conocí a gente maravillosa con la que mantengo una muy buena relación. Gustavo y Cecilia de Argentina. Ya me visitaron ellos en BCN y yo... os debo una chicos!. Giovanni, que ahora vive en BCN con Valentina. Ese rissotto!!!. Por supuesto, Eva de Madrid, catalana de adopción (jajajaja). Y Rafa en México. Y Alessandra en Italia. Y Eva y Cristina en el avión de vuelta. Y tantas otras personas a las que conocí por, precisamente, viajar sin nadie más. Así que si la experiencia fue positiva entonces, no veo por qué no debe ser positiva ahora.

Uno se enfrenta a muchos interrogantes antes de iniciar una aventura así. Preguntas del tipo...
- ¿Por dónde empiezo?.
- ¿Hacia dónde voy?.
- ¿Seré capaz?.
- ¿Cómo me sentiré tanto tiempo lejos de casa y de mi gente?.
- ¿Me adaptaré?.
- ¿Qué tengo que llevarme para tanto tiempo?.
- ¿Y los visados?. ¿Y las vacunas?. ¿Y si me roban?. ¿Y si pasa algo?.

Bueno, al final te das cuenta de que la mayoría son preguntas-trampa; son preguntas que te hacen dudar, que te pueden paralizar, que te pueden hacer desistir. Muchísimas personas te animan a irte y recorrer mundo. Y es curioso que te anime quien no se atrevería a hacerlo. Es aquello de "tú ponte delante del toro, que yo ya te veo desde aquí". 

"¡Qué valor!", exclaman. "Debes tener mucho dinero ahorrado". No sé, pienso que no es cuestión de valor o cobardía, no es cuestión de poder o no poder económicamente... El punto clave, sin duda, es QUERER. Querer es poder, que dicen. El límite nos lo ponemos nosotros y podemos conseguir prácticamente todo lo que nos propongamos. Si dejamos que el miedo nos paralice, nunca perseguiremos nuestros sueños. Si pensamos que nos saldrá mal, efectivamente, nos saldrá mal (la profecía del autocumplimiento!!). Si pensamos que no podremos, claro, no podremos. De hecho, ni lo intentaremos. Así que uno que dejó ya los miedos a vivir detrás suyo hace mucho tiempo, se decide a llenar la mochila de ilusión, energías, pasión, curiosidad y optimismo para afrontar uno de los mayores retos de su vida.
Si me quieres acompañar en este viaje, eres bienvenido/a.

Suerte!!.

Madurando una idea.

Vaya, pues sí, finalmente me he animado a crear un blog donde explicar y expresar todo lo relacionado con esta gran aventura.
Pero vayamos por partes, que no podemos llegar al final sin conocer el principio. O sí, pero nos perderíamos la mayor parte del camino que nos ayude a entender el "¿por qué?".

Desde hace años, allá por el 2.005 (tarde para mi gusto, pero bueno, cuando se pudo), le pillé el gustillo a esto de viajar por libre. En aquel entonces, un mes viajando por Europa con Natxo y Tamar. Media Europa en coche. 8.000 km. en un mes. Luego vinieron las cinco semanas en México y Guatemala, dos de ellas sólo, allá por el 2.007. En el 2.009, India en verano y Estambul en diciembre marcaron definitivamente la manera de entender un viaje, alejado de lujos innecesarios, incomodidades a menudo pero ilusión a raudales. Y en el 2.010 el momento culminante con el viaje a Tanzania y Zanzíbar, siempre con la mochila a cuestas, siempre sobre la marcha, siempre con la improvisación de compañera.

En cada uno de estos viajes me topé con personas que viajaban solas durante un largo periodo de tiempo. Y siempre me paraba a pensar: "cuánto me gustaría hacerlo a mí...". Pensaba en que en unos días yo volvería al trabajo y esa persona seguiría descubriendo mundo, abriendo su mente, madurando, adquiriendo habilidades... Y me moría de la envidia, debo reconocerlo.
Así fue como en cada viaje comentaba a mis amigos de trayecto que un día yo haría eso.

El Destino, a veces, es caprichoso. Las circunstancias de los últimos meses han creado una situación que quizás sea irrepetible en mi vida. Digo quizás, porque nunca se sabe. Y, una vez más, el Desino parece buscarme, sale a mi encuentro, me mira a los ojos, me seduce y me susurra al oído: "ahí la tienes, es tu oportunidad".

Resumiendo mucho, este ha sido el camino recorrido hasta el punto actual: me voy de viaje a Asia unos meses. ¿Cuántos?. Hummm... ahora mismo no estoy capacitado para responder a esa pregunta. Durante el camino encontraré la respuesta. La buscaré. O, simplemente, saldrá a mi paso.